Si tan solo...

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Me siento fatal. 

Tengo el deseo de ahogarme en mi propio llanto. ¿Por qué no hice algo para ayudarte? ¿Acaso yo no era su amiga? Soy despreciable, no debería estar aquí. Yo debería ser la que esté en su lugar, ella no merecía nada de lo que le hicieron... solo quiero arrancarme la carne con las uñas de mis manos, llorar y morir lentamente de inanición. Pero soy demasiado cobarde para torturarme de esa manera, lo sé, me conozco, en vez de eso voy a llorar hasta dormirme y a levantarme al día siguiente sintiéndome asqueada de todo, eh iré a la escuela con cara de trasnochada para luego mirarla a ella, la vil serpiente que me engaño.

Gritaremos entre nosotras, sus amigas la apoyaran, algún adulto nos va a separar y a mí me mandaran a detención mientras ella se hace la pobre víctima. Seguramente después de eso viva el resto de mi vida culpándome de esto hasta que llegue el olvido o muera, lo que pase primero. Pero me siento mal por María, ella que era tan bonita, más bonita y amable que Pria.

Yo me aleje de ella solo porque esa víbora me dijo una mentira de ella, que me tira mierda a mis espaldas ¡María nunca! Ahora lo sé. Ella es mas santa que las santas, mi María soporto las maldades de Pria en silencio y nunca se lo dijo a nadie, ni a su novio. Yo seguía viéndola en su casa a pesar de que Pria me advertía que no lo hiciera y me mantenía a millas de ella en la escuela, soy un asco. Mi pobre y desdichada María, con tu hermanita enferma, tu favorita.

¿Ahora quien cuidara de ella por las noches? ¿Quién le dará un beso antes de dormir? ¿Quién la arropara y le contara esas fabulosas historias que solo a ti se te ocurren? Debí detener a Pria y sus amigas cuando las vi peleando a unas calles del colegio, debí ir a defenderte cuando las vi a las chicas dándote cascotes con piedras o al menos debí ayudarte cuando estabas tirada en el suelo sangrando.

Lo siento...

Lo siento mucho... yo... debí hacer algo, pero... pero tenía miedo. Mucho miedo. Esos miedos que te paralizan y te congelan la sangre del cuerpo, esos miedos que hacen que sientas todo irreal como si estuvieras adormilada. No soy tan fuerte como tú, tu enfrentas los problemas con la cara en alto, tú me apoyaste en todo y fuiste mis muletillas cuando más te necesite... sin embargo yo... mírame, quisiera saltar del Golden Gate. Soy una pésima amiga, no tengo ni el derecho de llamarte por tu nombre, mucho menos decirte mi amiga. ¡Por favor perdóname! ¡Perdóname por ser una cobarde! Te vi sufrir y nunca dije nada, sabía que Pria te hacía daño pero nunca la detuve.

Debí defenderte, debí ayudarte, debí estar a tu lado pero no lo hice. No soy más que una mierda. 

Siempre te admire por no dejarte intimidar ante ella, yo preferí bajar la cabeza hacerle caso a lo que me decía. Me odio a mi misma, odio mi cobardía.

Perdóname María por ser así, no me di cuenta que también eras frágil. Siempre llevabas una sonrisa en tu rostro pesar de todo lo que hiciera esa bruja. No me di cuenta de que sucumbías, no me di cuenta de que te ennegrecías, no me di cuenta...

Solo espero me perdones por ser yo quien no te haya ayudado. Por no ser yo quien te protejiera, por dejaarte sola... si tan solo no fuera una cobarde o si solo hubiera dicho algo... si tan solo te hubiera acompañado a casa ese dia en vez de haber ido al cine con Pria y sus amigas, si se lo hubiera dicho a tu madre o a un profesor.... 

si tan solo yo....

     Si tan solo.... hubiera estado a tu lado, estoy segura de que nunca te hubieras suicidado.  

Corta Venas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora