Elección

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Pov Levy

Salí de la mansión y fui corriendo hacia un río que estaba cerca del hogar de los Redfox. Me senté a la orilla abrazando mis rodillas, mi corazón estaba acelerado al igual que mi respiración.

Me sentía mal, no pude controlar mis lágrimas ¿Por qué lloraba? No sentía nada por Gajeel, rechazar su proposición no había sido un error ¿Verdad? Unos pasos sonaron detrás de mí y me levanté, era Gajeel. 

Pov Gajeel

Vi como Levy salia corriendo, me sentí humillado, acababa de rechazarme frente a mis invitados. La ira se apoderó de mí y la seguí hasta fuera, pero al verla sentada llorando en la orilla de aquel río la ira se desvaneció. Se levantó al verme y me dio la espalda.

—Levy, tendría que haber hablado contigo antes de proponerte matrimonio, lo siento si te asusté... pero te amo, siempre te he amado —Busqué en mi bolsillo y saqué el anillo que iba a poner en su dedo.

—No me asusté, ya se lo dije a mi hermano, antes de casarme quiero ver mundo, quiero ser libre —Levy miraba fijamente el agua, la luz reflejada en el río la hacía parecer aún más hermosa de lo que ya era.

—Si alguna vez vas a ver mundo, cuando regreses, me haría muy feliz que te casaras conmigo —Me acerqué a ella, le agarré la mano y le di el anillo. Levy observó el anillo y negó con la cabeza.

—¿Por qué no? —pregunté ansioso por saber el motivo.

—Por tu arrogancia, siempre te has creído mejor que los demás, crees que puedes conseguir cualquier cosa con sólo pedirlo, pero no es así, por eso siempre te odié. No quiero tu anillo, puedes quedártelo. —Levy se acercó a mí y me dio el anillo y empezó a alejarse de mí, la ira volvió a apoderarse de mí y me acerqué a ella a paso rápido la agarré del brazo y la acerqué a mi.

—Puede que no quieras ser mía pero esto siempre ha sido mío. —Me incliné hacia ella, Levy intentaba escapar de mi agarre sin lograrlo, Levy me empujó haciendo que retrocediera hasta que mis botas se undieron en el río.

—No vuelvas a acercarte a mi, te odio y siempre te odiare... siempre.

—Te arrepentirás de esto Levy.

Pov Levy

Gajeel acababa de intentar besarme, mi corazón latía desbocado, hubiera sido mi primer beso y un Redfox me lo habría robado.

—No vuelvas a acercarte a mi, te odio y siempre te odiare... siempre —Le dije mientras me alejaba.

—Te arrepentirás de esto Levy —dijo Gajeel, me alejé corriendo y vi a mi padre y a mi hermano esperándome afuera de la mansión al lado de nuestro carruaje.

Mi padre abrió la puerta del carruaje y me dedicó una mirada de enfado, mi hermano ya estaba dentro, me senté frente a él y me dedicó una pequeña sonrisa.

Al llegar a casa mi padre me dijo que antes de irme a la cama fuera a su despacho, nada bueno podría ocurrir.

—¡Has tenido que hacerlo! ¡Delante de todas esas personas! —Gritó mi padre mientras iba con sus manos entrelazadas en su espalda yendo de un lado a otro de su despacho.

—Sabes que odio a Gajeel, no voy a casarme con él —dije sin mirar a mi padre, estaba sentada en el sillón observando el fuego que estaba a punto de consumirse.

—Le debemos mucho a Gajeel, gracias a él hemos pagado numerosas deudas.

Me levanté y miré a mi padre, estaba furiosa, hacia mucho que no estaba tan furiosa exactamente desde que mi madre murió.

—Que tu le debas favores a los Redfox no significa que sea yo quien deba devolverlos, si tan agradecido estás con ellos, cásate tú con Gajeel, ¡Sólo quiero una vida que sea mía! —Mi padre se puso rojo de furia, abrió la puerta y me miró —Me has decepcionado, ve a tu cuarto y mañana hablaremos.

Salí a paso rápido del despacho, vi a mi hermano esperando fuera, quiso pararme pero le ignoré, subí las escaleras, entré en mi habitación y cerré la puerta de un portazo. Mis doncellas me ayudaron a quitarme el vestido y me soltaron el pelo, luego se fueron y me metí en la cama. Lloré hasta que quedé profundamente dormida.

       
                       ***

—Señorita Levy —Mi doncella empezó a despertarme, me costaba abrir los ojos parecía que no había dormido nada durante la noche.

—¿Qué ocurre? —pregunté incorporándome sobre la cama.

—Su padre quiere verla en su despacho en media hora. —Quedé mirando la pared medio dormida hasta que mi doncella me llamó de nuevo.

—Señorita Levy, es urgente, el señor Redfox está con su padre esperándola, algo no va bien.

—¿¡Gajeel está aquí!?— Me levanté enseguida y me puse un vestido sencillo color naranja con detalles blancos, una cinta para el pelo blanca y unos zapatos del mismo color.
Bajé enseguida y abrí la puerta del despacho.

Gajeel estaba con su espalda apoyada en la pared frente a la chimenea con los brazos cruzados sobre su pecho, mi padre estaba sentado detrás de su escritorio, ambos me miraron cuando abrí la puerta.

La mirada de Gajeel no era como las otras veces, me miró con odio, las piernas me temblaban, avancé hasta el escritorio de mi padre bajo la atenta mirada de Redfox.

—Hija, deberías sentarte.

—Estoy bien así —aclaré.

—Hay algo que debemos decirte.

Miré a Gajeel, si había algo que tenían que decirme seguro que él había tenido la idea de aquello y la cual no iba a gustarme.

—Voy a darte a elegir enana, puedes considerarte una chica con suerte.

¿Acababa de llamarme enana? Iba a protestar por aquel apodo que me había puesto pero Gajeel siguió hablando.

—Tu padre me debe mucho y dado que no me lo puede devolver puedes elegir una de estas dos cosas: llevo a tu padre ante la justicia o accedes a casarte conmigo.

Miré a Gajeel desconcertada, no podía creer lo que estaba oyendo, no quería casarme con él, pero tampoco quería que se llevaran a mi padre. Pasaron varios minutos hasta que me acerqué a Gajeel y le miré fijamente a los ojos.

—Haces cualquier cosa para conseguir lo que quieres, ¿Verdad? Bien... me casaré contigo. 



Hasta aquí otro capitulo, Espero que os haya gustado.

Besitos xx

























Un Redfox enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora