...y corrieron.
Enjambres de Iracundos arrasaban con todo a su paso, aun más furiosos, aun más sedientos de sangre. La gente, débil, algunos enfermos de consumir alimentos rancios, eran incapaces de defenderse de alguna manera. Cid se escabullía entre la multitud, sin soltar a su mujer embarazada ni tampoco sacarle un ojo de encima a Michelle, quien venia apenas con su hombro. Tampoco se animaba a disparar; no sabia si mataría a un Iracundo o a alguna persona normal. Aunque en ese momento, todos eran bestias salvajes tratando de sobrevivir.
La Iglesia ya empezaba a derrumbarse, los escombros caían como copos de nieve, aplastando a los desprevenidos, provocando fracturas y dejando a merced de los Iracundos a aquellos desafortunados. Cid no sabía si tenia suerte o su habilidad era innata. Aunque no le duró mucho, cuando vio que una Bestia tomaba a Susana y la jalaba hacia un grupo de demonios hambrientos.
- ¡¡Susana, Carajo!!
Cid apuntaba sin éxito, entre que corría para no perder a Susana de vista y todo el ajetreo. Guardó el arma y se lanzo hacia el iracundo, golpeándolo severamente en plena sien. La bestia aturdida soltó a Susana y gruñó mirando hacia el muchacho que lo acababa de golpear.
- ¡Ven acá maldito! ¡¡A ver que es lo que tienes!!
El alardeo le duró poco, cuando se vio abalanzado por el Humanoide demoniaco, aturdiéndolo a él ahora. Dio un cabezazo, luchando hasta las últimas, y un puñetazo que le arrancó la mitad de la nariz. Noqueó a uno, pero se le lanzo otro. Luchaba desesperado, escuchando los gritos de Susana, pero ya era demasiado para el, agotado y aturdido.
Pensó que era el fin, vislumbrando el Cielo Rojísimo, aun más tenebroso y menos esperanzador que hace una hora atrás. Y Una explosión en la cabeza de la bestia lo ayudo a seguir.
- Gracias al cielo dejaste esta preciosura en casa...
Michelle apuntó a dos más y disparo, eliminándolos en el acto.
Cid se levanto con la ayuda de Susana y se reincorporo, mirando de reojo a Michelle y a la obra de arte que había provocado en la Broken Butterfly.
- Si salimos de esto, deberás dármela cargadita, ¿eh?
La Iglesia ardía y de caía a pedazos en un hermoso espectáculo sulfúrico, lleno de anaranjado mortal y Rojo de pasión podrida. El grupito sobreviviente lamentaba la perdida de algunos, pero debía seguir corriendo, la mitad había muerto o agonizaba, y eso que recién habían salido del lugar aquel. Cid tomó a Susana nuevamente y miro a Michelle, haciendo un gesto de seguir adelante.
El Cielo se quejaba y dejaba caer algunas plumas. Mientras corrían, podían ver cuerpos caer del cielo, algunos llorando y lamentándose, culpando al señor de la desgracia de la tierra.
- No... Dios no nos ha abandonado... – Se quejaba Susana.
- No es momento para hablar de estas cosas, chica embarazada – Respondió Michelle.
- ¡Pero como no lo ven! Mi bebe aun esta aquí, vivo... lo siento moverse, y lo cuido, gracias a Dios y a lo que Cid hace por mi.
Cid solo miraba a su esposa acariciar su panza como una madre lo haría.
Pero la escena tierna se vio interrumpida por un grito de Michelle. Cid volteo rápido como un rayo, sacando su arpa y apuntando firme.
- ¡Viejo imbécil, que me asustas!
Era el Viejo que los había llevado a la iglesia. Aun seguía vivo.
- Así que la carrera no te mato, ¿eh?
No hablaba, agitado, cansadísimo. Apunto rápidamente a un callejón limpio y se dirigieron al lugar aquel.
Llegando y sentándose, con armas en mano, el viejo abrió un libro de entre sus manos y comenzó a leer.

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Creepypastas
РазноеBien espero que estés interesad@ en leerlo , claro con el titulo lo dice todo ... Espero que te guste las historias que e escogido para que los leas y experimentes más terror de lo que tienes ahora mismo ...