-Kate, ¿Estás despierta, Kate?- notó toques en su hombro.
-No.
Respondió ella , no es que normalmente fuese un encanto pero cuando no dormía bien...
-Kate, no puedo dormir.- puso los ojos en blanco cuando consiguió abrirlos.
-¿Qué te pasa? ¿Necesitas otra manta o algo?- no estaba de humor para hacer de niñera.
-No es eso, tengo pesadillas...no me suele pasar, creo que es por la casa...- a él también le resultaba extraña.
-¿Y qué hago?- solo quería seguir durmiendo.
-Podría dormir a tu lado...- ya había dicho que no quería acostarse con ella, debía estar desesperado.
-Me da igual con tal de que te calles.- cedió apartando la manta.
-Gracias, Kate.
Jack subió a la cama y se abrazó a ella por la espalda, su tacto era suave y desprendía un calor agradable, pero seguía siendo él.
-No puedes abrazarme.- se dio la vuelta en la cama para verle y al mirar vio que en sus ojos solo tenía las cuencas vacías supurando sangre.
Ella empezó a gritar y a dar golpes al aire, que luego eran sus sábanas.
-¿Kate?- Jack se levantó aún adormilado con su pelo dorado revuelto resbalando por su frente, sus músculos se marcaban en la camiseta de tirantes que estaba usando de pijama.
-¿Estás bien?-parecía preocupado.
-Sí, solo he tenido una pesadilla.- era irónico que se cambiasen los papeles.
-Entiendo.
Jack se puso a su lado y la rodeó con el brazo, apoyó la cabeza de ella en su pecho, Kate podía oír el corazón de él latir lenta y rítmicamente lo que la hizo relajarse, ambos se tumbaron sobre la cama y se quedaron dormidos.
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Aquella mañana Kate despertó como otra cualquiera, con los gritos de su madre retumbando por toda la casa.
-¡El desayuno está listo!
Kate se deslizó hasta la planta baja y cuando estaba a punto de abandonar el último peldaño unas manos le taparon la boca y la atrajeron hacia un cuerpo, era su madre.
-Shh, yo también he oído eso.
Su corazón bombeó con más fuerza y sus músculos se tensaron, si su madre estaba allí...
¡Claro! A Kate se le encendió una bombillita imaginaria sobre la cabeza.
-Mamá, me has asustado.
-Calla.- el miedo brillaba en los ojos de su madre.
-Mamá, no estamos solas, invitaste a los vecinos a dormir.
Su madre la miró y luego soltó aire estruendosamente.
-Joder, qué susto más tonto.- se puso la mano sobre el corazón.
-Me gusta que estés atenta mientras estemos en esta casa.
Entraron en la cocina dónde estaban María y Jack.
-Así que os gusta madrugar- su madre, siempre siendo tan amigable.
-Son las once.- María hizo que pareciese que llevaban días durmiendo.- Por cierto, me pareció que tu cocina estaba algo desordenada y cómo tenía tiempo libre la he organizado.Su madre sonrío a pesar de la evidente crítica.
María había preparado unas tostadas para todos.-¿Por qué no os quedáis aquí?
-Mamá, tendrán cosas que hacer, tienen su propia casa.- A Kate no le hacía ilusión compartir su pequeño hogar.
-En realidad, no nos vendría mal pasar más tiempo fuera, en casa todo me recuerda a mi marido.- sollozó María.
-¿Qué le ocurre a tu marido?- preguntó la madre de Kate inocentemente.
-Está muerto.- dijo Jack tomando otro trozo de tostada.
El padre de Kate también estaba muerto y ella estaba en su casa, no iba casa por casa para deprimir a sus vecinos.
-Yo tengo cosas que hacer, podéis entreteneros con mi madre.
Kate subió a la segunda planta.
Esto de tener un baño propio era una maravilla, preparó la ropa limpia, unas mayas negras y una camiseta de Nirvana , llenó la bañera de agua templada hasta la mitad, hizo espuma, encendió velas aromáticas, puso su emisora de radio favorita y se metió en la bañera mientras acababa de tomarse la taza de café del desayuno.
Estaba tan relajada que podría quedarse dormida otra vez, cerró los ojos unos minutos mientras cantaba la letra de la canción que estaba sonando y cuando los abrió vio a Jack en la puerta abierta de par en par mirándola.
-¿Qué haces?-la espuma la tapaba perfectamente.
-Tu madre me mandó para ver cómo estabas...- parecía incómodo.
-¿Y no sabes llamar?- nunca lo hacía.
-Emmm ... lo siento.- era como si estuviese sonámbulo o hipnotizado.
-Ya ves que estoy bien.- él asintió rápidamente.- Y aún así, sigues aquí.- volvió a asentir.-Y no piensas irte.
-Sí...digo, no, digo...ya me voy.- se dio la vuelta hacia la escalera.
-Espera, ¿puedes acercarme el albornoz?- al menos, que sirviese de algo.
-¿Dónde está?- señaló tras la puerta.
Jack se estiró para llegar al perchero y Kate se fijó en las uñas de sus propios pies, se le estaba quitando el esmalte y debería repasarlo.
Jack dio un pequeño grito de sorpresa y se giró hacia ella con los ojos como platos y el rostro pálido.
-¿Qué?
-¿N-n-no lo has...visto?
-¿Ver qué?-se lamentó de estar muy ocupada preocupada por su pintauñas.
-Juraría que estaba ahí...yo lo he visto.- Kate se quedó mirándole, no parecía mentir.
Él se frotó los ojos y puso el albornoz en el radiador junto al resto de la ropa de Kate.
-Nada...serán imaginaciones mías.
Se fue y Kate continuó su baño relajante un poco más, un poco bastante, hasta que la piel de las yemas de los dedos se le arrugó y se vio obligada a salir.
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¿Crees que estoy loca?
HorrorTípica casa que sabes que está encantada y la encantadora familia que se muda, hasta aquí todo como siempre , pero hay una diferencia , Kate no es la chica tonta que grita mucho y se tropieza cuando corre, no es tan fácil de asustar. "No es una de e...