Parte 6- ¿Qué podía hacer?

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Ella:

Por fin, llegó el sábado. Se me hacían eternos los días, solo quería que llegase el fin de semana para irme de fiesta y ligar en las discotecas más famosas de la ciudad. Eso ya se me hizo rutina. Tenía 18 años creía que lo mejor que podía hacer era pasármelo bien, calentar a los chicos con mis famosos bailes eróticos y con el que más me gustaba de estos, echar un polvo y mandarlo a paseo ¿Por qué lo hacía? Por pura diversión. No se me daban bien los estudios, no me gustaba nada estudiar y tampoco tenía demasiado tiempo para ello. 

Las 2 llegaron. Ya tenía mi próxima presa localizada. Decidí que fuese él, por el brusco choque que tuvimos en la barra, haciendo que todo mi cubata cayera en mi precioso vestido. Tan siquiera se disculpó, solo me miró y esbozó una sonrisa. Vamos, que se rió de mi. Nadie se reía de mi, o por lo sin haberlo pagado después. Pero ¿cómo poder hacerlo? Claro, sacando mis mejores armas, mis puntos fuertes. Hoy iba a sacar las garras.

No iba a ser presa fácil, para saber esto poseía un sexto sentido. Pero me gustaba que le pusieran las cosas difíciles, los retos y él, olía a reto a kilómetros. No quería usar mi mítica estrategia de restregarme en la pista, ya lo tenía muy usado, tenía que pensar algo nuevo, pero... ¿qué podía hacer?

Un vago recuerdo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora