What if I say "I love you"? | Bill & Tom | PAUSADA |

Capítulo 2

Definitivamente la casa era muy aburrida si Bill no estaba.
¿De verdad él prefiere pasar tiempo con Natalie que conmigo?
Bueno, claramente todos lo preferirían si es con la persona que quieres, no.

En este caso el no me quiere a mí de la manera en que yo lo hago.
¿Por qué Bill, por qué me haces sentir así?

De seguro en estos momentos te la estás pasando muy bien con Natalie.

Escuche una musiquita escaleras arriba. Precisamente en mi habitación.

Corrí hacia esta y conteste. Ni siquiera revise quién era.

- ¿Hola? - me senté en el borde de la cama.

- Hola Toooom ¿cómo estás? - Dios, era Andy. Quería que fuera Bill ..

- ¡Andy! Bien, ¿y tú?, ¿no deberías estar con mi hermano?.

- No, decidí mejor no ir, así Billy tiene su momento a solas. - dijo esto último con un tono pícaro - así que iré a tu casa ¿está bien?.

Al menos así no me aburriré tanto.
Gracias Andreas.

- Si, claro, ya sabes que eres bienvenido, hasta mi madre te prefiere a ti que a mí - y era cierto, siempre cuando viene Andy lo trata mejor que a mí - Apúrate.

- JAJA no exageres Tom, llegó en diez.

- Bien, te veo ahorita. - colgué.

Mierda Bill, se quedó solo con la zorra esa.
Pero en parte agradezco, Andy me va a ayudar a sacar a mi hermano de mi mente un rato.
Y vaya que lo necesito pues no dejo de pensar en sus preciosos ojos, en sus perfectos labios, en su esbelta figura, en el.

Dios, necesito una ducha helada.

Quite mi gorra y mi banda, abrí el grifo de la llave de sólo el agua "fría".
Me deshice del resto de mi ropaje, también quite la liga que sujetaba mis rastas.

Me metí inmediatamente a la regadera, joder Bill, me estás volviendo loco.

Después de unos cinco minutos de lavarme bien el cuerpo salí de la regadera.

Tome una toalla y la empecé a pasar por mi cuerpo.

Ding dong.

Mierda Andreas, dijiste diez minutos.

Enrollé la toalla en mi cadera y salí del baño escaleras abajo. Abrí la puerta para encontrarme a Andy observando mi jardín de espaldas hacia mi.

- Andy, que coño haces. - me recargué en el marco de la puerta.

El volteo en ese instante "asustado"

- Mierda Tom, me asustas y para colmo estas desnudo. - carcajeamos.

No lo podía evitar pensar pero la mirada de Andy me recorría todo el torso, con una pequeña sonrisa en los labios.

- Eh, ¿vas a entrar, supongo? - movió sus ojos de mi pecho hacia los míos.

- C-claro, perdón.