14.
Reclamé cuando sentí una leve comezón en mi oreja, y me removí queriendo seguir durmiendo tan tranquila como estaba.
Iba a rascarme, hasta que Tom metió su dedo ensalivado para despertarme de la forma más desagradable que podría habérsele ocurrido. Yo le hubiese dado un besito, y era lo que estaba esperando de su parte, pero no.
Nunca se le quitaría lo infantil.
Con un fuerte manotazo lo quité de inmediato, y él empezó a reír mientras yo intentaba quitarme esa extraña sensación de humedad en el oído.
—Eres un asqueroso. Tengo las orejas sucias. —Ante mis palabras, él se aseguró de que su dedo todavía estuviese limpio, y me burlé de su cara de espanto y como suspiró aliviado al ver que no había hablado en serio.
—Hola —me saludó sonriente.
—¿Qué haces aquí? —Me rasqué la frente y restregué mis ojos intentando despertar.
—¿Acaso no puedo venir a verte? —Pareció indignado, pero no me importó y me quedé callada.
Necesitaba dormir, que me dejara completar mis horas de sueño así como yo lo dejaba a él hacerlo.
Los ojos se me cerraban, así que me dejé vencer e intenté volver a dormirme.
—Vanesa... —Tom insistió.
—Lárgate, Tom, estoy durmiendo, ¿no me ves?
—Son las doce —me avisó, pero poco me importaba si eran las doce o las cinco de la tarde—. Despierta.
—No, déjame.
—¿De verdad quieres que te deje sola? Tus papás salieron recién, afuera está lloviendo y hace muchísimo frío. ¿Me vas a rechazar cuando te ofrezco amor y calor corporal?
Me moví hacia un lado para hacerle un espacio en la cama.
Nada de lo que dijese me haría cambiar de opinión. Si quería le prestaba la pierna y podía frotarse en ella.
Tom me sacudió por los hombros, así que hice un pequeño esfuerzo por él.
—¿De verdad salieron? —Pregunté, extrañada porque no me habían avisado.
—Sí.
—¿Dónde?
—Ni idea, no les pregunté. Tu mamá me dijo que te despertase. —Con los ojos entrecerrados y la vista nublada, me di la vuelta y traté de mirarlo.
—¿Y cómo te fue ayer? —Tom puso cara de indignación total y luego recibí un manotazo en la frente—. Auch...
—¿Realmente te importa cómo me fue?
Suspiré.
Solo quería dormir, pero él se ponía tan molestoso cuando no estaba dispuesta a soportar sus berrinches.
—Tom...
—Ni siquiera has abierto los ojos todavía —dijo, sacudiéndome por segunda vez.
—Ya basta —me quejé mientras me removía e hice un enorme esfuerzo por mirarlo—. Y claro que me importa —agregué de inmediato para que cambiara la cara que tenía—. ¿Qué pasó?
—Negaron mi traslado. —Tom lo dijo con toda tranquilidad, como su fuese algo sin importancia.
Yo, en cambio me senté de golpe y abrí los ojos sin mayor esfuerzo.
No supe qué pensar al ver su expresión, pero me sentí desesperada y perdida de todas formas.
—¿Qué? —Tom se quedó callado mientras yo esperaba una respuesta, pero se limitó a mirarme seriamente, hasta que no lo aguantó y se empezó a reír.
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Un Juego de amigos [Versión Extendida].
Roman pour AdolescentsDeseando nunca haber permitido su separación, Vanesa estaba arrepentida por haber dejado que Tom se marchase con lo que ella más necesitaba. Sus sentimientos parecían haberse perdido hasta la noche en que su amigo regresó de París para devolvérselo...