No hay luz.

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Un cuarto vació, una cama, y un ropero medio lleno. Hilo y aguja...un manto oscuro se asoma por la ventana y la luz no llega. La luna mística y silenciosa ilumina la pintura de un lienzo áspero y rugoso, plata, oro, rubí, zafiro, amatista y esmeralda se lucen resplandecientes colgando entre las paredes.

La cama es banda y a la almohada le faltan plumas, un peluche viejo de ojos en forma de lágrima espera su regreso. No hay luz en la habitación. La ventana está abierta y las persianas altas, felinos callejeros se reúnen para embriagarse de leche pero una vez saciados cada uno sigue su rumbo.


Dos pinzas largas y delgadas se estiran mirando al cielo bajo las estrellas deslumbrantes para intentar atrapar los diamantes que se deslizaban con gracia por la delicada seda que se india en el vació de la noche. No se veía nada a excepción de la luna que reposaba en la ventana atestiguando junto con el frío cruel, pero ese mismo frío detuvo el lamento abrazando suavemente la seda fina para que no duela. Un estornudo, un escalofrió y alguien ocupando mi cama.

Hay alguien en ella pero no duerme, está sentada... está marcada. El carmesí brota de sus heridas pero ella no las nota, esta acurrucada en una punta con sus brazos entrelazados por delante de sus piernas y su abdomen tocando sus muslos... agoniza.

Llora en silencio.

La culpa la consume y la tristeza la penetra. Voces en su mente la enloquecen.


<< ¿No huyes? >> <<No soy cobarde. >>

<< ¿Qué te ata? >> <<Respuestas lamentables>>

<< ¿Y las heridas?>> <<Yo las hice>>


No la entiendo y ella tampoco a mi pero si entiendo su dolor, sus manos y las mías se cruzaron. Suaves, son suaves ambas monos y compartimos la misma temperatura.

Sus risos descontrolados se enredaron en los míos, sus ojos como un par de espejos recién pulidos que reflejaban el brillo de la noche.

Ahora lo entiendo. Comprendo todo a la perfección. Ella y yo, yo y ella. Somos una misma. Ella es mi pasado. Yo soy su futuro.


Esta es la sombra de mi pasado, que aun sigue presente.

Corta Venas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora