Prólogo.
—Marco—dijo la mujer y sostuvo con cuidado al bebe en su brazos, el frío se le había adherido a la frente y sus ojos ardían en llamas tenues.
El bebe se revolvió en su regazo, pequeño, tímido y rosado.
Apenas un atisbo de luz había cruzado sus finos párpados.La joven tosió y volvió a toser, y la tos derivó en un arranque de dolor que le disolvió el corazón en agua.
—Aveces los ángeles bajan a vernos Marco, vienen a enseñarnos lecciones que nos hacen crecer, entran en el cuerpo de alguna persona cercana y te guían en los momentos difíciles, te sentirás más conectado con esa persona como nunca lo has hecho con cualquier familiar o amigo, aunque al principio sea solo una extraña en la calle ...—una tos seca la acalló—. Amarás a esa persona como no podrás amar a nadie más, por ella aprenderás a decir te amo en diez formas diferentes y a montar un circo de pulgas solo por verla reír, pero te lo advierto, no será así para siempre, un mañana la miraras a los ojos y notaras algo diferente, ella estará asustada y no recordará como llego allí, ni quién eres y le darás la mano mientras lágrimas huidizas escapan de tus ojos, le repetirás tu nombre y tendrán que volver a conocerse, porque ese día el ángel se marchara y ustedes serán extraños indiferentes.
Una enfermera con confía blanca entro a la habitación.
—Ya es hora Sophie—aseguró la enfermera.
—Dígales, que su nombre es Marco y que quiero que aprenda a jugar polo—la enfermera soltó una risita encantadora.
Sophie beso la mejilla de su bebe.
beso cada dedo, beso su entrecejo y la línea de sus párpados, lo beso llorando, deseando que se acordara de sus diez primeros besos.Que se acordara de la madre soltera que fue su madre, quien lo amó primero, quien lo amaría hasta el final de los tiempos, sin importar si ella era solo un recuerdo.
—Cariño eso es el amor—susurro la muchacha mientras la enfermera de la cofia blanca se llevaba a su bebe, para ya nunca volverlo a ver.
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Mis treinta primeros errores
Historia CortaCuando eres un psiquiatra experimentado como Marco poco pueden espantarte las pacientes de diecinueve años, al menos que estas pacientes se llamen Mave. Y que estas Mave tengan una lista secreta de lo que los chicos no deben hacer y que seas lo sufi...