Chapter XII

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Estaba nublado y con mucha humedad, Hannah sentía el cuerpo pegajoso, volteó a ver a Ethan, por vigésima vez. Su semblante no cambiaba, parecía muy indiferente ante la situación. Aunque sabía que no lo estaba. La preocupación se lo consumía y a Hannah también.

—¿Vamos a Georgia? —preguntó con temor a ser ignorada.

—Sí.

—¿A qué lugar en específico?

—Atlanta. Ya cállate.

Bajó la mirada y jugueteó con sus dedos, tenía muchas ganas de preguntarle todas sus dudas, pero sabía que solo sería echarle leña al fuego.
Ethan se rió entre dientes, puso música y observó a la chica.

—Vamos a dejar el carro en casa de un amigo, después él nos va a llevar hasta el aeropuerto

—¿Qué haremos allá?

—Harás —dijo Ethan con mucha seguridad.

Hannah estaba muy confundida, le daba asco e impotencia saber las intenciones que tenía, pero había creado un cariño muy inusual, la estaba volviendo adicta. Adicta a él.

Llegaron a su destino, donde tenían que dejar el carro. Le dio instrucciones a Hannah.

—Eres mi amante y estás aquí por tu voluntad, no te conviene decir lo contrario.

Se limitó a asentir.

Bajaron del carro tomados de la mano, el amigo de Ethan era alto, rubio y robusto, a decir verdad causaba miedo. No era el tipo de persona que te da buena impresión.

Hannah apretó la mano de Ethan y él le dio una mirada discreta.

—Mi nombre es West —el robusto sonrió a Hannah.

—Ella se llama Madison —Ethan habló antes de que la chica contestara, encubrió el nombre de Hannah para que su amigo no cuestionara nada.

—Mucho gusto Madison, bueno no los quiero distraer mucho porque su vuelo sale en una hora.

Hannah se puso tensa. Ethan le dio las llaves a su amigo y se subieron al coche de West, era mejor no llevar el carro de Ethan, sería un problema muy grande sí reconocen el vehículo.

Llegaron al aeropuerto, se pusieron lentes y Hannah se recogió el cabello, avanzaron de la mano. El vuelo era primera clase, subieron y se relajaron. Ethan tomó su distancia en el camino, no hablaron más que un par de veces.

Había mal tiempo en Atlanta, hubo turbulencias en el trayecto, fue peor cuando aterrizaron. El vuelo había sido de 6 horas.

Ethan tuvo que despertar a Hannah, y bajarla casi arrastrando del avión.

Cuando se encontraban abajo, Ethan la tomó de la mano.

—No me quedaré aquí por mucho tiempo. —dijo bruscamente.

—¿Por qué? —Hannah frunció el ceño.

—No es seguro ¿sabes? Eres muy popular en las noticias.

—Ethan...

Las lágrimas se asomaban en sus ojos, un abrazo de Ethan la sorprendió. No se lo esperaba, mucho menos de él.

—Estarás bien, solo sigue viviendo.

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Yes daddy. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora