Observo con curiosidad como los lobos se dan una paliza entre ellos, haciendo lo que Derek llama "entrenamiento", aun que para mí solo se basa en tíos buenos sin camiseta peleándose entre ellos.
¿Qué? Tengo mis necesidades.
- Stiles, cariño -me dice Lydia, quien me tiene acurrucado en su regazo- Sé que un gato suele observar las cosas fijamente pero creo que estás empezando a incomodar a la manada, tus grandes y expresivos ojos miel dan algo de miedo ¿Sabes?
Ladeo la cabeza en respuesta, intentando hacer algún gesto burlón. Odio ser un gato, no puedo ni sonreír en condiciones ni hacer mis extrañas muecas.
Además, esto es culpa de Deaton por no aparecer pronto.
¡Oh! ¿Eso es una rata?
Saltando del regazo de Lydia, comienzo a caminar con rapidez hacia la rata, la cual se encuentra comiendo algo sin prestarme atención alguna.
- ¡Stiles! ¡Vuelve aquí! -chilla Lydia, corriendo -o un intento de ello porque con esos enormes tacones es imposible ir rápido- detrás de mi. El ratón levanta la cabeza, mirándome con unos feos y redondos ojos rojos de una manera tan penetrante que un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Doy un gruñido, advirtiendo de mi presencia, con el lomo erizado y las orejas apuntando hacia arriba.
Pero el muy maldito ni si quiera se mueve.
¿¡Es que no soy capaz de que me tema un pequeño ratón!?
- ¡Stiles! ¡Deja al pobre ratón en paz! ¡Es una ternurita! -abro los ojos con sorpresa, mirando ofendido a la pelirroja.
¿Dónde le ve lo tierno?
¡Yo soy el tierno aquí!
Sin que el ratón blanco proteste por ello, Lydia lo coge, comenzando a acariciar su feo -en mi opinión- pelaje blanco.
- ¡Mirad que ternurita! -chilla la pelirroja, corriendo hacia los demás que habían parado de entrenar para ver la escena. Todos sueltan un "aww" que no me gusta para nada, soltando gruñidos al aire, camino de nuevo hacia el banco donde estábamos sentados, sentándome de espalda a los demás.
¿Como se atreven a remplazar a un tierno y adorable gato como yo?
Consciencia: Alguien esta celoso.
Yo no estoy celoso, estoy enojado.
Consciencia: Es casi lo mismo. ¿Has visto como Derek acaricia al ratón? Creo que se está enamorando.
¡No es cierto!
Me giro bruscamente, viendo que en efecto, Derek también estaba acariciando al feo ratón con una leve sonrisa en el rostro.
¿Cómo es que un ratón puede hacerle de sonreír y yo no? Ahora tengo ganas de llorar. Me giro de nuevo, acurrucándome esta vez en mi propio pelaje con las orejas agachadas, intentando aguantar las pequeñas lágrimas que se me quieren escapar.
- ¿Stiles? ¿Estás bien? Hueles a tristeza -la rasposa voz de Derek suena al lado de mi pero yo decido ignorarla, escondiendo mi rostro entre las patas- Vamos gatito, no estés triste -con cuidado me atrapa entre sus brazos, haciendo que mi rostro quede escondido.
Espera, que pare todo el mundo.
¿Me acaba de llamar gatito?
Consciencia: Ciertamente lo eres.
¡Cállate, estropeas el momento!
Suelto un ronroneo cuando Derek comienza a acariciarme la cabeza, mirándome atentamente con curiosidad.
- Alguien le ha cogido el gusto a ser un gato -susurra con diversión, acariciándome aún más lentamente.
Creo que me acabo de derretir en sus brazos.
Sin darme cuenta de ello, deslizo mi cola por su rostro causando que una leve risa salga de sus labios.
- Eso me hace cosquillas.
¿Es posible derretirme más?
No, creo que no.
Definitivamente me estoy enamorando de Derek.
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aaawwwww
son unas ternuritaas, estoy escribiendo y muriendo de ternura al mismo tiempo.
que os a parecido? Estoy con ganas de escribir así que aprovecho.
Pues nada más que decir.
Nos leemos pronto.
Anónima.