Capitulo VIII "Me perteneces"

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"Aviso Importante: Este capitulo tiene contenido sexual, violencia y lenguaje explicito no apto para personas sensibles, sin mencionar fetiches sádicos, y queda bajo su criterio el leerlo o no."


Dolor e incomodidad fueron las primeras sensaciones que noto el pequeño castaño recorrer su cuerpo, algunas partes del cuerpo ni siquiera era capaz de sentirlas ya, el hormigueo en sus brazos e ingle le indicaban que efectivamente estaban en una situación que no le permitía moverse.

No pudo evitar sentir terror por aquellas sensaciones completamente desconocidas sin mencionar que no podía ver nada, algo le estaba bloqueando la visión y esto solo ocasiono que el nerviosismo y el terror se apoderaran pronto de él.

¿Qué había pasado? ¿Cómo había llegado a aquella aterradora situación?

Conforme pasaba el tiempo comenzó a notar que estaba colgado, tenía algo amarrado por todo el cuerpo de manera que este estaba suspendido sobre el suelo, probablemente se tratara de cuerdas o algo por el estilo. Su trasero estaba más arriba que su cabeza, y sus tobillos estaban amarrados de tal manera que estos quedaran en dirección al suelo y que sus piernas estuvieran bien estiradas. Una posición que solo le incomodaba y causaba vergüenza al pobre chico, sus manos estaban bien atadas a su espalda así que sus intentos por tratar de escapar eran totalmente nulas.

"Bill", era obvio que aquel demonio fuera el autor de que aquel chico ahora estuviese suspendido en el aire en una posición muy comprometedora.

El castaño, temeroso intento pedir ayuda, pero la primera palabra se ahogo en su garganta, estaba demasiado seca sin mencionar que no tenía sentido pedir ayuda.

¿Quien le podría socorrer en una situación como aquella?

El crujido de una silla arrastrándose le hizo ponerse alerta, abrió ligeramente los labios dejando escapar un pequeño quejido, mientras su cuerpo comenzaba a temblar ligeramente por la falta de circulación.

-El calor de una chimenea es lo más placentero que puede haber cuando hace frio en una casa... ¿No es así, Pino?-Pregunto Bill desde el otro extremo de la habitación mientras observaba las llamas del fuego de múltiples tonalidades rojas en la chimenea de la habitación.

Parecía estar perdido en su retorcida mente, con ambas manos entrelazadas, cubriendo sus labios con estas, inclinando sobre la silla como queriendo observar de mejor manera que sucedía con aquellas llamas danzantes.

-B-Bill, ¿Que me hiciste?- Pregunto el castaño con voz temblorosa, pero con enojo evidente en la voz. –s-suéltame- dijo tartamudeando y se maldijo mentalmente así mismo por ello, quería sonar enojado, pero evidentemente el miedo le estaba ganando.

-Bueno Pino, no estás en la mejor de las situaciones para decir eso- contesto el demonio con una ligera sonrisa, observando aun las llamas del fuego, era evidente que se estaba debatiendo internamente sobre algo, pero claro, el castaño no lo podía notar.

-Me has desobedecido- comenzó a decir en un tono distante. –te has burlado de mi...pero no es tu culpa claro, fue descuido mío por haberte permitido aquello y que hubieses llegado tan lejos, pero claro, tendré que darte una lección para que olvides de una vez por todas esas estúpidas ideas que solo nos causan problemas. ¿Cierto?-

Dipper comenzó a temblar mas, tratando de ser fuerte solo estaba logrando ponerse más tenso que antes, no sabía si debería preocuparse de que Bill hablara tan calmado, incluso podía sentir su típica sonrisa desde aquella distancia. Sus extremidades le dolían más y estaba seguro que estas ya se encontraban moradas por la falta de circulación.

No hay vuelta atrás (Billdip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora