Capítulo doce

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La campana por fin sonó y Kayla, nerviosa, guardó rápidamente sus cuadernos.

-Lo siento si no me presenté. Me llamo Selene.- dijo la chica de antes, amablemente

-Espera. ¿Tu nombre es Selene... y te apellidas Gómez?- dijo Kayla con cierto tono de risa

-Si, lo sé. Gracioso. En fin, ¿salimos?- la chica agarró sus cosas y Kayla imitó su acción

-¿Qué clase te toca, querida?- Selene preguntó amablemente

-Español.- dijo Kayla, después de pensárselo un rato

-Que mal, a mí me toca lengua extranjera.- Kayla se alteró

-Espera ¿podrías... llevarme a mi salón antes?- Kayla preguntó nerviosa

-Claro, vayamos.- ambas chicas comenzaron a caminar

Llegaron y Kayla pudo notar que esa no era su aula

-Espera. Que me has traído al aula equivocada.-

-Ostia, es cierto. Te he traído a mi aula, cuanto lo siento, querida..- Selene se encogió de hombros

-Te llevaré a tu aula.- dijo apenada

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-Corre, que ambas vamos tarde.- Selene apresuró a Kayla

-Ya voy.- dijo Kayla alcanzando sus pasos

-Listo. Hemos llegado.- Selene sonrió

-Ah, claro.- dijo Kayla mientras intentaba recuperarse

-¿Qué se supone que deba hacer? He llegado tarde.- dijo Kayla alterada

-No lo sé. Ya se te ocurrirá algo. En fin, me voy, que yo también llego tarde.- y después de darle dos besos a Kayla, Selene se esfumó de los pasillos.

Kayla se armó de valor y después de soltar un suspiro, abrió la puerta.

-¿Usted es la señorita Clark?- dijo la maestra mirándola fijamente

-S-Si.- susurró Kayla

-Lamentablemente has llegado tarde. Pásate y siéntate alado de...- la profesora puso cara de fastidio al ver a Rubén

-Señor doblas, baje los pies de la mesa.- El chico obedeció la orden de la maestra -Ahora, ¿en qué estaba? Ah, sí. Siéntate alado del señor doblas.- esas palabras hicieron que el corazón se le detuviera a Kayla.

Comenzó a caminar hacia esa dirección y notó que todos miraban atentos lo que hacía. Se sentó, pero las miradas de sus compañeros no se habían desviado.

-¿Por qué nos miran tanto?- susurró Kayla mirando a sus compañeros

-Porque no estoy acostumbrado a estar acompañado.- Kayla al notar que lo había dicho y no pensado, se mordió el labio, nerviosa

-Ah.- se limitó a decir

El tiempo pasaba muy lento, y era bastante incómodo ya que los dos chocaban miradas constantemente, sin una sola palabra.

Prohibido enamorarse; rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora