9.-Una dolorosa y difícil confesión.

572 46 13
                                    

Por suerte o por que tal vez el destino se puso de su parte, Camus y Milo lograron la adopción de Hyoga e Isaac luego de un minucioso trámite y visitas de la trabajadora social a la casa comprobando que la pareja tenía todo lo necesario para mantener y darles lo necesario a los pequeños al igual que amor, gracias a Sage quién expuso los argumentos válidos para que la pareja sea quién tenga la custodia de los mellizos. Como buen amigo, Saga los acompañó, para ese tiempo logró que Mu aceptara ser su novio mientras que Shura batallaba para captar la atención de Aioros que seguía sin entender las intenciones del secretario de Sage.

Todo estaba listo para que los pequeños se mudaran a su nuevo hogar, pero antes, Camus debía resolver el asunto de su paternidad....

Sala de los Tavalas.

—creí que era una fiesta—refunfuñaba el padre de Milo.

—tú siempre pensando en fiestas, Alejandro—lo reprendió su mujer.

Albert que estaba cerca suyo, negó con la cabeza, si su cuñado supiera lo que vendría.

Una media después llegó Dégel más serio que de costumbre, desde hacia un buen tiempo la casa de Milo era el centro donde se llevaba a cabo todas las reuniones o algo que surgía de último momento.

—¿ Están todos aquí?—preguntó Camus apareciendo en la sala.

—sí, querido—respondió Kaileena por todos.

Los mellizos no se hallaban en casa, estaban en la escuela.

Era el momento, la hora cero, el momento crucial para Dégel....

Albert y Milo intercambiaron miradas, que no pasó desapercibida para Kaileena que sospechó que sería algo muy delicado.

Dégel se puso de pie, Camus supo que una vez que su padre biológico comenzara a explicar el meollo del asunto, no habría vuelta atrás....

Su corazón palpitaba más de lo normal, no era taquicardia, era el hecho de que al fin esa farsa que mantuvo por años y en la que involucró a su hermano terminaría ese día.

—la razón por la que estan aquí es....—miró a Albert que asintió con la cabeza—es que hay algo que deben saber sobre Camus.

Todas las miradas se volcaron hacia el mencionado que deseó hacerse chiquito pues estas eran intensas y curiosas.

—¿qué está pasando aquí?—la madre de Milo afiló su mirada que representó un puñal para Dégel—¿qué ocultas Dégel?

—hermana—Albert intervino—por favor no juzgues a Dégel, lo que va a decirles es sumamente delicado y difícil para él.

Exhaló sacando el aire que le oprimía, llamó a todo su autocontrol mientras a su garganta afloraban todas las palabras.

—soy el padre de Camus.

Un terrible y lúgrube silencio cayó como manto pesado sobre los oyentes con excepción de Milo y Albert, Camus sentía que a pesar de haberla oído el día de su boda, dolía más que un dolor de cabeza.

Sorpresa.

Confusión y en cierta parte un poco de rabia por parte de Kaileena que no podía creer lo que estaba oyendo ¿ cómo pudo estar todo ese tiempo como si nada?

—¿es cierto eso Camus?—rompió el silencio Alejandro mirando a Dégel con una mezcla de horror y reprobación—Dégel es tu padre.

—lo es....—quería gritar, sacar la espantosa opresión de su pecho—me dejó con mi.. tío cuando yo tenía siete meses....

Engaño y salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora