Mientras me enamoras.\ el amor de una dama.

CAPITULO 3

                                                                           1.la humillación.

Desde muy niña me enseñaron a tocar el piano, todos los días tenia que levantarme a la misma hora para aprender a tocar, detestaba el tener que levantarme temprano pero era una obligación ya que las monjas irían con el chisme a mi padre, quien siempre fue muy autoritario por tal razón no podía dejar de asistir a clacs de piano. no todo el que toca piano sabe llegar a tu corazón de una manera especial al hacerlo, en el colegio de monjas era la mejor ninguna niña solía hacerlo tan bien como yo pero al escuchar como este joven toca de manera maravillosa transmitía sus sentimientos a la otra persona con el piano me quede sorprendida. -- Asintió caricia.

Todo el mundo estaba maravillado aquella noche, pudo ver como un joven besaba apasionadamente a su amada, desde lejos se veían las personas alegres el piano se escuchaba de manera increíble de repente empezó a llover era hermoso como se escuchaba la fuerte lluvia junto al piano aquel joven estaba tocando elisa  su música clásica favorita la cual hacia que  recordara lo triste y amarga que fue su vida dentro de esas cuatro paredes, caricia quería que pronto terminara el clásico para poder acercarse al joven y decirle lo bien que tocaba, pero continuo hasta que llego la hora de  despedirse aquel joven levanto su mano y grito con voz fuerte joven. 

--- Un momento señorita sucede algo 

-- Ya puedes irte a casa regresa mañana a las 6:20 se puntual.

-- Muchas gracias joven regresare a esa hora, pero aquella señorita acaba de hacer un pedido.

-- No te preocupes yo la atenderé vives muy lejos.

-- Aun no se a donde quedarme buscare una pensión.

-- A esta hora es imposible que encuentres una-- dijo el joven chocando los dedos una y otra ves hacia la pared de forma insegura. 

-- No se preocupe aunque no conozco la calle eh leído mucho y ya que tipo de lugares están abiertos a esta hora si no le dije donde iba a ir  a parar es por pura discreción .

-- Aun menos ahora podría dejarla ir a si, voy a rentarle un pequeño cuarto que esta detrás del restaurante acompáñeme.

Esta se mostraba un poco asustada y preocupada de que algo pudiera pasar estando sola en aquel lugar pero estaba segura de que aquel joven era buena persona y que no la llevaría aun mal lugar ni intentaría aprovecharse de su inocencia.

--- Puedes sostener esto necesito abrir la puerta.

-- Claro.

-- No es un lugar muy cómodo pero creo que se ajustaría con su paga y seria mucho mas seguro para una dama tan joven y bonita como usted. -- dijo el joven de manera respetuosa pero podía notarse como le llamaba la atención caricia, a quien no si era una joven elegante con clase y bella.

-- Muchas gracias es usted muy caballeroso voy a estar bien a qui aunque no estoy acostumbrada a este tipo de lugares es necesario que intente acostumbrarme ya que las cosas de ahora en adelante cambiaran para mi-- Asintió caricia notándose en ella su miedo e inseguridad. 

-- Buenas noches espero que descanse recuerde levantarse temprano mañana la puntualidad es algo importante para este restaurante.

--- A si sera - el joven se marcho caricia noto ver un cuarto pequeño al lado del de ella--- joven espere un segundo por favor.

-- Si dama dígame.

-- Me puede llamar caricia ese es mi nombre.

-- El joven alzo su mano asía caricia-- hermoso nombre el mio es alud-- caricia noto aquellas manos maltratadas y arrugadas , lo primero que paso por su cabeza fue que el tanto trabajar había puesto sus manos en esa condición no dejo de pensar si las suyas se pondrían a si.