habitacion 323

215 15 0
                                    

Por cierto, ¿podría decirme si hay un motel o algún sitio para dormir cerca de aquí? Si, un motel a 45 o 50 Km. ¡De aquí, dirección Burgos! ¡Tome, quédese con el cambio!

A esas horas de la noche, con la tormenta que estaba cayendo, lo mejor era parar y descansar en el motel que el dependiente de la gasolinera le había indicado

¡Pero!

Apenas recorridos 4 o 5 Km.

¿No me había dicho 45 o 50 Km.? ¡Bueno, que mas da!

Jesús había llegado a un antiguo motel de carretera, el "San Nicolás", el edificio tenía tres plantas, sobre la entrada un parpadeante letrero luminoso con el nombre del motel y una flecha que indicaba la puerta de entrada.

Hola buenas noches, ¡quería una habitación por favor!

El recepcionista, con gesto serio, se dio la vuelta y de un viejo cajón recogió una llave, la llave de la "habitación 323".

Muy bien, ¿por donde?

Aquel hombre simplemente señaló con el dedo a las escaleras y sin mediar palabra se dio la vuelta y desapareció por donde había venido.

¡Que simpático el tío, aunque bueno! El lugar no invita muchas alegrías.

Su habitación estaba al final de un largo pasillo, Jesús entro en la habitación y dejo la bolsa de viaje sobre la cama. Después de echar un vistazo al baño y volver a la habitación, su bolsa... estaba en el suelo, la puerta de la habitación estaba abierta. Jesús se asomó al pasillo, al final del mismo.

¡Eh, chaval! ¿Deja ya la pelotita no?

Pudo ver a un niño de unos 6 o 7 años que de espaldas a el tiraba repetidamente una pequeña pelota contra la pared.

¿No me oyes? ¡Chaval!

El pequeño no respondía. La luz del pasillo, al igual que la de todo el edificio, se apago. La pelota dejo de sonar, Jesús volvió a la habitación, casi a tientas e iluminado por la poca luz que se colaba por la ventana encontró su mechero.

Y al ir a encender una vela que había en el aparador de la entrada, uno de los chispazos del mechero en apenas medio segundo ilumino algo sobrecogedor, la cabeza de un pálido niño que asomaba al otro lado de la cama.

Jesús quedo paralizado presa de los temblores y escalofríos que aquella imagen había provocado en todo su cuerpo.

La vela que antes Jesús no había podido encender, prendió sola. El niño se incorporó muy lentamente, era el pequeño que había visto jugar con la pelota en el pasillo, aterrado pudo ver que aquella figura no tenia manos, que las cuencas de sus ojos estaban vacías.

La espeluznante aparición avanzó muy despacio hacia Jesús, atravesando la cama como si allí no hubiera nada. Sin perder de vista la fantasmagórica criatura, Jesús caminaba hacia atrás, casi a tientas agarró las llaves de su coche y decidió salir de allí a toda prisa.

¡Ahora que pasa!

La Puerta no se abría y el niño avanzaba y avanzaba hacia el.

¡ABRETE!

De una patada tiró la puerta abajo, a oscuras atravesó el largo pasillo como pudo hasta llegar a las escaleras, bajaba los escalones de tres en tres y al llegar a la planta baja...

Detrás del mostrador estaba el recepcionista mirándole fijamente, horrorizado pudo ver que aquel hombre no tenía piernas, su tronco flotaba en el aire. Jesús, casi en estado de shock, salio del motel; se montó en el coche y desapareció de allí a toda velocidad...

En Noviembre de 1976 José Manuel Sánchez, recepcionista del motel San Nicolás, se quitoó la vida de un disparo en la cabeza después de protagonizar un macabro y fatal suceso que hizo que apenas un mes después el motel cerrara sus puertas para siempre.

Pasada la media noche José Manuel, completamente embriagado, descargó toda su ira sobre Daniel Martín, un inocente niño de 7 años, al que estranguló con sus propias manos.

Daniel solo jugaba con una pelota en el pasillo de la tercera planta mientras esperaba a sus padres, los tres se hospedaban en "La habitación 323"..

Acá esta otro creepy espero que les guste like y comenten.

CreepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora