Capítulo 6. ¡Me dijiste que Nunca te irías!

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Capítulo 6. ¡Me dijiste que Nunca te irías!

26 de Agosto de 1986

POV Caroline.


Me desperté tranquila con un rayo de luz que penetró mi ventana. Hoy, por primera vez en un largo tiempo, desde principios de Julio, no me desperté a causa de mis pesadillas, miré por la ventana y, debido a la intensidad del sol, estaba segura de que ya era pasado el mediodía.

Me levanté, bañé, peiné y cambié, para luego bajar, mañana era 27 de Agosto, por lo tanto, y nuevamente sin mí, mañana sería el día en el que Sev se iría a Hogwarts, pero yo ya capté que soy Squib y que estoy estorbando y molestando a todos continuamente, a papá, a Cissy, quién me viene a cuidar cuando papa se va y a quién veo como una especie de figura materna, luego están Minnie y Dumby, ya que, todos ellos, al menos una vez me han tenido que cuidar, cosa que odio, he intentado escapar más de una vez, pero siempre termina igual. Yo sentada en sus piernas, ambos llorando (yo más que él), charlando entre lágrimas, él me pregunta por qué quiero irme y le respondo que siendo una Squib, no puedo ni podré jamás, ser de utilidad para él, que solo soy un estorbo, él se enoja y me dice que nunca fui ni seré un estorbo para él, le recrimino a Cissy y me asegura que se debe de sentir igual que él, yo miro al piso, él me abraza por la espalda y yo giro y me aferro a él, luego beso su mejilla y le pido perdón en su oído, él besa mi mejilla a lo que yo sonrío, luego comienza a hacerme cosquillas en el cuello y yo río a lo que él sonríe (Que tomando en cuenta como es el, ya es mucho), Al final llamamos a Winky para que nos traiga algo de comer y comemos en el sofá.

Se preguntarán, ¿Por qué sigo intentándolo si siempre pasa lo mismo? La respuesta es sencilla, NO−LE−CREO, aunque él me haga sentir bien no puedo evitar pensar que él hubiera podido hacer muchas cosas en su vida que ahora, y a causa MÍA, no puede. Este pensamiento no es resiente, en realidad siempre lo pensé, pero nunca dije nada debido a que, ingenuamente creí que tal vez, cuando tuviera mi magia, pasaría todo el tiempo en Hogwarts y derivados por lo tanto, él solo debería cuidarme hasta que cumpliera los 11 años, pero ahora que me entero que soy Squib todos mis planes quedan arruinados. ¡Qué ingenua! A veces la vida nos permite emocionarnos y vivir soñando e imaginando un momento, un momento que nunca llegará, y entonces, para lo único que consigue es dejarnos vivir toda una vida ilusionados y expectantes durante toda la vida. Una vida ácida de la cual casi nadie se salva, pero esos pocos que lo logran, esos pocos que consiguen aquello que anhelan, descubrirán, el lado bueno de la vida... ¡Este por supuesto no es mi caso! Desde que tengo uso de la razón estudio y leo cada libro de la biblioteca de papá, aprendiendo cada poción, cada hechizo, cada encantamiento y maleficio, pero eso sí, todo de manera teórica. Lo único mágico que hago es tener que hablar con los elfos y algunas Pociones, que no puedo terminar sola por no tener una varita. ¡Odio eso! Odio tener que llamar a alguien para que termine mis pociones. Pero todo eso termina hoy, ¡No más! ¡No haré más Pociones! ¡Viviré total y completamente como una muggle en la casa de un mago! ¡Viviré completamente como una Squib! ¡Sí! ¡Eso haré! No más pociones, no más libros de magia, no más hechizos. ¡No más magia! ¡Terminó! ¡It's over! ¡Se acabó! ¡Basta! Ahora... me voy a aprovechar el tiempo con papá...

Bajé las escaleras y lo encontré sentado en el sofá, leyendo −Que novedad− pensé. Me acerqué al sofá pero él ni siquiera se inmutó, me quedé ahí, al pie de la escalera pero no me notó, incluso comenzó a murmurar cosas como −son 3 y no 2o ­−No son capaces ni siquiera de hacer una simple redacción bien− Entonces lo entendí, él estaba corrigiendo las redacciones de alguno de sus grupos, no muy inteligentes si me permiten agregar, reí mentalmente y me acerqué, me senté a su lado y besé su mejilla, él se sorprendió al sentir mi peso junto al de él en el sofá y luego al sentir mis labios sobre su mejilla en mi pequeño beso, me sostuvo la mirada por un tiempo, notoriamente sorprendido, pero luego se tranquilizó, bajo los pergaminos, apoyándolos en sus piernas, se recostó en el sofá y estiró su brazo, me recosté en su pecho.

Caroline PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora