Capitulo 8: ¿Me ha salvado?

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- ¿Gaara? - pregunto a la nada, mientras camino por los pasillos.

Segundos después se oyó un estornudo proveniente del piso superior.

¿Otra vez en ese balcón? Se va a morir de frío.

«¿Estás preocupada por él?»

¡Claro que no! Solo... iré a dejarle el plato.

Camino hasta las escaleras, dando pasitos cortos y suaves.

Mis ojos lila grisáceos lo observaban con sorpresa, me posé en un muro, para que no se diera cuenta de mí.

Su cabellera rojiza era inconfundible, llamativa. Bella, en otras palabras. Esta se dejaba llevar por la brisa, que tenía un aroma delicioso, como si miles de Glicinas se aproximaran, que sin duda, son mis flores favoritas, tanto por sus colores, como por su aroma y su belleza.

Solo se quedaba observando el... infinito, como si intentara relajarse, y no lo culpo, su trabajo como Kasekage de Sunagakure debe ser agotador.

No quería interrumpirlo, se lo veía tan tranquilo y sereno, ese es el verdadero Gaara, el que se siente libre y relajado.

Acomodé su plato en una de los bancos cerca de mí con sumo cuidado, para que no emanara ningún ruido molesto y lo cubrí con un pequeño mantelito para mantenerlo caliente.

- ¿No crees que estar aquí es relajante? - habló él, con sutileza en sus palabras.

- ¿Huh?... - lo miro por un momento, este no apartaba la vista del paisaje. Tomé de nuevo el plato del banco y lo conduje hasta mí.

El pelirrojo me observa, girando sus ojos, no su cabeza, hacia mi dirección.

- ¿No crees que este lugar es perfecto? - pregunta con tranquilidad.

- Claro, también de ser realmente bello. - suspiro, acercándome al filo del balcón junto a él.

- A sí es. - musita. Alcanzo una cucharada del plato hacia su boca, este se sorprende pero luego cambia su expresión a una tierna y dulce en la que sus ojos verde esmeralda, brillaban con la luz del sol.

Agacho la cabeza, haciendo que mi melena rojiza esconda mi rostro avergonzado.

A los pocos segundos, percibo un movimiento en mi mano tendida hacia él, alzo mi mirada y Gaara había dado un bocado a la cuchara, mientras me detallaba con dulzura.

Me perdí un momento en su mirada, esta era tan sincera y tan sencilla que simplemente con su pestañear, suspiraba inconscientemente.

- Gaara... ¿Por qué no me escuchaste cuándo te dije que no te quedaras mucho tiempo aquí?... Eres muy odioso. Si lo hubieses hecho, no estarías en estas pésimas condiciones.

- Sí, lo siento... y gracias por preocuparte, _________... - indicó separándose de la cuchara, a lo que me hizo reaccionar en apartarla de él.
Evité sus disculpas al observar el cielo, este era tan cálido y junto con el aroma a las flores Glicinas, su ambiente se volvía totalmente perfecto.

De pronto, el pelirrojo toma con delicadeza mi mejilla, haciéndome sonrojar mucho más de lo que estaba.

- Enserio, gracias.

Musita mientras detallaba sus facciones furtivas.

Gaara no será el más dulce de los tipos dulces, eso se notaba, ya que apariencia es seria, fría y casi siempre de brazos cruzados, pero esta vez, parecía estar hecho de azúcar, y de la más pura y fina.

Me quedé estática, no lograba siquiera mover un músculo. Me paralizaba su mirada, haciendo que mi cuerpo tiemble de nerviosismo.

Hace mucho que no sentía eso, pero el recuerdo se hace cada vez más duro.

Estaré Para Ti •Gaara y Tú• ◀Naruto Shippuden▶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora