Capítulo ocho

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Kayla se despertó gracias a un leve movimiento, que causó su madre.

-Vamos a aterrizar.- la madre sonrió falsamente y Kayla asintió

"Destino alcanzado: Madrid; bienvenidos a un lugar lleno de maravillas y buena suerte" una aeromoza habló. Estaban por llegar y Kayla se sentía estresada, quizá sea porque hay demasiada gente, o demasiado ruido, o por el temor que tiene de un nuevo hogar.

Bajaron del avión con maletas en mano y pronto se encontraron con una chica un poco mayor de 30 años, o así.

-¿Quién es ella?- un susurro en el oído de Victoria —la madre— sonó, era proveniente de Kayla

-Ella es la dueña de nuestra futura casa. Así que sé amable y muestra tu mejor sonrisa.- una petición imposible para Kayla, así lo veía ella.

Se acercaron a aquella chica, una alegre y la otra con miedo y desconfianza.

-Ustedes deben ser la familia Clark.- al decir eso una lágrima traviesa se escapó del ojo de Kayla -Un gusto. Me llamo Elena.- saludo a las dos con dos besos en las mejillas y Kayla se extraño

-¿Qué pasa? ¿En Latinoamérica no saludan con dos besos?- Kayla negó -Ya veo, pues aquí si. Bienvenida a tu nueva ciudad, tu nuevo hogar.- Elena sonrió ampliamente, causándole un escalofrío a Kayla -Bien, suban al auto y las llevaré a mi... perdón, su casa.- otra sonrisa se depositó en la cara de Elena; daba miedo, en serio.

El camino no fue muy largo —Bueno, la verdad si, lo fue.— Kayla trató de ignorar las conversaciones de Elena y su madre acerca de la casa. Ellas dos iban en la parte delantera, mientras que Kayla estaba situada en la parte trasera del automóvil.

-y dime Elena ¿por qué decides mudarte de tu casa?- preguntó Victoria intrigada

-Pues como sabrán, se encuentra cerca de una empresa algo grande.- Victoria asintió -Y pues si debes dinero, no es muy conveniente vivir ahí.- respondió Elena, nerviosa.

Esa breve parte de la conversación le llamó la atención a Kayla. ¿A qué se refería con "deber dinero"? ¿Qué clase de empresa era? Y sobre todo ¿Quién la dirigía?

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Por fin llegaron y bajaron las cosas, Elena dio un breve tour hacia la casa.

Victoria se encontraba sorprendida, y tenía toda la razón al estarlo, pues era una linda y espaciosa, con algunos muebles de madera —los cuales seguro remplazarán con el dinero que tienen— y varios cuartos, una cocina espaciosa, preciosas escaleras de madera. Era algo... muy hermoso; algunas partes de la casa tenían grandes ventanales (imagen número 1, multimedia). Por otro lado, Kayla no estaba para nada sorprendida, seguía pensando en aquella "empresa" tan extraña.

-Elena.- la voz de Kayla llamó la atención de aquella chica

-¿si?- contestó con una de sus mejores sonrisas

-¿Podemos ir a ver el patio trasero?- Kayla puso una excusa para poder ver al empresa. Elena  asintió y se dirigieron a una puerta transparente. La dueña de la casa la deslizó y salieron al jardín.

Era un jardín bastante amplio y espacioso, lleno de césped y unas cuantas flores y arbustos depositados a los laterales del jardín.

Kayla buscaba por todas partes aquella "empresa" pero un muro —muro que era parte de la casa; más bien, una separación— tapaba toda su vista, solo podía ver el cielo azul y una que otra nube

-Bien. Creo que esa ha sido toda la casa.- Elena sonrió -Sin más, yo me despido y las dejo con su nueva casa. Adiós.- entregó las llaves y se fue, dejando solas a Kayla y a su madre

-Linda ¿no crees?- la madre habló

-Supongo.- Kayla se encogió de hombros

-¿No te gusta?- Victoria se acerca a su hija y la abraza

-No, es decir si...- suspira -es solo que tengo que despejarme y asimilar toda esta locura.- dice Kayla sincera

-Bien, puedes salir.- Victoria se rinde -Toma, algo de dinero. Nos vemos en la cena.- Kayla asiente.

Se dirige a la puerta y la abre, de no ser por su madre, se hubiera perdido; sale y comienza a caminar sin rumbo alguno. Pronto, decide ir a comprar ropa, así que prende su móvil en mapas y comienza a ir hacia la tienda más cercana.

Al llegar, entra y comienza a despejarse realmente. Ve los zapatos y las hermosas prendas que se encuentran en aquella tienda, agarra todas las que puede y se dirige al probador.

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Prohibido enamorarse; rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora