Goodbye Lullaby

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28/Octubre/2017
Ay Ricardo

Tenías tanto amor como para sanar al mundo entero y decidiste regalarnos cachitos de ti a todos los que estábamos a tu alrededor antes que curarte a ti mismo.

Diste tanto a lo largo de la vida que siendo tan joven te quedaste sin nada para ti.

Hoy la culpa me acosa y me susurra al oído "pude hacer más", debí correr cuando te ibas y abrazarte, debí llamarte aquella noche en lugar de llorar hasta el alba cuando ya todo había sucedido; lo veía venir y lo temía tanto, me lo dijiste tantas veces de la manera más seria y yo no me atrevía a creerte, lo negaba rotundamente. En otras tantas ocasiones lo dijiste a broma, yo me enojaba y te golpeaba, también yo solía bromear con ello, ¿Recuerdas aquella tarde en mi cama? Te dije contéstale "El suicidio es la respuesta" me reclamaste porqué a ti solía decirte lo contrario, que no se resolvía nada con ello.

Lo siento tanto quisiera haber sabido cómo ayudarte hubiera deseado que me dejaras apoyarte tanto como tú lo hiciste conmigo. Me sacaste de un profundo abismo, me ayudaste a volar y volver a creer en todo lo bello que puede haber en la simplicidad.
Gracias a ti retomé mi amor por la cocina ¿y ahora? Ya no podré volver a cocinar ningún platillo que hubiera hecho contigo, ya no seré capaz de visitar los lugares que juntos visitamos, no podré volver a leer o escribir en ese pizarrón y menos aún borrarlo, es lo que me queda de ti y no quiero perderlo por nada del mundo, tampoco podré seguir viviendo en dónde juntos vivimos, no soy lo suficientemente fuerte para vivir con tantos recuerdos, y tu presencia aún viva.

Soy tan egoísta, jamás paré a pensar que no era yo la única persona que sufría con tu depresión. Te quería solo para mí, y al mismo tiempo te quería libre, no pude evitarlo, sentí celos y me enojé esos últimos dos días, mi molestia fue tanta al igual que mi orgullo, ambos me impidieron hablarte y cuando cruzaste la puerta me arrepentí enormemente. Pude sentir que algo iba enormemente mal y entonces entre películas llegó la madrugada, con ello nuestros mensajes y un último "lo siento" tuyo y mío que penetra hasta el fondo de mi ser y me hace crecer un nudo en la garganta.

No puedo conmigo misma, no me quiero levantar, el peso en mi pecho es tanto que me cuesta respirar, el humo en mi mente que nubla mis sentidos es cada vez más espeso, soy cada vez más torpe, mis ojos no paran de llorar, el nudo en la garganta no me deja tragar y hay algo en mi estómago parecido a la sensación de un puñetazo, tengo tantas ganas de vomitar aquello que no he comido, mis piernas temblorosas me impiden caminar una corta distancia antes de empezar a doblegarse. No puedo entender cómo hay personas tan fuertes para quedarse toda la noche contigo son esos seres que estuvieron toda la vida para ti.

¿Sabes a cuántas personas vi destrozadas en tu funeral? Probablemente te des una idea.
Ahí mismo oí toda clase de comentarios negativos acerca de la forma en que elegiste irte, los dos más comunes fueron:
Fue muy egoísta, no pensó en el daño que nos haría. ¿Cuán más egoístas somos nosotros que viéndote sufriendo deseamos que sigas con vida sólo para nosotros evitar el dolor?
Es una decisión cobarde ¿Cobarde? ¡Para nada! Se necesitan muchos cojones para hacer lo que tú hiciste, para dejar a tu familia, amigos, lo mucho o poco que tuvieras en la vida por qué tú sabías cuántas personas te necesitábamos, no te creías capaz de enfrentar la vida, creías que no eras suficiente, en ocasiones hasta creías que dañabas a los demás con tu existencia y aunque no era para nada así no había forma de hacertelo ver.

El suicidio es la mejor manera de morir pues si no tenemos voz o voto para nacer y no podemos controlar la mayor parte de las situaciones que suceden en nuestra vida, deberíamos al menos, poder elegir nuestra muerte en tiempo y forma.

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