Capítulo 14

79 8 0
                                    

Seque mi frente con la toalla y seguí haciendo press de banca un rato más. Aunque fuese domingo, me había levantado con mucha energía y me apetecía un montón hacer algo de deporte para recuperar los días que estuve...secuestrada.

Apenas había gente en el gym, así que se me hizo más ameno y rápido el tiempo que pasé ejercitando los músculos. Yo era una chica que o sudaba un montón o casi nada, y por suerte hoy era de esos días que mi piel no traspiraba tanto. Volví a secarme el poco sudor de mis brazos y le di un gran trago a mi bebida energética. Me senté en la banca para recuperar un poco el aliento y seguí con otros ejercicios. Y así, como quien no quiere la cosa, pasé la mañana sin aburrirme y con tiempo para mí, y mis pensamientos. Necesitaba ordenarlos con urgencia.

Poco a poco iba asumiendo la situación en la que me había visto días atrás, pero el susto aún seguía ahí, e intentaba comportarme como siempre, pero era complicado hacer como si nada, que era justo lo que hacían Danna y Sean. No sé como lo han podido superar en un par de días, tan rápido y parece tan sencillo.

Eran las dos menos diez, recogí mi toalla y la bebida, dejé en su sitio las pesas y salí del gym con paso firme para cambiarme de ropa e ir a comer junto a mis compañeros. Cuando entré en la habitación, Danna aún seguía dormida, ¡menudo oso perezoso! Reí mentalmente ante esa estúpida comparación.

- Dan levanta.- Susurre cerca de su oído, moviendola suavemente. Danna abrió los ojos y refunfuño incorporandose.

- ¿Qué hora es?- Preguntó rascandose los ojos.

- Hora de comer, vamos.- Coloqué la bebida en la pequeña nevera de la habitación y dejé la toalla para lavar.

Cuando ambas estuvimos preparadas, con nuestra ropa de diario, bajamos tranquilamente al comedor, ojalá hoy hubiese algo delicioso. En realidad la comida siempre estaba muy buena, pero sinceramente, echaba de menos la comida de mi madre, y sobre todo la sopa de mi abuela. Joder, era mi comida favorita desde que tenía uso de razón.

Al sentarnos con las bandejas, pose mis ojos en James, al darse cuenta, me miró, sonrió de lado y volvió su atención a Jackson, ya que le estaba contando algo que a mí, no me importaba para nada. Noté como el color en mis mejillas hacía presencia y sonreí como una tonta, aún mirando el perfecto rostro de James. Un leve escalofrío recorrió mi espalda y moví mi cabeza. Corté un trozo de pechuga y lo deguste antes de hablar.

- Mañana le dan el alta a Devon.- Comenté bebiendo agua.

- Se ha recuperado pronto, sí.- Danna parecía sumida en sus pensamientos aunque me hubiese contestado.

- ¿Lo habeis...- Miré de reojo a Sean, que estaba enfrente de mí. Vi como negaba con la cabeza para que no dijese nada.- ¿Lo habeis visto? La cocinera ¡tenía un enorme grano en la nariz!- Qué bien se me da cambiar de tema. Ro, no te eches flores.

- Pues ya ves.- Rió Danna tapandose la boca.- Se parece al que tiene Sean.- Ambas nos giramos a mirarlo y no pude evitar soltar una carcajada.

- Vete a la mierda.- Susurró Sean antes de meterse un trozo de pollo a la boca.

Noté un codazo en mi brazo izquierdo, e inmediatamente miré hacia ese lugar. El asqueroso brazo de Jane había rozado el mío, y siendo sincera, le estaba mirando de una manera peculiar. La estaba asesinando en mi mente.

- Ups, lo siento.- Dijo formando la sonrisa más falsa que había visto en toda mi vida.

- Sí, claro que sí.- No pretendi que lo escuchase, pero así hizo.

- ¿Perdona?- Parecía sorprendida.

- No, no estás perdonada.- Formé una sonrisa de superioridad y seguí comiendo.

- ¿Pero de qué vas?- Antes de llevarme el tenedor a la boca, la miré y entrecerre los ojos.

- De alguien que quiere comer sin que una perra como tú, ¡le este dando el coñazo!- Jane abrió la boca. Vaya, es tan guarra que ya tiene la boca enorme para que le quepan cien pollas en ella.

- Eres una...- No encontró la palabra. Así que decidí ayudarla.

- ¿Puta?- Reí mientras asentía.- Sí, ya se que lo eres.- Jane estaba roja y eso me hizo estallar en carcajadas.

- Te mato.- Dijo entre dientes. Seguido de eso, se levantó de su silla y envolvió mi cuello con sus asquerosas manos.

Caímos al suelo, ella sobre mí, aún con sus manos ahogandome sin compasión. Le cogí de los pelos y tiré de ellos con fuerza, y cambié las tornas para ahora estar yo sobre ella y aplastarla con mi peso. Gruñi llena de rabia, toda la ira y el odio que tenía hacia ella se manifestaba en ese momento. Jane gritaba de dolor y yo sonreía maliciosamente. No sé que ocurría pero no podía parar, el adrenalina, mi corazón latiendo velozmente y la sed de hacerla sufrir me invadian, no podía controlarme.

Estaba a punto de propinarme una bofetada, cuando unos brazos me rodearon de la cintura, me levantaron de encima de Jane y me agarraron con fuerza. Vi como Claire se agachaba junto a ella para ver si estaba bien, yo solo la miraba con ansias de más intentando zafarme del agarre de Jackson.

- Sueltame.- Ordene, pero hizo caso omiso.

- Vamos Roma.- Aún agarrada, me llevó fuera del comedor y subimos al piso de las habitaciones.

Jackson me obligó a abrir la puerta, ya que él no tenía llave, y pasamos sin decir nada. De pronto, en el ascensor, me había dado un bajon de adrenalina y me sentía fatal. Pero no me arrepentia de haberle dado aquella paliza a Jane.

Me senté en el borde de mi cama y Danna apareció detrás de Jackson para sentarse junto a mí, me miró neutral y me pego en el brazo. Miré a Jackson y este colocándose las gafas bien, se despidió con la mano y salió de la habitación, dejandonos en un silencio sepulcral. No quería hablar del tema. Solo, algo se desperto en mí e hizo que casi reventase a Jane sin querer, o no tan sin querer.

- Ro ¿qué te pasa?- Preguntó. De veras parecía confusa.- No eres la misma de siempre. Antes no hacías cosas así, ni siquiera cuando te cabreabas de verdad.- Podía notar preocupación en sus hermosos ojos azules.

- Yo...no sé...- Tantas cosas habían pasado, que me habían hecho algo y ni siquiera yo me había dado cuenta.

- Por favor Ro.- Fue lo único que dijo y la entendí. Debía intentar volver a ser la misma, algo se había activado en mi cabeza que hacía volverme ¿loca? Digamoslo así.

- Oh, por Dios.- Puse mis manos en mi cabeza.- Esto me supera.- Cerré los ojos y apreté los dientes. Danna se acercó a mi y acarició mi espalda para tranquilizarme.

- Tranquila Ro.- Su voz sonaba más dulce que antes.- Yo estoy aquí ¿vale?- La miré y sonreí. Sabía que lo estaba, siempre lo había estado, era mi mejor amiga.

Recuerdo que el primer año que nos conocimos, no nos llevábamos del todo bien, quizá fue por mi empeño en que notaba en ella algo que no me gustaba, pero claro, la juzgue sin conocerla. Hasta que, un día al azar, nuestra amistad creció y se convirtió en algo grande. Podía confiar en ella, y claramente ella en mí, siempre. Aunque muchas veces me sacase de mis casillas, éramos como hermanas, nos protegiamos y defendiamos aunque no tuviesemos las de ganar.

¿Sabéis qué? Estoy orgullosa de decir estas simples palabras para describir a Danna. Mi mejor amiga.

C.A.R. SNOWYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora