DICIENDO ADIÓS

238 27 2
                                    

**Rumania**

—Aquella noche fue especial, dormí a tu lado y eso fue maravilloso, tus citas clásicas de autores. La cena que me preparaste. El cuidado con el que me trataste y cocinaste. Dejarte ir era necesario, pero doloroso.

Mark estaba bailando con Claire, en frente de todos, sin pena, con amor, un amor que se tendrían por toda su vida.

—Fue bella esa noche, pero doloroso despertar por mi teléfono y regresar al trabajo. A ese lugar que nos unió, que me hizo ser tú amante. Estar todo ese sábado separados y regresar el domingo en la mañana. Algo extraño y doloroso porque sabía que partías. Que no te volvería a ver.

—Cuando entiendes que amas mucho y que por lo mismo debes de dejar libre a las personas, la vida te cambia. Tú me dejaste ir, viviste diferente desde la primera vez que te vi y yo me sentía diferente cada que te miraba. Hiciste de mí una mejor Claire, una mejor mujer, ahora lucho con mayor fuerza por mis sueños, por lo que espero de mí, por quien amo tanto o más que a ti, y no te lo digo por presumirte o hacerte sentir mal, es solo para agradecer, para decirte que estoy bien, que tú me ayudaste a llegar a él y a esta nueva versión de mí. Mis padres te lo agradecen por cierto —ella sonrió junto a él—, tú detalle, esos chocolates con la tarjeta hicieron que pudiera decirte adiós completamente, que te guardara en mi memoria y en mi corazón, un lugar que nunca, nunca nadie te quitará —Mark la rosó y le dio un beso en la mejilla.

—Yo pensé que podía hacerte cambiar de parecer y fuiste tú quien lo hizo, me hiciste darme cuenta que no podía condicionar un amor a un lugar o 10 citas —ambos rieron—. Y eso es una lección que me llevo siempre, me hiciste sentirme orgulloso de lo que hacía, de lo que estudie y lo que decidí para mí, me hiciste sentir especial e importante y nadie lo había hecho antes. Tú me hiciste sentir como un superhéroe en más de una ocasión, ahora me la creo en parte, sé que puedo hacer tantas cosas de las cuales antes me llenaba de miedo.

—Gracias a esa última cita —dijeron al unísono.

—Llegaste ese día con tus chocolates y una cara de dolor que yo también tenía. Nos sentamos a hablar y me hiciste muy feliz, todo acabó de la mejor manera.

—Como debió ser, como lo hicimos ser.


*****Nueva York, un año antes*****

M

ark apareció en su puerta, con una cara de dolor, Claire había entregado su coche, las llaves de su departamento he ido a la tintorería, estaba esperando a Mark, su última cita. La última vez que se verían.

—No puedo creer que te vayas.

—Yo no puedo creer que vaya a montar otra vez esa exposición de Dante sin que pueda mostrártela y preguntarte si te gusta.

El reloj sonó, quedaba 1 hora para su vuelo.

—Gracias por esta plática, gracias por quererme, por dejarme encontrar a una nueva mujer en este mes. Por ayudarme a saber qué puedo hacer todo lo que desee y que el amor puede ser parte de eso —Claire le dio un beso

—Gracias a ti por demostrarme que no solo con compromisos puedes querer y adorar a una persona, y que darle su espacio y respetar lo que desee para su vida, es importante, tanto como lo que yo pienso. Gracias por dejarme ser yo, por dejarme explorar algunas de mis fantasías y vivirlas contigo.

—Gracias por hacerlas realidad conmigo. Disfruté todas y cada una de ellas.

Se dieron un último beso en ese lugar y se fueron. Necesitaba llevarla al aeropuerto. Ya había mandado algunas cosas, solo le quedaba una maleta. Mark la cargó y la llevó en su auto. La mayoría del camino la pasaron diciéndose cosas bellas, agradeciendo hasta por la mínima cosa que hicieron el uno por el otro. Pero principalmente se agradecieron el amor que se tuvieron y la madurez para aceptar que su historia, ahí terminaba.

—Y así termina nuestra última cita.

—Así termina. Mark yo... gracias de verdad, gracias por tanto, por todo.

—¿No puedo hacer algo para evitar que te vayas?

—No, cumplí mi promesa, 10 citas, no puedo darte más.

—Que te vaya bien Claire —dijo Mark mirándola fijamente.

—Cuídate y cuídalo —dijo apuntando a su parte masculina. Él sonrió sabía a lo que se refería.

—¿Te volveré a ver? —preguntó el dudoso.

—Probablemente sí o no, la vida es sabia y todo lo que me pusiste dar, lo diste —dijo su frase con otra intensión—. Las historias no siempre son largas, pero no dejan de ser historias, y aunque la nuestra no fue de amor, nunca dudes que fue de pasión.

—Pasajeros con destino a Milán favor de abordar por puerta 8, pasajeros con destino a Milán, puerta 8 —dijo la voz de la aerolínea.

—Te llaman —dijo Mark dándole la maleta.

—Me tengo que ir. Solo una cosa —dijo viéndolo fijamente—. No te tomes la vida tan apecho.

—Y tú no te la lleves tan a la ligera. Que la vida da sorpresas.

Claire le dio el último beso, en los labios, largo y profundo. Él la dejó ir, y ella se marchó. Se dijeron adiós. Se separaron.

En el avión Claire abrió su tarjeta, una cita nuevamente. Una muy apropiada.

"Siempre quejándote de todo y a la vez fingiendo no darle importancia a nada, vives de esperanzas pero no sabes ni qué esperas. Tu sigue aventando la moneda y saltando, ya llegará lo que esperas, no te puede dejar plantado" Julio Cortázar.
                       De Mark Brunett. Tuyo siempre.

Ella sonrió y se recargó, seguiría buscando ahora con una pauta de lo que el amor puede significar.

Pasión Fugaz | | Completa  | |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora