Parte 2: Roja Navidad

43 3 0
                                    

>>-Quien podría creer que día a día las cosas cambiaban y crecía el odio entre ellos?- Diane cerró el libro, volteo hacia los lados y comenzó a correr insegura de sí misma, buscando algo importante o siquiera un poco interesante, algo que le devolviera a la realidad pero sin resultado alguno
-Ve a esa chica, parece trastornada- las personas por la calle exclamaban entre ellas pero Diane hacía caso omiso, nadie ni nada podía pararla.
-Es imposible que sí lo haya hecho, ¡¡¡NO ES VERDAD!!!- Se decía a ella misma, las lágrimas corrían por sus mejillas, la sangre corría por sus venas y le hacía falta el aire pero era imposible detenerse.<<
Cerré mi libro y comencé a alistarme, pero como siempre mis estúpidas reflexiones llegaron a mi cabeza, hoy por ejemplo me di cuenta que, La Navidad, ésa época en la que todo el mundo da y recibe amor es algo que realmente odio; desde hace muchos años creo que es un poco estúpida pero, a partir del accidente durante la navidad pasada en el que mis hermanos se fueron, decidí creer que es una maldita forma de aprovechar el consumismo de las personas, una fecha comercial más. ¿Que tiene que ver la muerte de mis hermanos con el consumismo? Bueno, fueron aplastados por la gente que entraba y salía de las tiendas sin si quiera preguntarse que era lo que estaba debajo de sus pies.
Creo que ninguno de nosotros o sea, en la familia, hemos logrado superarlo del todo puesto que ya no hay días o comidas familiares, todos nos hemos quedado un poco más solos, mis tíos y mis padres se han llenado de miedos sin embargo, yo he decidido correr más riesgos, ya no temo a la muerte y hago lo que me place; como sea, la amargura llena la casa y por primera vez desde entonces nos hemos reunido el día de hoy, es por eso que me estoy arreglando.
Tengo la mínima esperanza de que por fin podamos comunicarnos como familia, que por solo una noche todo los que nos separa quede olvidado y sigamos como antes pero esta esperanza se esfuma cuando cae la primer bomba ¿QUE DEMONIOS? ¡NO, HOY NO POR FAVOR!
Bajo corriendo las escaleras cuando cae una segunda bomba y destroza toda mi casa pero por alguna extraña razón la pared en la que estaba recargada no sufre grandes daños y es así como el famoso "triángulo de la vida" me ha salvado.
Una vez que recupero mis sentidos y me siento un poco más ubicada en mi entorno, decido ponerme de pie y lo único que veo son escombros manchados de sangre

Todo sucede por una razón aunque en el momento no podamos comprenderlo

Me tiemblan las piernas, mis oídos zumban, intento dar un paso... Sólo uno... Pero estoy anclada al suelo, una fuerza invisible me detiene. Volteo a mi alrededor, no hay ni un ápice de lo que solía ser este vecindario y mi casa se redujo a escombros, hay gente en la calle, todos igual de maltrechos que yo, algunos parecen gritar, más no los escucho.
Me recargo en la pared, o lo que queda de ella y es entonces que presto total atención a la sangre ¿Es mía? Volteo hacia abajo y me inspeccionó, tengo apenas unos pequeños rasguños y la ropa está hecha jirones pero no hay mucho más, al menos eso creo, un líquido caliente recorre el borde de mi cara y llega a mi cuello, es sangre, estoy segura, ¿qué más si no? ... Levanto la mano, toco mi mandíbula, subo hacia mi oreja y un escalofrío me recorre la espalda, veo mi mano, efectivamente... Es sangre ¿Habré perdido mi oído? Me brotan las lágrimas a borbotones y no puedo controlarme, tiemblo y me deslizo en la pared hasta quedar hecha un ovillo.

No se cuanto tiempo estuve así pero el sol se ha escondido ya, aunque quedan aún los últimos minutos de luz antes de que la noche cubra la ciudad con su manto, en algún momento las lágrimas cesaron.
Logro nuevamente ponerme en pie y esta vez no hay fuerza alguna que me detenga al suelo, doy unos pasos, advierto que ha pasado todo el día y no he tenido una sola pista de mis padres, de mis primos que ya se encontraban en casa, de mis tíos, la desesperación se apodera de mí, corro hacia la zafra con tintes escarlata; tomó los cascotes más pequeños y los arrojó tras de mí, abriéndome paso, buscando un indicio de vida, me encuentro aterrorizada, furiosa, ansiosa...

HistoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora