Capítulo 11: "Te he mentido Cassi, ni siquiera yo podría creerme...".

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Mi mundo se detuvo en el instante que lo oí decir eso. No podía ser cierto, tendría que estar soñando.

Sus manos se dirigieron hasta mis mejillas y acercó su rostro al mío. Yo no podía alejarme, estaría demasiado loca si lo hiciera y lo peor era que yo misma estaba consciente de eso.

—Hagamos un tratosusurró a milímetros de mi rostro.

Cerré los ojos en cuanto bajó una de sus manos hasta mi cintura manteniendo la otra en mi mejilla izquierda dando leves y repetidas caricias. Me volvería loca en cualquier segundo.

—Lo que te diga o hagamos ahora...lo olvidaremos en cuanto salgamos de ésta habitación, ¿okay? —preguntó con voz suave en mi oído.

Aunque esto estuviera tan jodidamente mal, quería hacerlo, algo en mi interior me decía que tenía que descubrir qué pasaría. Ojalá pudiera si quiera imaginarme olvidar esto pero sería imposible, me está pidiendo algo que sabe que no cumpliré, no olvidaré nada de esto.

—Dime algo, por favorpidió y abrí los ojos encontrándome con los suyos.

Estaba tan cerca que su respiración y la mía chocaban mezclándose en el aire.

¿Lo haría?, ¿me dejaría llevar?, estaría muy mal si lo hiciera, pero igual estaría mal si no...

—Niall... —musité su nombre con timidez.

Y no me lo esperaba, bueno, quizá sí pero no ahora...no cuando estaba a punto de alejarme.

Sus labios se engancharon a los míos y ya no había vuelta atrás, yo era demasiado débil como para terminar con el beso, solo lo seguí.

Sus labios tenían ese mismo delicioso sabor que tanto me gustaba. Me besaba de una forma tan rítmica y tierna que quisiera parar este momento justo ahora y quedarnos así hasta que saciara mi sed de él.
Sus manos de nuevo estaban en mis mejillas profundizando el beso.

Mi cuerpo reaccionó y pasé mis brazos por encima de sus hombros rodeando su nuca. Dios...iba a derretirme ahora mismo, si que lo había extrañado una maldita eternidad.

Como tenía que pasar, la ausencia de oxígeno entre ambos hizo presencia y el beso paró. No fue necesario alejarnos, ambos estábamos cómodos en esa posición. Tan cerca uno del otro...como antes.

No sabes cuantas veces había deseado que este momento ocurriera, no podía más sin ti habló jadeante, aún estaba estabilizando su respiración.

Sonreí con timidez y miré sus ojos. Sus preciosos ojos azul, los únicos ojos de los que siempre estuve perdida y locamente enamorada.

Quisiera decirte tantas cosas, pero la noche sería demasiado corta para hablar... susurró y sentí mi sangre caliente. Prefiero demostrártelo, con besos y caricias.

Y volvió a hacerlo porque yo era demasiado cobarde como para intentarlo.

Esta vez sus labios actuaban diferentes sobre los míos. Llenos de deseo, quizá tanto como los míos porque le correspondía de la mejor forma que podía. Estaba perdiendo mi autocontrol y sería su culpa, pero también la mía.

Del final al principio. «N.H.» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora