Capítulo 3.

11 1 0
                                    

El resto de la tarde paso rápido. Todavía no sabía con certeza lo que había pasado en la heladería y creo que estaba empezando a pensar que sólo fue un sueño ya que después de eso me di cuenta de que estaba recostada en la mesa.
Sin meterme más en ese tema decidí dejarlo de lado, ya que me empezó a doler la cabeza, y ponerme a ordenar mi casa. A pesar de que el rostro de ese hombre seguía rondando por mi cabeza, decidí entretenerme con otra cosa y que mejor que entretenerme llamando a mi abogado.
*En la llamada*
- Buenas tardes Srta. Bratter a que se debe su llamada?- contesto con un timbre de voz nervioso.
- Pensaba que después de todo este tiempo usted debería de saber a qué se debe mi llamada- dije, soltando un sonoro suspiro- vengo a hablar de los trámites de las propiedades de mi difunto padre pero antes quiero comentarle algo.
- Soy todo oídos Srta. Bratter.
- Bueno, recientemente hablé con mi jefa y me comentó sobre trabajar con su abogado, y como usted ha estado ya un tiempo en esto pensé en que el abogado de la Sra. Willmort y usted podrían trabajar en conjunto con mi caso. Usted tiene experiencia con esto y el abogado de mi jefa es uno excelente, a si que espero que tome en cuenta mi propuesta.
- Eso no se piensa, en cuanto usted me de su correo y número, en seguida lo contactaré.
- Muy bien, a las 10:00pm más tardar le envió un mensaje con su correo y número celular para empezar a trabajar en eso.
- Bien, hasta pronto señorita- y con eso último, finalizó la llamada.
Después de eso decidí relajarme un poco leyendo algún libro de mi padre. Él tenía una rara obsesión con los libros sin títulos, creo que hoy me daré cuenta de porque su misteriosa obsesión.
Me acerqué a un estante lleno de libros gruesos con pastas desgastadas y me llamo la atención un libro color plateado con hojas amarillentas, me paré sobre la punta de mis pies para alcanzarlo y cuando lo alcancé me sorprendí mucho del peso de este que son querer lo deje caer contra el suelo, provocando un estruendoso ruido
···
Estaba caminando por la planta alta de la casa de mi dulce humana, cuando de repente un estruendo un tanto fuerte resonó por toda esta y de inmediato bajé.
La encontré agachada al lado de un libro con la pasta plateada, inmediatamente reconocí el libro ¿cómo es que una copia de ese libro este en su casa? Al momento no me preocupo tanto porque ella lo abriera ya que ningún ser humano puede leer los escritos que hay en ese gran montón de hojas, a menos que fuera una pura sangre pero lo dudo mucho ya que es casi imposible dado que nadie en más de un millón de años ha podido leer ese libro y la última persona que podía hacerlo, se suicidó.
···
Sucedió algo muy extraño, al abrir el libro todo a mi alrededor se dispersó, no había nada más que el libro y yo. Trataba de leer lo que decía pero de la nada las letras comenzaron a iluminarse para después salir del libro cual hojas volando por el viento. Pero eso no fue todo, lo más extraño y asombroso que mis ojos jamás imaginaron ver, sucedió
Susurros de escuchaban por todo el lugar, las letras del libro pasaban volando en frente de mi y extraños rayos de luz apuntaban a mis ojos para, posteriormente, deslumbrarme. Y sin más, deje de sentir mi cuerpo al mismo tiempo que empezaba a ver borroso para después dejarme caer inmóvil e inconsciente en el suelo.
···
Ya no estaba en mi casa, ahora me encontraba en un cuarto con una iluminación tenue, todo lo que podía distinguir era que las paredes estaban pintadas de color verde agua, no se distinguían puertas ni ventanas. Recorrí con la vista todo el cuarto en busca de alguna abertura que me dijera donde estaba, en cambio lo único que logré encontrar fue el libro en una esquina de la habitación solo que esta vez su pasta era color dorada y sus hojas brillaban cual perlas recién pulidas, añadiendo el hecho de que estaba entendiendo lo que decía. Pareciera como si las letras solas se reacomodaran para formas una palabra legible para mi.
La primera página solo tenía una palabra escrita, bueno más que una palabra simple ésta parecía el nombre de una persona, "Daenerys". Pase mis dedos sobre las demás hojas para poder pasar a la siguiente pagina pero extrañamente mi vista empezó a fallar, primero veía todo borroso y cuando todo se empezaba a desvanecer, un familiar cosquilleo en mi frente y una dulce voz apareció
-Es por tu bien- fue lo último que alcancé a escuchar antes de caer en la completa oscuridad
···
Antes de que mi pequeño ángel callera en un profundo sueño le di un delicado beso en la frente, como si ella fuera de cristal y con el mínimo toque se derrumbaron, y la susurré un pequeño "Es por tu bien". Antes de que todo su cuerpo se desplomara bruscamente en el suelo, la cogí en mis brazos y la lleve directo a su cama; la desnuda y no, no hice nada malo sólo admiré su bello cuerpo y posteriormente la puse su pijama.
Siendo sincero no tenía ganas de irme, quería seguir aquí viendo los adorables gestos que hace al dormir. Aimé es la joven más encantadora que alguna vez pude ver y no es broma. Si belleza es tanta que logró hacer que un demonio se enamorar a de ella, desgraciadamente, pero ¿quién no lo haría? Tenía una piel color blanco (no transparente), unos rasgos parecidos a los de un ángel solo que ella no los tenía ni tan finos ni tan agresivos, tiene unos ojos grandes y un poco rasgados de un color tan único como la menta, no turquesa no verde agua con unas pestañas largas y negras como la noche y no se diga de su cabello chino y de color fuego, ni tan rojo ni tan negro. Simplemente la mujer perfecta.
Es por eso que debo protegerla de todo aquel que tenga malas intenciones con ella, creo que podría dar mi vida con tal de protegerla.
Pero bueno, dejando eso de lado, todavía no sé cómo es que ella pudo quitar el candado al libro no mucho menos como es que pudo leer si quiera la primera hoja por que se supone que sólo lo pueden leer los de sangre pura, ni los humanos no los seres míticos ni los híbridos provenientes de pura sangre podían, creo que tendré que hablar eso con el Consejo.
Nunca me había pasado nada igual de todas formas, todo el tiempo que anduve cuidando de ella jamás se había percatado de ese libro ni de mi presencia cuando estaba cerca de su cuerpo y es demasiado extraño a decir verdad y si ella fuera otra persona ya ves supondría que sus padres o cualquier familiar antes de ellos fueron pura sangre pero sé y estoy 100% seguro de que ella no tiene esos genes y mucho menos sus familiares así que descarto esa idea.
- ¡He, tío!- oh no, ¿ahora con que tontería iba a salir?
- ¿Qué pasó, Gabriel? No estoy de humor para tus bromas tontas- creo que me escuché más irritado de lo que estaba.
-Calma amigo, solo venia a decirte que escuche algo alarmante- y está vez le creí, no se si fue algo en su tono de voz o en la expresión de su rostro al decirlo pero parecía preocupado, creo que jamás lo había visto con esa cara.
-¿Qué escuchaste? Por tu cara puedo darme la libertad de decir que lo que sea que hayas escuchado no es nada bueno- me empezaba a poner nervioso.
-El ciervo de Belcebú estaba hablando con uno de sus apestosos cuervos...
-¿Y? No te quedes callado, continúa.
-Pues me puse a espiarlo y escuché que dijo algo sobre tu linda amante- oh no.
-¿Y?
-Creo que está a punto de dar su último paso con ella, dijo que la una a chantajear. Sexo a cambio de dejarla de molestar.
-¿Cuándo planea proponerle eso?
-No dijo fecha, pero dijo que pronto- tengo que hacer algo por que en el momento en que le toque un solo pelo morirá, y no sólo ella sino que también yo.
···
¿Porqué el teléfono tenía que sonar justo en este momento? Estaba soñando con un dulce beso que fue acompañado por una suave y ronca voz. Por eso y por la pereza de levantarme, deje que el teléfono siguiera sonando, al fin, si es importante el asunto pues van a insistir en que conteste.
Y así como lo pensé, el dichoso teléfono volvió a sonar con más insistencia y tuve que pararme para contestar.
Vi el número, ¿por que un número desconocido marcaría a mi casa y por qué tenía un mal presentimiento?
»No contestes«
Y aun así tome el teléfono y lo coloque en mi oído.
-Al fin contestas, pequeña Bratter- creo que no debí contestar.
-¿Qué desea, señor Hollar? Sabe que tiene prohibido tener comunicación conmigo y lo que desee informarme va a ser a través de mis abogados.
-Le tengo una propuesta- no se por que pero me pareció escuchar un atisbo misterioso en su voz, como si fuera algo más que una simple propuesta.
-Primero tendrá que llenar a mi abogado e informarle a el.
-Oh pequeña, pero es más divertido llamarte directamente a ti. A demás este es un asunto sumamente importante que mi abogado y yo queremos tratar contigo a solas, por eso vas a abrir la puerta de tu casa en 15 minutos sino quieres que las cosas se pongan feas.
Colgó y durante 5 minutos me puse a pensar que es lo que quería ese viejo para propuesta.
Sinceramente no sabía que hacer, no le llamaría a mis abogados ni a mi jefa a pedir ayudar por que, sin saber bien, algo me decía que tenía que enfrentarme sola a esto y utilizar mis mejores armas. En fin, subí rápidamente a mi cuarto para buscar que ponerme, no quería lucir tan seria ni nada que pudiera delatar lo nerviosa que me encuentro; por lo que decidí ponerme un jean de mezclilla oscuro, una blusa sencilla con manga tres cuartos de color durazno, fui a pararme en frente del espejo y con una liga me amarre el cabello en una coleta alta. Creo que estaba bien.
Miré el reloj, habían pasado 10 minutos y mis nervios estaban a flor de piel, no sabía si me iba a pedir una cantidad grande de dinero, que le diera una casa, que dividiéramos la empresa o algo sumamente diferente. Ni si quiera sabía con exactitud qué esperar de él, los rumores decían que era un despiadado empresario y que hacia todo lo posible por obtener lo que quisiera, mi padre solía pensar que el era un hombre responsable y decidido y lo que había alcanzado a escuchar de los empleados era que cuando él quería algo, hacia casi lo imposible por conseguir lo que el quería pero que en ocasiones podía ser la persona más amable y noble.
Creo que lo mejor sería no esperar nada, tal vez quería hacer una cosa que me dejara en vergüenza y yo pensando que me propondría quedarse una casa y ya
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el constante ruido que hace mi timbre, no sabía que hacer, no sabía si invitarlos a pasar o platicar afuera.
Cuando reaccione bien, pude ver que inconscientemente había caminado hacia la puerta y que estaba abriendo para dejar ver a dos hombre robustos, el de enfrente estaba con una sonrisa burlona en su cara mientras que al de atrás, apenas y se le notaba una expresión facial y me atrevo a decir que tampoco había hecho el mínimo intento de tener una.
-Adelante- murmuré para, posteriormente, dejarlos pasar.
Se encaminaron a la sala, tomándose su tiempo en admirar las blancas paredes y acomodarse en los sillones para empezar a explicar su propuesta.
-Sexo- dijo el hombre de la expresión neutra.
-¿¡Qué!?- me quedé sin aire de tanta impresión.
-Lo siento Srita. Bratter, por el descaro de mi compañero. Veníamos a hablar sobre la propuesta que le hice, no?
-Por supuesto- dije yo.
-Bien.
Pasaron un par de minutos en completo silencio, uno muy incómodo, tal vez ellos no sabían como explicarse o no tenían las palabras correctas. En cierto modo era extraño eso por que cuando me lo dijo por teléfono, el señor Hollar de escuchaba decidido como si estuviera esperando que la aceptara sin saber de trataba su dichosa propuesta.
-Tal ves se llegue a alarmar un poco, pero creo que es lo más justo para l dos. Usted obtiene algo al igual que yo y sinceramente espero que la acepte- al parecer si esperaban que aceptara
-Estaría encantada si supiera de que trata o cual es el favor que le tengo que hacer.
-A decir verdad el favor no será para mi- dijo, mientras voltea a su lado derecho dándole una fugaz mirada a su acompañante.
-Me toca hablar a mi.- habló el hombre sin expresión- El favor es simple, usted se acuesta conmigo casa vez que yo quiera y cuando quiera y a cambio la dejaremos en paz. Si acepta, le daremos la empresa juntos con todas las propiedades y terrenos a nombre de su padre y de esta misma, retiraremos las quejas y denuncias hacia su persona.
-Están bromeando, no?
-No mi preciosa Aimé, hombres como nosotros no jugamos con eso. Pero no se preocupe, la daremos un lapso de tiempo para pensar bien las cosas- empezaron a levantarse para caminar hacia la salida.
Abrí la puerta para que salieran de una vez por todas.
-Pero mantengase tranquila, que si acepta nuestra propuesta tenga por seguro que mi compañero le hará el mejor sexo que alguna vez imagino- dijo, al mismo tiempo que soltaba una carcajada.

»No lo hagas cariño, voy a encontrar una forma de ayudarte«

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 28, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Detrás De Las Alas de Un Ángel Mortal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora