Capítulo nueve

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Una satisfecha Kayla sale de la tienda y es que, ¿qué mejor manera de despejarse que hacer lo mejor que sabes hacer? Tantos pensamientos de la ropa hacen que Kayla choque con alguien.

-¡Auch!- Kayla se encuentra tirada en el suelo, al igual que sus bolsas de compras

-Cuánto lo siento, en serio.- su peculiar acento español llamó la atención de Kayla

-N... no te preocupes.- Kayla trata de sonreír.

El chico misterioso ayuda a Kayla a ponerse de pie, haciendo que ella pueda apreciar sus ojos, unos lindos ojos verdes con marrón.

-¡Ay no! Mis compras!- Kayla baja la vista y comienza a recoger sus bolsas

-Déjame ayudarte.- el chico vuelve a hablar

-Gracias.- Kayla levanta la vista y puede notar que el chico es altísimo.

-¿Bien?- el chico habla. Se miran por unos cuantos segundos, Kayla está nerviosa y ese chico solo le sonríe.

-Bien.- decide hablar Kayla con una leve sonrisa -Muchas gracias por ayudarme, pero creo que deberías fijarte más.- dice divertida y escucha una risa proveniente de aquel chico

-¿Yo? Pero si tú fuiste la que cayó a mis pies.- se acercó peligrosamente a Kayla, estaban a escasos centímetros

-Amigo.- le agarró el pecho -Tienes el ego muy alto.- le dio un leve empujón -Muy bien, adiós.- estrecha la mano de aquel chico y éste se queda extrañado.

-Peculiar manera de despedirte, muyaya.- lo último lo dice casi inaudible

-¿A qué te refieres?- Kayla no recordaba que en España se despedían con dos besos. -Como sea, me tengo que ir.- El chico se acerca a Kayla y deposita dos besos lentamente en las mejillas de Kayla, ella se gira y echa a correr sin más, pero un brazo la detiene.

-espera. ¿Nos volveremos a ver?- Kayla dirigió su mirada a esos ojos verdes tan lindos

-Yo... me tengo que ir.- dijo y se fue sin más, dejando al chico confundido

-No... no me has dicho tu nombre.- susurró el chico, viendo como Kayla se alejaba y su silueta desaparecía

Kayla, ella se ha topado con Rubius en las calles de Madrid -pero no tiene idea de que Rubius es un no tan famoso youtuber-

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-¡Por fin en casa!- exclama Kayla antes de golpear la puerta para que Victoria abra

-Hola hija.- su madre la recibe con un abrazo

-Hola mamá.- dice Kayla feliz

-¿Por qué tan feliz?- dice la madre divertida

-Porque he comprado ropa.- dice Kayla emocionada

-Déjame ver.- exclama rápidamente Victoria -como sabemos, es muy interesada-

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La pequeña familia se encuentra cenando, en silencio, pero no uno incómodo.

-Kayla.- habla su madre

-Dime.- dice Kayla con la boca llena de cereales

-¿Sabes qué día es hoy?-

-¿Sábado?- dice Kayla dudosa

-¿Sabes lo que significa?- Victoria continúa con sus preguntas

-Mamá. Ya dime.- Kayla rueda los ojos, divertida

-Mañana iremos a comprar tus útiles, hija.- dice y una expresión de flojera se hace presente en Kayla

-Está bien. Pero no me levantes muy temprano.- Kayla suspira

Pronto terminan de cenar y Victoria lava los platos, mientras Kayla la espera.

-Hija ¿por qué no vas a escoger tu cuarto?- dice su madre con una sonrisa

-Bien.- Kayla deja su móvil en la mesa y sube las grandes escaleras de madera.

Comienza a explorar cada habitación de ese piso, algunas puertas rechinan u otras simplemente están cerradas, pero una llama la atención de Kayla. Esta habitación no rechina y no se ve tan sucia como las otras. Tiene un lindo piso de madera y unas grandes ventanas; también tiene un lindo balcón y es bastante espaciosa.

-Creo que ya he escogido.- susurró Kayla mientras entraba a la habitación

Kayla bajó las escaleras y le informó a su madre cual habitación había escogido para ella.

-Muy bien. Hablando de habitaciones, el camión de la mudanza ya llegó y van a empezar a bajar los muebles.- Victoria sonrió y Kayla solo asintió.

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El reloj marca las "8:26 pm" y la familia -si se le puede seguir llamando así- está terminando de acomodar los muebles

-Ya está.- dijo Kayla victoriosa viendo la sala -Por lo menos lo básico.- dijo sin ganas -Mamá ¿cuándo terminaremos de amueblar la casa?- Kayla refunfuño

-No sé. La casa es bastante grande.- dijo sin ganas la madre -Vamos a prepararnos para dormir. Mañana te espera un gran día.- Kayla asintió

Su habitación tenía baño propio, así que no lo dudo y entro en éste. También era grande, con una tina y a parte una regadera, separados por un lavabo y alado de la regadera había un escusado; todo de color blanco.

Kayla puso a llenar la tina y agregó algo para que hiciera burbujas, se sumergió y al instante una sensación de relajación se apoderó de su cuerpo, aunque otra parte de éste no se relajaba, pues no podía dejar de pensar en aquella "empresa".

Salió de la tina y envolvió su cuerpo delicadamente con una toalla. Se puso la pijama y se recostó en su cama, dispuesta a dormir, pero algo no se lo permitía; ese algo era un brillo, el cual se colaba por una de las puertas transparentes del balcón.

Kayla se levantó y abrió las puertas del balcón, recibiendo una fría corriente de viento. Decidió salir y pudo notar que en balcón, además de haber una barandilla, había una pequeña silla, donde se sentó para apreciar el paisaje.

Se levantó molesta, al ver que algo le estorbaba la vista, era la empresa antes mencionada. Curiosa, se recargó en la barandilla, para poder apreciarla mejor; no parecía sospechosa, era un simple edificio negro.

Después de un tiempo dándole vueltas a la "empresa" y al misterioso chico de hoy, se cansó. Así que regresó a su cama -asegurándose que el brillo de antes no se colara más- y pronto se quedó profundamente dormida.

Prohibido enamorarse; rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora