Parte 9- Su orgullo la mató.

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Desperté a la mañana siguiente con un horrendo dolor de cabeza. Froté mis ojos para despejarme y noté algo pegajoso, miré mi mano y me percaté de mi cara de payasa, antes de dormirme se me olvidó desmaquillarme. Oteé mi alrededor y me di cuenta de que no me encontraba en mi casa, lo había olvidado por completo.

Cogí mi bolso negro y saqué las toallas desmaquillantes, usé como 4 toallitas para quitarme completamente todo, me había pasado en echarme rímel. Necesitaba estar decente, no estaba sola.

Cuando me despejé completamente, noté que mi barriga rugía y en ese momento fue cuando olfateé un delicioso olor y me dejé llevar por mi voraz apetito. Llegué a la cocina, se me abrieron los ojos como platos de aquella grata sorpresa; él estaba completamente desnudo. Podía observar perfectamente las marcas que le hice la anterior noche.

Me acerque de puntillas, despacito para que no me escuchase y cuando me puse tras él, le grite a la oreja. Se asustó mucho, pegó un brinco. No pude evitar reírme.

No podía e vitar mirarlo de arriba abajo, lo hice varias veces sin darme cuenta. Cuando se percató de mis descaradas pero inevitables miradas que, se puso completamente rojo y se tapó con la toalla que llevaba colgada en el cuello, no me di cuenta que la llevaba, pero tampoco, creo que fuese algo raro.

-No pasa nada hombre. Ya lo tenía todo visto. -Le dije con intención de romper el hielo.

Pero lo único que hice fue que se ponga aun más rojo, claro, él no recordaba nada. Estaría con miles de dudas en la cabeza, "engaño" a su novia la anterior noche.

Le hice mil preguntas mientras él desayunaba. Me hablaba de su "novia" en pasado. Me sentí como una auténtica gilipollas ¿monté todo aquello para que ahora no estuviese con ella?

"Bueno, por lo menos así no se olvidará de mi."

Me contestaba muy borde, demasiado. Él no recordada ni cómo me llamaba, bueno, eso en realidad era un poco culpa mía, pero me enfadé igual. No era el mismo chico que conocí en la discoteca y eso me confundió muchísimo.

-Si no quieres saber nada de mi, me marcho. -Propuse.

Y no me respondió, solo me hizo un vacío inmenso. No hay nada que me de más rabia que me ignoren, entonces, me levanté, cogí mis cosas y sin poder mirar atrás, me marché dando zancadas firmes hacia la puerta. Mi orgullo me mató y me hizo tomar una decisión que después, me arrepentiría muchísimo.

Un vago recuerdo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora