vuelve

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Levy

Habían pasado varias semanas desde que Gajeel y yo nos besamos, me era imposible dejar de pensar en aquel beso, aunque intentaba sacarlo de mi cabeza no podía.

Desde ese día Gajeel no había vuelto a acercarse a mí, quizás había descubierto que realmente no me amaba. Sacudí la cabeza para dejar de pensar aquellas cosas, solo con pensar que Gajeel dejara de amarme hacía que una gran tristeza me inundara, algo que no comprendía ya que yo no... lo amaba.

—Señorita Levy, la comida ya está lista — dijo Juvia desde el otro lado de la puerta devolviéndome al presente.

—Ahora mismo voy.

Salí de la habitación y me dirigí hacia el comedor, allí me esperaba Minerva y Gajeel. Me senté junto a ellos

Había un silencio algo incómodo, Gajeel y yo nos enviabamos miradas de vez en cuando, hasta que minerva rompió el silencio.

—Voy a casarme.

Gajeel la miró sorprendido dejando los cubiertos en la mesa, mirándola sin saber qué decir.

—¿Quién es el afortunado? —pregunté al ver que Gajeel no decía nada.

—Sting Eucliffe —dijo Minerva cortando un poco de pan.

—He oído hablar de él, tiene muy buenas cualidades según he oído —dije para alargar la conversación

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—He oído hablar de él, tiene muy buenas cualidades según he oído —dije para alargar la conversación.

—Si, y muy buenas —confirmó Minerva.

—¿Sabe tocar el piano? —pregunté, pues la familia Eucliffe era conocida por su gran dominio del piano.

—Si, sabe tocar pero no exactamente el piano —Gajeel miró a Minerva de una forma amenazadora.

—¿Toca otro instrumento? —pregunté tomando un poco de agua.

—Si la mujer se considera un instrumento, si y muy bien -informó Minerva, al escucharla me atragante con el agua que había bebido.

—¡Minerva! —gritó Gajeel dando un golpe en la mesa.

—No es mi culpa que tu esposa sea tan inocente —protestó Minerva —Y además siendo tu su marido seguro que ha escuchado cosas peores, ¿Verdad Levy? —añadió sonriendo ligeramente.

—Pues... —Gajeel me miraba como si esperase que fuera a dar una respuesta.

—No te metas donde no te llaman —protestó Gajeel antes de que pudiera encontrar una respuesta adecuada.

La puerta del comedor se abrió de par en par, Jet se acercó a Gajeel a toda prisa.

—Señor, hay problemas en los campos del norte.

Gajeel se levantó de golpe al escuchar a su trabajador.

—¿Problemas? ¿Qué problemas?

Jet tomó aire antes de seguir informando a Gajeel, parecía que había venido corriendo desde los campos.

Un Redfox enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora