Capítulo 11: Secuestro

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— ¿Estás seguro de que es la chica buscada? — preguntó el joven rubio, observando por los binoculares hacia los ventanales de la habitación de la pelirroja. — Nuestro jefe se pondrá muy contento, es muy bella. — esbozó una lujuriosa sonrisa.

— Basta de decir idioteces, Takumi. Eres asqueroso. — su compañero reclamó al mayor, golpeándolo ligeramente en el hombro. — Dame los binoculares.

El peli-azul tomó el pesado objeto entre sus manos. Sus relucientes ojos detallaron con simpleza a la menor pelirroja sujetar en una coleta sus largos cabellos.

— ¿Que te parece? Ella cumple con todos los requisitos. — aseveró el chico de ojos cafés, quien no dejaba de relamer sus labios con parsimonia. — Podríamos amarrar sus brazos y piernas a una litera y...

— ¡Takumi! Suficiente. Tienes veinticuatro años y te fijas de manera degenerada en una chica que es cinco ó quizás seis años menor que tú. — exclamó Yuudai, apretando los binoculares en sus manos, conteniendo el enojo.

— ¡Eh, calmate! Yuu, compañero, apenas y la has visto. ¿Era necesario esa clase de comportamiento? — preguntó el laciado, elevando una de sus cejas a dirección del menor.

— Tengo veinte años y no me comporto tan detestable como tú lo haces, Takumi. — espetó, suspirando con pesadez.

— Hmp. — el recién nombrado gruñó con molestia.

Los ojos grises del peli-azul volvieron la mirada hacia los ventanales, llevándose la sorpresa de que la pelirroja comenzaba a desvestirse.

Rápidamente, Yuudai evadió la mirada del lente mientras sus mejillas se sonrojaban con rapidez.

— ¿Qué has visto? — se burló Takumi, observando sus mofletes. — ¡Eh, aguarda! — exclamó el mismo, luego de unos segundos pensativo. — ¿La has visto desnuda, Yuudai? ¡Dejame ver, te lo ruego!

— ¡No he visto nada, sucio malnacido! — chilló el recién nombrado, rechazando al mayor mientras lo empujaba hacia atrás. — Eres un completo enfermo... — habló entre dientes.

— Y tú, un egoísta. — farfulló, enfadado.

— Jamás califiques a una mujer como un objeto, en este caso, un objeto sexual. Es despreciable, Takumi. Como lo eres tú. — susurró lo último, esperando que su compañero no lo haya oído. — Ellas son unas hermosas flores de invierno y deben ser tratadas como valiosas joyas.

— Eres un aguafiestas, Yuudai, amigo. — el mayor terminó acariciando gentilmente su nuca mientras derrochaba molestia.

El peli-azul observó al rubio por el rabillo del ojo, preguntándose por qué su compañero es tan testarudo.

— Se ha movido. — indicó el menor joven, observando la habitación por los binoculares. Suspiró de alivio al saber que Takumi ya no podría observarla de manera lujuriosa.

— ¡Es una misión muy importante, idiota! — le reclamó el mayor. — Debemos darnos prisa y acondicionar todo para el anochecer. — espetó, reordenando las armas en sus bolsillos. — No lo arruines. — sentenció.

— De acuerdo. — habló el menor, apretando sus puños.



— ¿Te comprometes? — le preguntó Takumi a su compañero y amigo.

El peli-azul solo se limitó a asentir con la cabeza, cruzándose de brazos y evadiendo la mirada.

— Correcta decisión, Yuudai. — aseveró el rubio, sonriéndole a toda costa, rodeando los hombros del menor con su brazo.

Estaré Para Ti •Gaara y Tú• ◀Naruto Shippuden▶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora