Mes y medio pasó, y no volví a tirarme a ninguna otra chica desde aquella vez, todos lo días me arrepentía de la decisión que tomé, la dejé marchar. Sé que suena muy raro pero, aún que casi no la conociera, supe que podía ser ella la que me podría hacer feliz, tanto como lo hizo Lucía. Pero lo único que hice en ese mes y medio fue quedarme en casa, beber y fumar para intentar olvidarme de todo. Apenas tenía 17 años y ya me había metido de todo.
-Diego, Diego, Diego... -Escuché una voz femenina llamarme constantemente, pero cuando miré a mi alrededor, no había absolutamente nadie. Pensé que me podría estar volviendo completamente loco.
De repente, sentí como alguien me tocó la espalda en mi cuerpo desnudo. Primero sentí como su respiración se iba acelerando, la notaba tan cerca de mi... Repentinamente noté sus largas uñas desgarrándome la espalda, sin piedad alguna, lentamente, era doloroso pero a la par muy excitante. Sentí un extraño deja vu. Volteé mi cabeza para descubrir quien era aquella misteriosa mujer, pero cuando lo hice, desapareció.
-Por favor, búscame. -Me dijo una voz lejana.
"Tiroriri tiroriru..." Y como no, el despertador.
Reflexioné toda la mañana sobre este sueño, sobre esta frase. Puede que la vida me quiso ayudar a dar el paso, o simplemente fue mi subconsciente que lo quería inmensamente, lo que quería era encontrar a aquella chica.
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Un vago recuerdo.
Roman pour Adolescents"Yo era libre, como las mariposas. Las mariposas para mi son una metáfora perfecta. Al principio, somos pequeñas orugas, inexpertas, quiero decir: no tenemos experiencia alguna con lo que llamamos "tener una relación". La segunda fase para mi sería:...