Una sola bala

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Siguen escuchándose los aullidos y gemidos, los he oído toda la noche, se que no nos han encontrado y solo me queda una bala en el viejo revolver. Crei que la bodega del centro comercial seria un lugar seguro... me equivoque.

Desde hace dos semanas no hemos visto a ninguna persona... ninguna normal. Tengo miedo, miedo a que seamos los últimos.

Ana esta dormida, yo hago guardia, me relaja un poco verla dormir; tan hermosa, tan tranquila.
Hace un mes podía dormir tan plácidamente como ella, particularmente después de hacerlo con ella.
No se que hubiera hecho si el día que comenzó toda esta maldición no la hubiera encontrado.

Gracias a ella sigo con vida, no me he dejado de abatir por la perdida de amigos y familiares por que lo mas importante- ella- esta a mi lado. Es una chica ruda, me ha salvado de ser mordido varias veces.

Se escuchan ya los golpes en la puerta de la bodega, están aquí, no tardaran en entrar, Ana se agita en sueños, le acaricio el cabello para relajarla, le susurro al oído que todo esta bien, que siga durmiendo.

De verdad crei que seria un lugar seguro, en la mañana salimos del sótano donde nos refugiabamos, Ana no quiera salir, pero teníamos que hacerlo, ya no obteniamos alimento y estábamos muriendo de hambre, yo propuse venir a la bodega, yo la arrastre a este infierno. "Cuanto lo lamento Ana, en serio perdóname". Trabaje unos años en el centro comercial, sabia como entrar y salir, pensé que seria seguro para ella.

La barra que puse para atrancar la puerta esta cediendo, ya veo las putrefactas manos de esas cosas intentando alcanzarnos, para desgarrar nuestra carne con sus asquerosos y podridos dientes. Aprieto el revolver fuerte entre mis manos, y solo tengo una bala, tal vez le de al primero, en cuanto tumben la puerta, un disparo directo a la cabeza, pero... ¿Y los demás?

¡Demonios solo una puta bala!

Miro a Ana tan tranquila, tan hermosa, la puerta cede aun mas, el fétido olor de los no-muertos impregna toda la bodega. La observo una vez mas, tan tranquila mientras duerme... jalo el gatillo

Las bestias entran, ya no importa, Ana sigue dormida, no sentirá mas dolor, malditos perros...

¡Vengan por mi!

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