10.- Un rubio apasionamiento para Aioria.

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10.- Un rubio apasionamiento para Aioria.

Fue un pequeño e inesperado tropezón, que para Aioria derivó en mucho más...

Boquiabierto no se dio cuenta que su pequeño gato Marius, salió como todo buen gato, a pasear sus patitas por la calle, media hora después andaba buscándolo con los ojos llorosos de esquina a esquina.

—¡ Marius!

El lindo felino era tan escurridizo que Aioria podía pasar días enteros buscándolo hasta que por andar sin rumbo fijo, sin querer se tropezó con alguien derribándolo al suelo.

—disculpe-ayudó a levantarlo—¿ Se encuentra bien?

Enmudeció al ver que lo miraban unos ojos azules cielo que adornaban un bellísimo rostro enmarcado por hebras doradas lacias, quedó absorto que ni siquiera notó que alguien más venía corriendo.

—Shaka ¿ Estas bien?

Salió de su ensoñacion al oír que era Camus, el esposo de su entrañable amigo Milo.

—Camus... ¿ Qué haces aquí?

—Shaka es psicólogo, Aioria me ayudará con Hyoga e Isaac para que se adapten a la escuela.

—ah.

Shaka se sacudió la ropa mientras Aioria sonreia apenado, internamente el rubio trataba de no sonrojarse por la intensa mirada del desconocido el cual le pareció muy guapo, cuando tuviese oportunidad le preguntaría a Camus todo sobre él.

De repente un maullido alarmó los sentidos de Aioria, ansioso por comprobar sí se trataba de "Marius", fue a mirar hacia un callejón hallándose a su lindo peludín husmeando unos tachos de basura.

Al regresar aún seguían Camus y Shaka en el mismo sitio.

Al rubio se le iluminaron los ojos al ver al gato, él también los adoraba.

Se despidió de ambos más contento, una por que había hallado a su gato y otra por que se había enamorado a primera vista de Shaka.

Por su parte el rubio no podía quitarse de la cabeza, las orbes del otro, Camus notó la distracción de su amigo psicólogo por que sus mellizos esperaban alguna indicación de su amigo.

Al darse cuenta, balbuceó una disculpa y procedió a continuar con su trabajo.

Sin embargo, el resto del día permaneció distraído, de vez en cuando tarareaba trozos de canciones romanticonas.

—creo que me estoy enamorando—murmuró con una sonrisa.

                                              **********

—¡ Oigan!—azotó la puerta—para eso están los hoteles.

Aioros se separó de Shura murmurando algo inintendible, Mío saltó de los brazos de Aioria y se escabulló por algún rincón de la casa.

—no estábamos haciendo nada malo, Aioria—dijo Aioros.

—está bien, hermano—agitó las manos restándole importancia—sólo quiero hablar contigo sobre... El amor.

Shura alzó las cejas, tenía entendido que Aioria no era experto en relaciones, pues según Aioros su hermanito nunca había tenido un novio o novia.

—¿ Quién es la afortunada?

—afortunado—corrigió dejándose caer estrepitosamente en el sofá—es un chico, Shura.

—supongo que es lindo.

Engaño y salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora