Disfruto de esta fiesta como de cualquier otra, como si fuera la última.
Hay gente del instituto y otra gente a la que no he visto en mi vida, pero da igual, cuando llevas cuatro o cinco copas, supongo que todo el mundo te cae bien.
Me muevo al ritmo de la música, digo moverme porque de bailar no tengo ni idea, cuando dos manos se aferran a mi cadera.— ¿Hugo? — Pregunto en voz baja y algo ronca.
— ¿Quien es Hugo? Soy Leo, Mel, ¿tan borracha vas que ya no me reconoces? — Pregunta riendo y pegando mi cuerpo todavía más al suyo.
Me rodea la cintura por detrás y mete su cabeza por encima de mi hombro, Leo puede que me agrade, pero ahora mismo no sé que estoy haciendo, y siempre que estoy en esta situación, me detengo.
— ¿Vamos a otro lado? — Me susurra cerca del oído.
— No, aquí estamos bien. — Pego un codazo hacia atrás, le golpeo en el estómago pero eso no hace que se aleje.
— Aquí hay mucha gente, Mel.
— He dicho que no vamos a ningún lado, Leo — Me doy la vuelta para encararlo — Lo que sea que quieras hacer, será aquí te guste o no.
Asiente con una sonrisa que no entiendo muy bien y después coge mi mejilla con su mano, pronto me doy cuenta de qué es lo que quiere hacer ya que acerca su cara a la mía, está a punto de besarme cuando le pego un empujón.
— ¿Te pasa algo? — Pregunta desconcertado. Ahora sí, está a unos cuantos metros de mí.
— Sí, que he bebido demasiado, es hora de irme a casa — Lo aparto pero sujeta mi brazo.
— Un poco más, por favor, es pronto...
— No, me largo — Me suelto con un brusco movimiento, metiéndome entre la gente para que no pueda perseguirme.
Oigo como dice varias veces mi nombre, pero mi cabeza parece decirme que ya no estoy ahí, las voces se oyen cada vez más lejanas y siento que me voy a desmayar, por lo que tengo que apoyarme en el primer mueble que encuentro.
— ¿Estás bien? — Un chico con el pelo moreno y barba algo poblada me sujeta.
— Si, tranquilo. — Creo que eso es lo que digo, se me traba la lengua.
— ¿Has venido con alguien? Puedo avisarle para que te lleven a casa.
— No, me iré sola, vivo aquí al lado — Me suelto también de su agarre, no me gusta que me toquen, aunque haya sido amable.
Veo cómo mira a ambos lados, algo preocupado. Me acompaña hasta fuera, siguiendo mis pasos hasta que llego a un banco.
— Quédate ahí, enseguida vengo.
— ¡Claro, aquí te espero! — Gruño, soltando una carcajada — Que te lo has creído.
Aprovecho en cuanto lo pierdo de vista para escabullirme y salir de allí todo lo rápido que mi cuerpo me permite. Menos mal que no me he puesto tacones, porque no consigo caminar en línea recta dos metros seguidos.
No sé cómo, pero estoy en casa. Creo que tiro varias cosas intentando llegar a mi habitación, mañana veré el desastre, ahora solo quiero tumbarme en la cama.
Pero ahí todo, absolutamente todo, me da vueltas. Rebusco en mis bolsillos, algo se está clavando en mi pierna, es mi móvil y lo dejo en la mesita de noche, pero antes de apagarlo miro los últimos mensajes de WhatsApp, tengo a Hugo en las conversaciones recientes y le escribo, a pesar de que sean las cuatro y media de la madrugada, algo hace fuerza dentro de mí para hacerlo.— No sse conmo has conseguidoo enntrar en mii vidda pero no quiiro que te vayss.
Lo escribo a pesar de que las teclas todavía parecen moverme más que mi habitación, pero cuando apoyo la cabeza en mi almohada y parece que todo se calma, consigo dormir.
ESTÁS LEYENDO
En busca de la felicidad
RomanceMel es una adolescente rebelde e incontrolable desde que su padre murió cuando ella tenía nueve años. Desde entonces, su madre cambió por completo con ella, empezó a intentar meter a un hombre tras otro a casa. Mel se niega, no quiere a ningún hombr...