INCUMPLIENDO LAS REGLAS

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**Rumania, cena de gala**

—¿Te puedo hacer una pregunta Claire?

—Dime —dijo sonriendo—. Aunque para ser honestos Mark, creo que es lo único que hemos hecho esta noche. Es oficialmente la noche de preguntas y respuestas —ambos rieron.

—¿Te vas a casar? —ella suspiró.

—Creo que sí, ya hui demasiado y como dice mi padre es el momento de sentar cabeza, y creo que es cierto. No tenemos fecha, creo que en eso seguimos igual, pero hay compromiso que es lo importante. ¿Tú planeas casarte?

—La vida me lo dirá, ahora sé que de igual manera que a ti, a Chelsea quiero darle lo mejor, todo lo que pueda en vida, tiempo y amor, y lo demás supongo que llegará con el tiempo.

Claire lo miró.

—Sabes, luego de la tercera cita supe que comenzabas a cambiar a gran medida, tal vez en mí no veía tanto cambio, pero en ti si, en trabajo y personal. Lo que pasara iba a suceder y tratabas de dar siempre lo mejor, pero aun así ya no te presionabas tanto como antes. Cambiaste para mejor, para no tener complicaciones contigo mismo, con tu salud, con tu vida, y eso..., eso me gustó cada vez más.

Mark la miró fijamente.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Porque sabía lo que significaría algo así para ti, no quería que tuvieras falsas esperanzas, sabía que por más que comenzaba a cambiar y tú también lo hacías, no era sano para nosotros —Claire agachó la mirada, suspiró, luego lo miró directo a los ojos—. Lo nuestro fue lo mejor que me pasó, aprendí, crecí como persona, te amé lo más que pude en el tiempo que logré hacerlo. Pero sabía profundamente que no iba a durar, que eras y eres de esas personas que ayudan precisamente a eso, a aprender, a crecer, a vivir, a tener las mejores noches sexuales de mi vida, pero que no tenían futuro, tú estabas predestinado a una mejor persona, una mejor mujer, y no lo digo porque no creo yo serlo, pero para ti no lo soy. Después de esa cena en tu casa, me di cuenta que no podía desear a un hombre como tú, porque tu querías algo más, algo que en ese momento no te podía ofrecer, y que ahora con tantos cambios posiblemente tampoco pueda, pero eso no quita de mi cabeza que te guardo un enorme cariño y que toda mi vida te recordaré, porque cambiaste mi vida, cambiaste mi mentalidad para lo mejor que pudo cambiar. Para hacer todo esto, no creí yo crecer tanto como profesionista y Dios, lo logré, hoy tú también viajas, no solo estás en Nueva York, sé que también te ayudé un poco, pero estoy feliz, completamente feliz que Chelsea sea lo que tú estabas esperando, esa mujer que necesitas y que sé que con ella vas a aprender más de lo que sucedió conmigo.

Mark la miró fijamente, todas y cada una de las palabras que utilizó eran las adecuadas, justo las que él había pensado y ahora ella las utilizaba. Él lo sabía, lo confirmó, Claire era una mujer sumamente inteligente, lo supo luego de extrañarla y verla trabajar al siguiente día de su segundo encuentro.

—Luego de esa segunda cita me esperé porque la tercera saliera bien, ¿sabes por qué? —ella negó—. Porque yo también había notado esos cambios, eso nuevo que surgió en mí y que sé que también en ti, porque te comenzaste a comprometer más en tu trabajo, con las personas, conmigo, y todo eso que tú viste en mí, todos esos cambios, ese nuevo Mark, yo los observé en ti, te dedicaste con tanto amor a tu trabajo, más que en otras ocasiones y sé que tus colaboradores estuvieron de acuerdo conmigo, esa exposición de Dante Alighieri, fue hecha con pasión, con amor y fue por algo que surgió, algo que nació precisamente en esa galería —ella sonrió—,  amé verte dormir en mi cama aquella noche, fue una de las cosas más bellas que experimenté, pero de igual manera que tú, comenzaba a confirmar que no te ibas a quedar, que te tenía que dejar ir. Pero por lo mismo comencé a hacer nuestras citas la mejor experiencia que tuvieras, lo mejor que pudieras vivir, y esa tercera cita, fue el inicio.

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