Abrí la puerta lentamente y las voces sonaron mucho más claras. —Ha perdido mucha sangre y le está subiendo la fiebre, he hecho cuanto he podido curando las heridas de Gajeel. —El doctor Marvell hablaba con Sting, el cual parecía preocupado por el estado de Gajeel.—Ah, señorita Redfox no se quede en la puerta, entre. —Me sorprendí al oír que el doctor me llamaba por el apellido de Gajeel, que al fin y al cabo también era mi apellido. Asentí y me adentre a la habitación, las ventanas estaban cerradas y las cortinas no dejaban entrar la luz que se filtraba a través de las ventanas, miré la cama, a cada lado de ésta había dos cómodas y sobre ellas había candelabros que dejaban ver a Gajeel bajo las sábanas.
—Doctor... —mi voz tembló cuando intenté hablar, tomé aire y volví a intentarlo. —Doctor Marvell, ¿Se pondrá bien? —El doctor se acercó a mí y me puso sus manos sobre mis hombros y me miró a los ojos.
—Señorita Redfox, debemos estar preparados para cualquier cosa, se que su marido es fuerte, pero incluso el hombre más fuerte tiene su punto débil. Al parecer estos tres días que estuvo desaparecido lo pasó muy mal y con mucho frío, la fiebre no le deja de subir, le aconsejo que no le de nada, ni comida ni agua, no sabemos cómo podría reaccionar. —Asentí y me alejé del doctor Marvell para ir al lado de Gajeel, me senté y le tomé de la mano.
—Señorita Redfox, también debo advertirle de que no esté mucho tiempo al lado de su marido, aún no se si la fiebre es por alguna infección contagiosa, y si es así debo pedirle que ordene a sus sirvientes que se vayan durante un tiempo y usted también, yo vendré cada día para curarle, aunque espero no contagiarme. —Cerré los ojos e intenté ignorar las últimas palabras del doctor, pero no pude.
—Señor —dije intentando controlar mi tono de voz —Si tanto miedo tiene de contagiarse, puede irse, puedo ocuparme sola de mi marido.
—Pero...
—Ya me ha oído, váyase, gracias por curar las heridas de Gajeel —dije sin apartar la mirada de la mano de Gajeel.
—Levy, lo que dice el doctor es cierto, no sería bueno que te contagiaras — Sting dio un paso hacia mí, me limité a negar con la cabeza.
—Sting, es mejor que Minerva y tu os vayáis, vuestra boda está cerca, no me gustaría que uno de los dos enfermara.
Después de que el doctor Marvell y Sting abandonaran la habitación me tumbé al lado de Gajeel y le observé el rostro. Sus ojos fueron abriéndose poco a poco, le acaricié la mejilla y sus ojos me buscaron hasta que me hallaron a su lado.
—Enana... siento que tengas que verme así, puedes irte.
Apoyé la cabeza en su pecho y él me pasó una mano por mi pelo.
—No voy a irme, este es mi lugar.
Gajeel se quedó dormido, estaba temblando así que encendí fuego para calentar la habitación a pesar de que ahí dentro no hiciera frío.
Me di la vuelta y me quedé mirando a Gajeel «No te atrevas a dejarme» pensé. Me acordé de la cinta roja y fui a buscarla a mi habitación.
La había guardado en una caja de madera, la abrí y vi la cinta hecha un círculo, volví a cerrar la caja y fui en busca de una aguja e hilo, volví a mi habitación y saqué la cinta de la caja y cosí ambos extremos y la llevé a la habitación donde se encontraba Gajeel.
Cuando entré vi a Gajeel apoyado en la pared a punto de caerse.
—¡Gajeel! — Fui a su lado lo más rápido que pude y le ayude a sentarse en la cama.
—A...Agua, necesito agua... — murmuró.
—El doctor me dijo que no comieran ni bebieras nada —le advertí.
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Un Redfox enamorado
FanficPortada creada por Darelis0011 Gajeel es dueño de muchísimas tierras y el más poderoso de Magnolia. Cualquier mujer sueña con poder casarse con él algún día... excepto Levy, ella lo odia, odia a toda persona que se crea mejor que los demás pero de...