Capitulo 6: Realidad errónea

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—Shane.

La luz de la lámpara ilumina con palidez la habitación, cuento repetitivamente el número de abdominales que llevo, no me puedo quitar de la mente este día, la forma en la que todos me aceptaron con tanta alegría, me siento como un traicionero al pensar que solo estoy haciendo un trabajo, después de todo son personas agradables.

—¿Estás despierto? — la suave voz de Élian suena desde la puerta.

—Estoy despierto, solo estoy ejercitándome, siempre lo hago antes de dormir ¿qué pasa? — me levanto, la diferencia de altura se hace un poco notoria.

Me entrega un sobre, su rostro tiene un tinte rojizo y puedo ver que tiene esa expresión avergonzada que tuvo durante toda la fiesta.

—Como lo prometí, aquí está tu pago — le doy una sonrisa— gracias a tu actuación convincente parece que se arreglaron algunas cosas.

Élian me contó un poco acerca de todo este asunto del prometido falso, me pareció una idea tonta, pero parece que le ha funcionado, su madre, aunque no ha cambiado del todo su actitud se le ve más relajada y colaborativa, durante todo el trayecto de vuelta a casa se la pasó contando anécdotas de su juventud.

Después de darme una ducha me introduzco en la cama, miro el techo de la casa pensando en todo, pronto volveré a la ciudad y se terminará esta situación, de algún modo siento como si estuviera dejando de lado algo importante, en fin, me alegro de haber conocido a Élian aunque fuese por poco tiempo... Supongo que no querrá que nos volvamos a ver una vez estemos de vuelta en Chicago.

...

La mañana llega, al despertar me percato de ser el primero en haberse levantado, me pongo una camiseta junto con unos pantalones holgados, la luz del sol no es demasiado brillante, pero me produce aquella sensación incomoda en los ojos.

Salgo de la casa, observo el vaho gélido salir de mi boca, la mañana es fría pero no pensé que lo suficiente para poder ver mi aliento. Me siento en una esquina del pórtico observando el suburbio de casas, algunos autos pasan y algunas personas salen a caminar o correr, los estudiantes de educación elemental esperan el autobús frente a sus casas, me llegan tantos recuerdos de mi vida en el orfanato.

Recuerdo que el lugar no podía costear la educación de todos los niños que vivían ahí y solo los mejor portados tenían mayor probabilidad de ir a la escuela, ahí mismo intentaban enseñar a los demás, pero no era lo mismo. Solo tuve un amigo en ese lugar, un chico con una historia bastante lamentable y que a pesar de su edad logro ser adoptado por unas personas muy buenas, sentí un poco de envidia y tristeza por la situación, él era mi único amigo.

Lo más probable es que a estas alturas ni siquiera pueda recordarme, no me siento triste por eso, él se fue para tener una mejor vida y eso es algo de lo que me puedo sentir orgulloso por él.

Mi cuerpo se tensa al sentir el tacto de unas manos sobre mis ojos, la piel fría lastima mis parpados, una risa traviesa se escucha detrás de mi.

—Buenos días, me alegra verte, madrugaste — la cabellera negra se castaña cuando el sol golpea en ella.

—Hey ¿Eres el novio del hermano de Élian no? ¿qué haces aquí tan temprano? — pregunto con curiosidad, sus manos masajeando​ mis hombros, suspiro ante la agradable sensación.

—Quería sorprender a Eric pero veo que el muy idiota sigue dormido ¿qué hay de Élian?, no lo veo aquí a tu lado.

—Mismo caso diferentes hermanos — el muchacho se sienta a mi lado — no nos presentamos formalmente, me llamo Shane — le extiendo la mano.

Los Chicos De Alquiler No Se EnamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora