En llamas

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Levy y Gajeel salieron de la tienda y se dirigieron hacia el carruaje, una vez allí Gajeel le abrió la puerta a Levy.

—Espérame dentro hay algo que debo hacer —dijo Gajeel para luego besarla con dulzura.

Gajeel se alejó de ella y Levy se adentró en el carruaje.

Mientras esperaba a su marido pensó en aquella pregunta que minutos antes Evergreen les había hecho.

Puso una mano sobre su vientre y una sonrisa se le dibujó en su rostro. Tener un hijo debía a se ser una gran aventura y más si era con el hombre al que amaba.

No sabía cuándo había empezado a enamorarse de Gajeel, pero lo amaba, nunca imaginó que podría llegar a amarle.

Levy acariciaba su vientre cuando la puerta del carruaje se abrió.

Ambos quedaron mirándose, la mirada de Gajeel se puso sobre la mano de Levy, ella apartó su mano rápidamente de su vientre.

—¿Estas bien? —preguntó Gajeel aunque sabía que estaba pensando sobre lo que les había dicho Evergreen.

—Si, perfectamente —dijo Levy mirando con curiosidad algo que Gajeel tenía en sus manos; una caja cuadrada de color azul marino de terciopelo.

Gajeel subió y cerró la puerta del carruaje y vio lo ansiosa que estaba su esposa por saber que había en esa caja, aunque quisiera disimularlo.

—Levy, esto es para ti.

Gajeel abrió la caja y en su interior aguardaba un collar con piedras azules, tan azules como el cabello de Levy.

Levy se quedó impresionada al ver el collar, lo acarició pero enseguida apartó la mano.

—No puedo aceptarlo.

—Claro que puedes, es más, lo harás y me gustaría que lo llevaras en la boda de mi prima. —Levy asintió y se dieron la mano mientras el carruaje les llevaba a su destino.

                         °°°

Levy despertó temprano aquella mañana, con la mano busco a su marido en su lado de la cama pero no estaba. Se incorporó y miró a su alrededor por si estaba en otro lugar de la habitación, tampoco estaba.

Decidió salir de la cama, se puso un vestido azul claro con detalles blancos en la cintura y una cinta blanca en su cabello. Antes de irse abrió todas las cortinas.

Salió de la habitación y decidió irse a la cocina, pues había despertado hambrienta.

Un aroma a panecillos recién hechos le inundó cuando entró en la cocina.

—Buenos días señorita Redfox —dijo Juvia al verla. Levy le respondió con una agradable sonrisa y se sentó en la mesa.

—¿Sabes dónde está Gajeel? — preguntó Levy agarrando un panecillo de la bandeja.

—Si, se fue a ayudar a sus trabajadores con los cerezos que arrancó Erigor. —Un escalofrío recorrió el cuerpo de Levy al escuchar ese nombre, pues por su culpa estuvo a punto de perder a su marido.

—¿Y sabes cuándo regresará?

—No señorita —dijo Juvia sonriendo al ver a Levy tan preocupada por su marido.

Después de devorar aquel panecillo se dirigió hacia su habitación, una vez dentro notó algo extraño, antes de salir estaba segura que había abierto todas las cortinas sin embargo las encontró cerradas, los cortinajes de la cama también estaban cerrados, ocultándola.

—¿Gajeel? No te he visto entrar —dijo Levy acercándose a la cama y apartando los cortinajes, una mano la agarró y la tumbó sobre la cama.

—Hola preciosa, te dije que volveríamos a vernos.

—¡Erik! ¿Qué estás haciendo?

—He venido a buscarte, creo que es injusto que ese idiota de Gajeel pueda tenerte cuando yo llevo enamorado de ti más tiempo que él. —Levy intentó deshacerse de él pero era demasiado fuerte así que se agarró a la mesita que estaba junto a la cama mientras Erik tiraba de Levy.

La mesita cayó al suelo junto la lámpara de aceite, a causa de ello la habitación empezó a arder.

Levy contemplaba el fuego aterrorizada mientras Erik se la llevaba.

                          °°°

—¡Señor Redfox! La mansión... está ardiendo. —Gajeel dirigió su mirada hacia la mansión, un humo negro salía de ella.

—Levy... —susurró Gajeel, seguidamente llamó a sombra y cabalgó lo más rápido que su fiel amigo pudo.

Al llegar toda la mansión estaba en llamas, cualquiera que estuviera dentro no lograría sobrevivir.

Gajeel desmontó de su caballo y sin pensarlo dos veces se dirigió hacia la mansión, Sting que estaba junto a él intentó detenerlo.

—¿Qué estás haciendo? Ya es muy tarde para ella.

—¡Levy! —gritó Gajeel con todas sus fuerzas mientras Sting intentaba detenerle, éste recibió un golpe de Gajeel y fue a parar al suelo.

—¡Laxus! —gritó Sting para recibir ayuda, Laxus se acercó a Gajeel y lo golpeó en la cabeza dejándolo inconsciente en el suelo.

«Todo está oscuro, sin ella todo oscurece, esto no puede ser real, cuando despierte estarás a mi lado ¿Verdad Levy?» 


Perdonad la tardanza, entre que he estado ocupada y que la inspiración se había tomado algunos días de vacaciones no he podido actualizar, espero que os haya gustado, cualquier cosa que queráis sugerirme ya sabeis que podeis hacerlo en los comentarios o por privado.

Os aviso de que este fanfic pronto llegará a su fin.

Besitos xx  

Un Redfox enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora