¿Quieres ser mi...?

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Capítulo 6:

Fionna había bajado a la habitación de Marshall, estaba segura de que lo encontraría ahí tocando la guitarra o viendo la televisión, eso le agradaba porque así estaría a solas con él y podrían pasar tiempo juntos, se preguntó por qué quería esto, pero incluso para ella era obvio: Está enamorada de Marshall.
—Marsh...
La habitación estaba vacía, tan vacía como el primer día de clases, Fionna cerró la puerta y se dispuso a regresar a la habitación, fue entonces cuando recordó la sorpresa para Marcy.
«Claro— pensó la chica—. Finn le pidio que lo ayudara, debe de estar en la azotea, tal vez tocando música».
La rubia subió a toda velocidad las escaleras.

(Mientras tanto en la azotea)

Marceline se quedó sorprendida al ver la sorpresa, era una cena romántica, una mesa al centro de la azotea iluminada por velas blancas al igual que el impecable mantel, las sillas de madera eran de exquisita decoración al igual que las luces que colgaban de una viga de madera, la música que llegó a los oídos de Marceline era igual de bella que aquella escena.
—Marceline— Finn apareció frente a ella, llevaba unos jeans negros, una camisa blanca y un blazer de azul marino, el rubio se acercó a ella, las mejillas de la pelinegra ardían al ver esto y al chico de esa manera—. Ven conmigo— dijo mientras extendía la mano a la chica.
La condujo hasta la silla, mientras ambos se sentaban, Jake, se acercó con un para de platos.
—Gracias, Jake— dijo Finn mientras le sonreía.
El chico asintió con la cabeza.
Marceline observó el platillo, era sopa, la pelinegra miró al rubio, el cual la miraba.
—¿Qué es esto?
—Sopa.
—No me refiero a la sopa— sus ojos se cruzaron—. Me refiero a todo esto.
Pasó la vista de nuevo por todo aquel lugar, fue cuando descubrió que la música venía de una guitarra, Marshall la tocaba dulcemente mientras miraba el cielo.
—Basta, Marshall— ordenó Marceline, el pelinegro se detuvo y se retiró de aquel lugar.
—Estás en problemas— le susurró a Finn.
—Finn, no entiendo, ¿por qué?
El rubio se levantó y se acercó a ella, tomó sus manos entre las suyas, el tacto de estas hizo sonrojar a la pelinegra, era cálido igual que su sonrisa.
—Te quiero Marcy. En serio que tenía que hacer algo, porque: cuando estoy contigo todo cambia, esta alegría que siento cuando estoy contigo me encoge el alma, digo que contigo estoy bien y es poco, digo que contigo estoy mal y es de locos. Marcy, tengo que hacerte una pregunta— el rubio la miró fijamente con sus zafiros, eran tan azules, tan resplandecientes, le encantaban a Marceline—. Marceline Abadeer, ¿Quisieras ser mi nov...
No tuvo tiempo de terminar la pelinegra se lanzó hacia el y lo besó con gran pasión.
—Sí— contestó ella—. Sí, sí, sí.

(Mientras tanto con Marshall)

Marshall Lee se dirigía a la salida de la azotea, su prima lo había echado de aquel lugar, cargaba su guitarra acústica en la espalda.
—Al fin que ni quería ayudar— se dijo a si mismo.
Estaba a punto de abrir la puerta cuando esta se abrió de golpe y alguien se estrelló con él.
Cayó al suelo y ese alguien sobre él, en un principio quiso levantarse e insultar al idiota pero al ver de quién se trataba todo eso desapareció, lo primero que hizo fue acariciar la melena dorada que caía por su espalda al escapar del gorro blanco con orejas de conejo.
—Hola, conejita.
La rubia levantó la mirada y vio al pelinegro que le sonreía, eso hizo que la chica se sonrojara.
—M-Marshall.
—¿Por qué tanta prisa?, ¿A caso te morías por verme?
Fionna sintió como el rubor se volvía más intenso, sí, ella moría por verlo.
—No.
—Vaya.
Ambos de levantaron y se giraron para ver la escena de Finn y Marcy.
—Será mejor que los dejemos solos, vayamos a mi habitación.
—¿Para qué?— preguntó Fionna, inmediatamente se cubrió la boca con ambas manos.
El peli-azabache la miró con una sonrisa picara en su rostro.
—No había pensado en eso, tal vez tú puedas sugerir que hacer.
Marshall soltó una carcajada, ambos se dirigieron a la puerta y bajaron a la habitación de Marshall.
En cuanto llegaron el pelinegro dejó su guitarra y se acostó en su cama, la rubia lo miró por un momento, este le indicó que se acostara junto a él a lo que ella negó con la cabeza.
—Como quieras.
Cruzó los brazos tras su cabeza y cerró los ojos, Fionna se quedó parada a la mitad de la habitación.
«Es tan hermoso— pensó mientras lo miraba—. ¿Qué pensará de mi?».
Sacudió la cabeza, era la primera vez que pensaba eso, nunca le había importado lo que un chico pensara de ella, pero por lo visto a Marshall le gustaba, o eso parecía.
—¿Vendrás o no?— el pelinegro la miraba fijamente, ella se había perdido en sus pensamientos—. O te quedarás a media habitación pensando en la inmortalidad del cangrejo.
—Cállate tonto— dijo haciendo puchero.
Él soltó una carcajada, se levantó de la cama y se acercó a ella; Fionna trató de retroceder pero Marshall la detuvo.
—Fi, yo quiero decirte algo.
—¿Decirme algo?
—Pero no lo puedo expresar así, no hay forma de hacerlo, para expresarlo yo: escribí una canción.
Marshall se alejó, tomó su guitarra y comenzó a tocar.

You're just too good to be true.
Can't take my eyes off of you.
You'd be like heaven to touch.
I wanna hold you so much.
At long last love has arrived.
And I thank God I'm alive.
You're just too good to be true.
Can't take my eyes off of you.

Pardon the way that I stare.
There's nothing else to compare.
The sight of you leaves me weak.
There are no words left to speak.
But if you feel like I feel.
Please let me know that it's real.
You're just too good to be true.
Can't take my eyes off of you.

I need you baby, if it's quite all right,
I need you baby to warm a lonely night.
I love you baby.
Trust in me when I say, "OK." (it's OK)
Oh pretty baby, "Don't let me down," I pray.
Oh pretty baby, now that I found you, stay.
And let me love you, oh baby let me love you, oh baby...

You're just too good to be true.
Can't take my eyes off of you.
You'd be like heaven to touch.
I wanna hold you so much.
At long last love has arrived.
And I thank God I'm alive.
You're just too good to be true.
Can't take my eyes off of you (I want you, I want you).

I need you baby, and if it's quite all right,
I need you baby to warm a lonely night.
I love you baby.
Trust in me when I say, "It's OK."
Oh pretty baby, "Don't let me down," I pray.
Oh pretty baby, now that I found you, stay.
And let me love you, oh baby let me love you, oh baby....

I need you baby, if it's quite all right,
I love you baby, you warm a lonely night.
I need you baby.
Trust in me when I say, "It's OK."
Oh, oh pretty baby, "Don't let me down," I pray.
Oh, pretty baby, now that I found you, stay.
And let me love you, oh baby let me love you...

El pelinegro sonrió y miró a la chica, Fionna lo miraba fijamente, en realidad eso le había encantado, esa canción estaba escrita para ella, se sentía feliz, pero eso no duraría mucho, por su mente pasó una imagen de Flame, lo que había vivido con él y como la había lastimado.
«Marshall nunca haría eso— lo miró, su sonrisa se transformó en dolor y tristeza—. ¿O sí?»
—¿Fi?
Ella retrocedió unos pasos. Sus ojos comenzaron a humedecerse.
—¿Fionna?
La rubia retrocedió aún más, Marshall dejó su guitarra sobre la cama y comenzó a caminar hacia ella.
—No— susurró Fionna—. Me harás daño igual que Flame.
Ella se dio media vuelta y corrió hacia la puerta, quería salir de ahí, no sabía por qué, pero quería salir de ahí; sintió como Marshall la detenía y también sintió cuando este se aferró a ella.
—Nunca haría eso, Fionna— el pelinegro la abrazó con más fuerza apretándola contra su pecho—. Nunca, desde que llegaste sentí de nuevo algo que pensé ya no estaba allí. Me enamoré de ti Fionna, te quiero, eso es lo que siento por ti.
Fionna hundió el rostro en el pecho y comenzó a llorar.
El peli-azabache comenzó a acariciar la melena dorada, estuvieron varios minutos así hasta que la rubia se calmó.
—Marsh...
—Shh— Marshall puso su dedo sobre los labios de la rubia—. No digas nada, ahora no es el momento.
Fionna lo miró con sus ojos brillantes, los rubíes del chico la calmaban, eran hermosos y tenían un extraño color, eso le gustaba más aún, pero eran tan penetrantes y calmados...
—Pero Marsh...
El pelinegro sin decir nada besó a la rubia, Fionna se sobresaltó por un momento, pero lentamente fue respondiendo el beso entrelazando los brazos tras el cuello del chico; los labios de Marshall eran cálidos y dulces, ese beso era perfecto, pudo haber durado para siempre si sus pulmones no hubieran gritado por aire.
—Te quiero conejita— murmuró Marshall cuando se separaron.
—Y yo a ti Marshmota.
El pelinegro la abrazó con fuerza.

(Dos horas más tarde)

Marceline y Finn había seguido con la cena que había planeado el rubio, después de ayudar a recoger todo ellos dos habían bajado y se dirigían a la habitación de Finn.
—¿Dónde estará Fionna?— preguntó Finn.
—Con Marshall seguramente.
Finn la miró, totalmente extrañado.
—¿Qué?, ¿A caso esos dos?
—Es tu hermana, Finn, ya deberías saberlo.
—No te creo.
Al abrir la puerta de su habitación los dos se quedaron paralizados, Fionna y Marshall estaban ahí abrazados mientras dormían plácidamente.
—Mataré a este idiota— el rubio se adelantó.
—Espera, Finn— la pelinegra lo detuvo—. Ellos están dormidos...
—Sí, ¿y?
Marceline besó al rubio.
—Ya veo— dijo el chico mientras sonreía.
Lo besó de nuevo con más pasión.
—Y ustedes no entienden.
Ambos se separaron totalmente sonrojados, desde la cama estaba Marshall y Fionna totalmente despiertos.
—Entiendan que hay menores presentes— dijo señalando a Fionna
—¡Oye!
Todos rieron.
—Será mejor dormir— señaló el rubio al ver su reloj—. Pasa de la medianoche.
Los cuatro se despidieron, Fionna besó a Marshall y abrazó a Finn, mientras que Marcy abrazó al peli-azabache y besó al rubio.
Se habían cambiado y ahora estaban listos para dormir.
—Si le rompes el corazón a Fionna— dijo Finn en la oscuridad—. Te romperé la cara.
—Y si tu se lo rompes a Marcy, yo te romperé la cara.
Ambos rieron antes de dormir

La Uni [Fiolee/Finnceline]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora