XII - I confess I messed up

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Pete nunca terminó de entender por qué, pero ese teatro era algo especial para él, y ahí se encontraba, en una oscuridad casi total de no haber sido por la iluminación que se filtraba por las ventanas.

Tomó su teléfono que milagrosamente lo tenía Brendon, y marcó al número del único chico que siempre estuvo para él aún cuando fue un imbécil.

–¿Hola? 

–Pat.

Hubo un silencio del otro lado de la línea.

–Pete –su voz estaba llena de alivio– por dios Pete, dios, dios, pensé que... que te había pasado algo malo, no apareciste por semanas ¿Dónde estás?

–Estoy bien –sonrió por primera vez en un largo tiempo– solo llamaba para despedirme.

–¿Qué? ¿A dónde vas? ¿Qué... qué vas a hacer? Yo... –hubo una pausa donde Pete podía escuchar la respiración agitada de Patrick y los nervios en su voz– Pete, no lo hagas.

–Todo estará bien Pat no tienes por qué preocuparte.

–Pete...

Ya que era la despedida, Pete quiso aclarar un par de cosas.

–¿Recuerdas el día que tomé esa sobredosis Patrick? ¿Recuerdas cuando Andy preguntó por qué lo hice y yo contesté que no sabía? Mentí Patrick. Sí sabía.

–¿Qué? ¿Por qué?

–Porque sentía que las cosas estaban fuera de mi control Pat; la escuela era horrible, estar solo en casa era horrible, mis pensamientos eran horribles. Todos esos momentos que estaban con ustedes eran increíbles pero... No eran suficientes. En realidad... –soltó una risa–. Mi intención no era suicidarme, solo quería calmarme, pero supongo que fueron demasiadas pastillas –comentó divertido por más que no hubiera nada de diversión en sus palabras–. Aunque... En el fondo... Sí quería terminar con todo ¿Sabes?

–Pete sabes que siempre estuvimos para ti, ¡Todavía estamos para ti!

–No... Lo sé, sé que hubieran dado todo por mí pero... No era suficiente. No podía compartir mis problemas con ustedes, no querían que se preocuparan por mí.

–Pudiste contarme a mí, todavía puedes contarme a mí.

–Gracias Pattycakes, pero todo va a estar bien ahora, todo este dolor va a terminarse.

–Pete, dime dónde estás, por favor, no... –Patrick casi no podía articular las palabras, estaba al borde del ataque de pánico– No nos dejes, no me dejes.

Pete no dijo nada, de hecho sonaba muy tranquilo con toda esta situación, como si estuviera completamente seguro de que esta vez si iba a funcionar, y al final todo se iba a terminar, todo el dolor iba a irse y no volver, solo iba a haber paz.

–Todo va a estar bien Patrick, cuando estoy aquí solo causo problemas y molestias a los demás.

–¡No es así Pete! ¡Detente un momento y piensa las cosas! Recuerda como Andy, Joe y yo estuvimos toda la noche a tu lado y nos perdimos un día de clases muy importante por ti cuando tuviste esa sobredosis. Como yo... Como yo hice todo por ti Pete, abandoné mis estudios, te seguí a todos lados, te apoyé en todas tus locuras, estuve a tu lado desde pequeños, no puedo estar sin ti Pete.

–¿No lo ves? Todos estaban todo el tiempo rescatándome de alguna estupidez que iba a cometer, arruiné tu vida Patrick. Arruiné la de todos.

–¡No! ¡No estás entendiendo el punto! ¡A nosotros no nos importó hacer esas cosas! Pudimos simplemente mirar hacia otro lado pero te ayudamos. Porque eso hacen los amigos, te apoyan inclusive en tus momentos más oscuros.

–Patrick, todo estará bien, te lo prometo.

–Pete no lo hagas, por favor dime dónde estás, podemos solucionar esto juntos.

–Gracias por todo Pattycakes. Te amo.

Patrick no contestó, estaba tratando con todas sus fuerzas de contener las lágrimas.

–Te amo. -volvió a decir Pete.

Toda esa confianza en su voz... Patrick lo sabía. Como si todos estos años de amistad no hubieran sido suficientes para conocerlo. No iba a servir de nada luchar, Pete no iba a ceder, incluso iba a terminar la conversación a la fuerza si era necesario. Esta era la despedida. Esta iba a ser las últimas palabras entre ellos, todas esas conversaciones y momentos juntos se reducían a estas últimas palabras. Las lágrimas ya caían sin cuidado, Patrick soltaba quejidos causados por el llanto. Tomó un respiro profundo y susurró:

–Te amo.

–Adiós Pattycakes.

–Adiós Petey.

La llamada terminó. El momento llegó. Y lo peor es que no había ni una mínima posibilidad de evitarlo.

Pete se re acomodó y tomó con su mano derecha el trozo de vidrio, le dio un último vistazo a su alrededor, al teatro. Estaba cambiado, habían movido las sillas y arreglado el escenario, sacaron la cortina llena de polvo y destaparon todas las ventanas, alguien había estado remodelando este lugar.

Levantó el vidrio pero antes de que hiciera cualquier movimiento alguien entró por la puerta y lo miró directamente.

Pete entró en pánico y se quedó quieto esperando a que la otra persona no se dé cuenta de que estaba ahí, esto no estaba en sus planes.

–¿Pete?

Y lo que definitivamente no entraba en sus planes era que esa persona fuera Mikey.

–¿Qué haces aquí? –preguntó Pete con la voz temblorosa.

–Yo vengo todas las noches a arreglar esta pocilga. ¿Qué haces tú aquí?

–Yo... eh...

–Muéstrame que tienes en la mano.

Pete se quedó callado y miró al piso, si en su momento se sentía estúpido ahora se sentía patético.

Pero de todas las respuestas que Pete se esperaba, lo que menos pensó era que Mikey iba a caminar hacia él, levantarlo, empujarlo contra la pared, besarlo por dos segundos, darle una cachetada y abrazarlo.

–Eres un idiota –susurró Mikey contra su cuello– ¿Lo sabías? Eres el idiota más grande que conocí en mi vida, ¿Cómo pudiste desaparecer así? ¿Sabes cómo te buscamos? Dios santo Pete... –Lo apretó más contra él.

Pete no pudo hacer nada más que llorar y abrazarlo con fuerza.

–Lo siento Mikey, lo siento tanto –lloró con más fuerza.

–Mírate –lo soltó y lo tomó por los hombros, dándole una mirada de arriba a abajo– ¿Por qué te metiste ahí Pete? ¿De todas las maneras que había para arruinarte tuviste que elegir la peor?

–¿Cómo sabes...?

–Ya pasé por esto ¿lo olvidaste?

Pete bajó la mirada de nuevo y Mikey lo sacó de ahí y lo llevó hasta su casa, donde le permitió dormir en una cama después de tantas semanas durmiendo sobre el suelo.

Y, durante esa noche, Pete sintió que finalmente las cosas estaban mejorando.

Seven Minutes In Heaven (Petekey) [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora