Seven Minutes In Heaven (Petekey) [En Pausa]

II - You're someone who knows someone who knows someone I once knew

¿Quién les contó? ¿Patrick? No, claro que no. ¿Quién?

El timbre sonó y todos se levantaron, inclusive Brendon, dijo que tenía que irse rápido a encontrarse con Ryan y ni siquiera se fijó como estaba Pete.

Pasaron unos dos minutos cuando se escuchó la voz de Mikey.

–¿Estas bien?

Pete no podía contestar, ni siquiera puede pensar con claridad, miles de cosas pasaban la vez, en cualquier momento se iba a derretir su cerebro.

–Amigo, ¿Estas bien? –tocó su hombro, entonces Pete reaccionó.

–¿Hm?

–Si te encuentras bien –esbozó una sonrisa. Dios, que bella sonrisa, podría curar todo el mal del planeta.

–Sí... Yo... Estoy bien.

–Bien –tomó su mochila y salió del salón.

Pete recogió sus cosas rápidamente y guardó el trozo de papel en su bolsillo, se levantó y se dirigió a la cafetería. Más bien se dirigía, hasta que el profesor Joseph lo detuvo antes de salir.

–Wentz quiero hablar contigo.

–¿Si?

–Creo que sabes bastante bien que los profesores estamos al tanto de tu situación.

–Ajá...

–Y creo que sabes bastante bien que no debes aprovechar esa situación para sacar provecho y hacer lo que quieras.

–¿Sacar provecho?

–Pete, se por lo que pasas...

–¿Oh en serio?

–Si Pete, he lidiado con problemas igual de graves, créeme –frotó su muñeca y tiró más de su manga para taparla mejor–, pero eso no te da derecho a seguir comportándote como vienes comportándote últimamente.

–¿Cómo?

–No creas que puedes seguir llegando tarde a clases o no entregar los trabajos encargados por tu situación Peter.

–Estoy al tanto de eso Profesor Joseph, ¿Puedo irme?

El mayor exhaló pesadamente y asintió, volviendo a centrarse en los papeles sobre su escritorio.

Pete salió y corrió por los extensos pasillos hasta llegar a la cafetería, buscó su mesa de siempre con la mirada y se encontró con su grupo de amigos comiendo tranquilamente.

Se acercó a paso apurado pisando con fuerza con su mirada llena de ira y sacó el trozo de papel de su bolsillo para estamparlo contra la mesa.

–También me alegro de verte Peter –murmuró Joe.

–¿Quién de ustedes, pedazos de mierdas, le contó a alguien lo que me pasó?

–No me mires a mí –dijo Andy– yo solo hablo cosas indebidas con chicas tontas cuando quiero conseguir acción.

Patrick rodó los ojos y miró hacia Pete, que lo estaba mirando con una furia asesina.

–¿Qué?

–Patrick, eres al único que le conté.

–¿Cómo...? ¿Crees que yo lo hice? ¿De verdad?

–¿Quién más?

–Yo le conté a Andy –Andy lo miró–, lo siento.

–Yo le conté a Joe.

Maldita sea.

–No puede ser... –Pete tapó sus ojos con fuerza.