Capítulo 10- El secuestro (2)

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Estaba en un lugar hermoso. Árboles, flores, hamacas, toboganes. Estaba sola, comencé a caminar buscando alguien para preguntar en dónde podía estar, y como si nada, dos chicos aparecieron frente a mí. Una chica... cabello largo y ondulado de la mano con un chico muy bonito también. Fui corriendo hacia ellos con el motivo de preguntarles sobre este lugar. Me acerqué a la chica para tocarle el hombro en un gesto para que sepa que yo estaba allí. Cuando levanté mi mano para tocarla ésta pasó de largo. ¿Cómo era posible? Volví a intentarlo pero esta vez con el chico, intenté agarrar su mano pero no pude. Era como si fuesen fantasmas... no podía tocarlos. Eran invisibles para todos los demás, estaban en mi mente.

Comencé a gritar.

-¡Hola! ¿Alguien aquí puede ayudarme? Por favor.- Dije con la voz entre cortada.

Me giré al sentir que alguien estaba pisoteando hojas secas, pero no había nadie. Volví a acercarme a la muchacha que se encontraba allí luego de que abriera sus ojos. Me acerqué y me quede helada. ¿Esa chica era yo? ¿Y ese chico? No entendía.

Corrí, corrí y corrí en busca de alguien que me calme, que sepa explicarme todo. Pero no lo encontré. Me senté bajo un árbol y me hice bolita. Mis piernas dobladas, mis brazos rodeándoles, mi rostro hundido en estos mientras caían las lágrimas por mis mejillas... simplemente necesitaba a alguien para abrazar en este momento.

Los pasos de antes se volvieron a escuchar... comenzaba a tener miedo. Me levanté del suelo y comencé a seguir los pasos a medida que los escuchaba.

-¿Quién eres?- Gritaba demasiado fuerte.- ¡Sal de una buena vez!

Detrás de un arbusto salió un hombre, no lo conocía. Era alto y flaco, pero musculoso. Su cabello tapaba su rostro y vestía de negro.

-¿Tú eres Sophie?- Me susurraba y se iba acercando.- Di 'Si' o 'No'.

Moví mi cabeza indicando que sí lo era, quería saber cómo me conocía.

-Querida guerrera. No podrás con nosotros. -

¿Guerrera? Ni que fuera... no lo sé.

-Debes estar confundido, no soy ninguna guerrera.

-No hables.- Colocó un dedo sobre mis labios y con su mirada oscura me hizo callar.- Solo vengo a decirte que cuando despiertes y hayas vuelto a la normalidad, no podrás con nosotros. Eres débil, no eres capaz de demostrar lo contrario.

-Cierra tu maldita boca- Me alejé de el de una manera brusca, golpeándolo en su brazo.- Primero que todo estoy despierta, y segundo, no soy débil. Si algún día vuelvo a encontrarte te demostraré que si soy capaz.- Se alejó mientras reía y negaba con su cabeza.- ¡Ignorante!

De pronto él se esfumó. Al igual que todo el mundo en el que estaba.

-Sophie... Sophie. Despierta.

Sentía que me llamaban desde lejos, pero cada vez se escuchaba más de cerca. No reconocía esa voz.

-Sophie.- Volvió a llamar.

Abrí mis ojos y observé a mí alrededor. Estaba en un lugar que no conocía, con un chico que no...

-¡Tú eres el de mi sueño!- Le grité- ¿Qué haces aquí?

-Ahora estás en la realidad. Soy una clase de doctor y ahora que estás bien debo irme.- Fueron sus últimas palabras.

Cuando llegó a la puerta se frenó y me dedicó una última mirada, como si me estuviera ocultando algo.

Me quedé pensando en él. Si era una 'Clase de doctor' que recién conocía ¿Por qué había estado en mi sueño?

La puerta se abrió y por ella ingresó mi madre. Calmada, pero el susto se notaba en su mirada.

Entre NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora