Chapter XVII

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Después del sueño tan fuerte que tuvo se percató que un grupo de personas la observaban, había estado gritando y llorando. Se extrañó de lo que hizo, ya que ella no hablaba dormida.
Un oficial de policía le preguntó que si estaba bien, Hannah se incorporó de los asientos y asintió.

—¿Estas aquí por un vuelo o no sabes a donde ir?

—Mi vuelo sale en la noche.

La chica bostezó. El oficial frunció el ceño, examinó al rededor de Hannah, no tenía ninguna maleta.

—¿Y tu equipaje?

—Es un viaje rápido, no importa. Gracias por preocuparte.

—¿Estas segura que te encuentras bien?

Otra vez asintió, se levantó y cambió de lugar. El chico retrocedió y se puso otra vez en guardia, sin perder de vista a Hannah.

Pasó una hora y ya no sabía que más hacer, Hannah empezó a jugar con sus dedos.
Sin creérselo, volteó hacia enfrente y vio a aquel hombre del cual había sido prisionera varios días, estaba preguntando algo a varios trabajadores. Caminaba con dificultad, la herida seguía ahí, pero se le veía con tanta adrenalina que parecía no dolerle, iba formal y con otras prendas. Hannah se encogió en su asiento, seguía jugando con los dedos; no quería verlo, no otra vez.

—¡Hey!

Gritó Ethan mientras se hacía el cabello hacia atrás desesperadamente, finalmente llegó a la chica y se sentó a su lado. Ella no se inmutó, siguió con el asunto de sus dedos.

—¿Hannah?

Ella apretó sus ojos y tragó saliva, no quería llorar. Ethan tomó una de sus manos pero Hannah lo quitó, volteó y negó.
El guardia que la acompañaba hace un par de horas, se acercó a ellos.

—¿Todo bien, señorita?

—Sí, todo bien. Puedes retirarte. —contestó Ethan con un tono de voz fuerte.

—Le estoy preguntando a ella —dijo mientras acomodaba su arma de mano.

—Estoy bien, muchas gracias. No pasa nada. —Hannah elevó la voz mientras los veía a los dos, después de dirigió a Ethan— Es mejor que nos vayamos.

El oficial le dio una sonrisa forzada a la chica, sin voltear a ver a Ethan. Mientras que Ethan sin creérsela, se levantó y le dio la mano a Hannah, ¿a donde irían?

Se encontraban en la salida del aeropuerto, Ethan no había dicho ni una sola palabra. No sabía que decir, tomaron un taxi hacia el hotel.

—Lo hice por mí. —Imitó sus palabras con un nudo en la garganta.

Dijo Hannah rompiendo el silencio, se volteó hacia él y vio que Ethan estaba agonizando en silencio, tenia la cabeza recargada al asiento del coche y con su mano apretaba sus costillas por encima de la camisa. Hannah le quitó la mano, y se sintió mareada, estaba sangrando del abdomen.
Cuando llegaron a su destino ella lo ayudó a bajar, fue un reto tener que buscar la habitación con un hombre que recargaba su peso en ella, por fin estuvieron ahí y se acostó en la cama, Hannah le estaba quitando la camisa pero Ethan la detuvo.

—Estaré bien, solo déjame descanso.

—¡Estás sangrando!

Ethan perdió la fuerza y dejó que Hannah lo ayudara, vio una herida mediana en diagonal en el abdomen.

—¿¡Qué te sucedió!? —le gritó mientras retrocedía, sabía que era una puñalada.

Ethan solo balbuceaba que lo dejara descansar, sabía que le dolía. La herida no era profunda pero le sangraba y eso significaba dolor.

—Le hablaré a un médico.

No había teléfonos, el de Ethan no estaba por ningún lado, decidió ir a la recepción del hotel para poder comunicarse.
Pasada media hora llegó un médico a examinar a Ethan. Lo dejó recostado con tres puntos en la herida y muchos analgésicos.
Hannah respiró muy pesado cuando tuvo que tomar la cartera de Ethan y pagarle al médico, tenia una foto de sus hijos y su esposa, muchas tarjetas oro ahora inservibles, membresías también ahora canceladas y lo que necesitaba ella, dinero.

—¿Qué causó el accidente? —preguntó el doctor mientras le ponía una venda al hombre.

—Bueno... Supongo que una pelea —dijo Hannah con duda—. O eso creo.

—Debería de ir a un hospital, podría traer otras heridas —sacó una hoja en forma de receta médica y apuntó algunas cosas, se la entregó a Hannah —. Usted es su...

—Hija—apresurada a concluir sus palabras.

—Sí, bueno, necesita analgésicos, le dejaré mi número y la dirección de mi consultorio. Insisto que deberían de acudir a un hospital. Esto sería todo de mi parte, no dude en llamarme al primer síntoma que considere grave.

—Muchas gracias, lo haré.

El médico recogió sus cosas y se marchó. La chica sin saber que hacer, fue a comprar comida y agua; había una tienda de comida cerca de ahí.
Llevó varias gelatinas, agua y comida para bebés; ¡quería ver la reacción de Ethan cuando lo obligue a comerse eso!

Regresó a la habitación y vio todo tirado, se asustó, dejó caer las bolsas que traía en la mano y fue a buscar a Ethan.
No estaba por ningún lado, escuchó la regadera del baño, abrió la puerta y lo vio ahí, sentado en la tina sin ninguna venda, el agua que ya se desbordaba tenía un pigmento rojizo, estaba sangrado otra vez.

—Pensé que me habías dejado —escupió las palabras con los ojos cerrados.

Yes daddy. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora