Roma Blake P. O. V
Era imposible, aún no salía de mi cabeza cada desagradable momento que pase allí.
Y por ello...hoy era uno de esos días en los que solamente te aptece ponerte a leer y evadirte del mundo, pues así lo hice. Nada mas despertarme de mi largo sueño tras haber estado una semana secuestrada por unos locos dementes, había acabado con mi energía. Cerré el libro que me estaba leyendo y decidí darme una ducha para más tarde ir a visitar a Devon al hospital. Danna se había ido más pronto, quería estar a solas con él creo recordar que me dijo.
Cogí mi móvil y mi chaqueta de cuero y salí de la habitación para reunirme con los demás e ir al hospital. Aún no se me quitaba aquel hombre intentando violarme y la paliza que le dio Sean, me había dejado sin palabras.
- ¡Vámonos!- Avisó el Coach para que subiesemos en el bus.
El hospital estaba cerca, sólo había que bajar la montaña y justo había un aparcamiento donde paró el bus y nos bajamos en fila. No dije nada ni había hablado con nadie en todo el camino, no tenía fuerzas ni ganas de nada en realidad. Entramos al hospital y esperamos a que nos llamasen para poder ver a Devon. Media hora después el doctor y Danna se acercaron a nosotros, me levanté rápidamente.
- ¿Cómo está?- Le pregunté a Danna en un susurro. Ella sonrió y asintió mirando al doctor.
- Hemos podido extraerle las balas y por suerte se está recuperando bastante bien.- Mis músculos se relajaron.- Estará unos días más aquí por si acaso.- Asentimos y todos se sentaron de nuevo.
- ¿Puedo verlo?- Pregunté impaciente.
- Cinco minutos.- Puntualizó el doctor y pasé rapidamente a la habitación, no sin antes abrazar a Danna.
Toqué a la puerta y me asomé, la cerré tras de mí y me senté en la silla junto a su cama. Devon me miraba con una débil sonrisa, tenía miles de cables en los brazos y pecho. Le agarré la mano y me acerqué un poco más.
- ¿Cómo te encuentras?- Torció la boca y sonrió.
- Algo mejor, pero estar aquí es una mierda.- Reí por lo bajo y asenti.- ¿Cómo estás tú?- Se me vino a la mente todo lo que pasé y no me gustó nada.
- Superandolo...supongo.- Intenté formar una sonrisa pero descarte la idea.
Devon extendió su otro brazo y me acerqué a él con delicadeza para abrazarlo. El doctor abrió la puerta y con una pequeña sonrisa supe que quería decir que los cinco minutos habían pasado, le di un beso en la frente a mi amigo y me despedí con la mano para salir de allí.
Cuando salí, vi que todos estaban murmurando algo y callaron cuando me vieron allí. Me senté junto a Sean y Danna a esperar mientras el Coach iba a ver a Devon. Supongo que tardaría lo mismo que yo. Miré mis manos y me di cuenta que no había hablado con Sean desde entonces sobre eso.
- ¿En qué piensas?- Le dije al ver que tenía la mandíbula apretada. Me miró y la relajó.
- Por mi culpa estuvieron a punto de...- Se le cortó la voz y respiró hondo mirando hacia arriba.- Hacerte daño...
- Sean, no es tu culpa, no me hizo nada.- Sonreí y le acaricie el brazo.- Me salvaste.- Sus ojos llenos de ira miraron los míos.- Además, ya ha pasado todo.- Le golpee con mi hombro el suyo para intentar que riera.
- Ro, yo...- El Coach dio una palmada para avisarnos de que ya nos teníamos que ir.
- ¿Querías decirme algo?- Le pregunté mientras subiamos al bus. Sean me miró y apretando los labios negó con la cabeza.
En el bus me senté en unos asientos alejados a los demás, me dediqué a mirar el paisaje nevado. Note una presencia a mi lado, pero no me molesté en ver quién era. Solo esperé a que hablara.
- Roma, ¿no vienes con nosotros?
- Necesito pensar James.
- Sé que lo has pasado mal pero, no estarías así con nosotros.- Puso su mano sobre la mía. El contacto era cálido y sentía mariposas en mi estomago.
- James te...- Me callé antes de cagarla. No le podía decir que le quería así de sopetón. No sabía si él sentía lo mismo, me había confundido mucho últimamente, pero amaba tanto esa sonrisa suya...- Te agradezco el apoyo, de veras.- Sonreí dulce.- Pero quiero estar sola.- James asintió con una pequeña sonrisa y separó nuestras manos al irse.
Cuando volvimos al C.A.R. no me molesté en despedirme, no tenía ganas de hacer nada joder, estaba desanimada y perezosa. Me tiré en la cama y cerré los ojos para dormirme. Un ruido en la ventana me hizo despertarme con el corazón acelerado. Miré por esta rápidamente pero no había nadie. Aún tenía la vista borrosa así que fui al baño a despejarme un poco. Ya era de noche, supongo que Danna se había ido ya al comedor, así que fui corriendo, me moría de hambre.
Estaba tan ensimismada en mis pensamientos, dándole vueltas a la sopa con la cuchara que parecía que no estaba en el comedor. Apenas había llegado, los había saludado y me había sentado en mi sitio.
- Hey Ro...- Danna movió su mano para que le prestase atención.
- Sí, dime.- La miré expectante.
- Decía que, qué íbamos a hacer mañana, es domingo.- Abrí la boca en forma de "o" y pensé un momento.
- Pues...podríamos...- Suspire y negué con la cabeza.- Mañana lo pensaré, ahora no me apetece.- Danna alzó una ceja y suspiró volviendo a su plato.
Con el estomago lleno, esperé a Danna y fuimos juntas al dormitorio. No hablamos, solo nos mirábamos y varias veces noté que me fulminaba con la mirada. Señal de que la había cagado, y bien cagada.
Entré primero a la habitación y después ella. Cerró con un portazo y me sobresalte poniendo una mano sobre mi pecho para tranquilizar mi pulso. Me miró queriendo matarme y señaló el sofa. Me senté en el brazo de este y Danna se quedó de pie frente a mí con los brazos en jarras. Agache la cabeza temiendo que me pegara, pero en vez de eso su rostro se suavizo y suspiró cruzandose de brazos.
- Vamos.- Su voz sonaba apagada.- Sé que lo has pasado mal pero...joder Ro.- Frunci el ceño y achine los ojos.- ¡No puedes comportarte así!- Me escogí de hombros y agache la cabeza.
- Lo siento.- En verdad no sabía que decir.- No sé que me pasa. No tengo ganas de nada, ni nisiquiera de vivir.
- ¡No digas eso!- Me asusté un poco.
- Han pasado tantas cosas...- Suspire y la miré.- Este no es el gran año que dijimos Dan.- Hizo una mueca con la boca y se acercó para abrazarme.
- Bueno, mañana pasaremos aquí el día y te ayudare.- Sonreí levemente y asenti yendo al armario para ponerme el pijama.
De nuevo, escuché un golpe en la ventana, pero no me molesté en mirar, estaba demasiado cansada para misterios. Me puse el pijama y me tumbe bajo las suaves sábanas de mi cama, apagué la única luz de mi mesita que iluminaba la habitación y le di un codazo a Danna como buenas noches. Sí, lo sé. Muy delicada.
No tardé en conciliar el sueño. Notaba cosquillas en mi mejilla, como si algo suave la rozase y gracias a eso, pude relajarme y caer en un sueño profundo y dulce.
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C.A.R. SNOWY
RomanceSer una deportista de élite no es nada fácil para Roma Blake, considerada una prometedora nadadora por su Coach. Comenzo en este deporte por su enfermedad, pero se convirtio en parte de su vida. Su equipo decide irse a una concentración durante un a...