CAPITULO 13

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Mi cara apoyada en su hombro, mis labios entreabiertos dejaron escapar más de un gemido que fue absorbido por la música del lugar, Juan Cruz no dejaba de comerme el cuello a medida que seguía jugando con mi pecho. Realmente estaba disfrutándolo y poco a poco comenzaba a humedecerme, necesitaba que escapáramos de allí pronto, estaba comenzando a excitarme y todo se volvería más provocador si antes no éramos echados de aquel lugar. Para todo esto nos estábamos zarpando más de la cuenta, pero pronto vi que las cosas podían empeorar: mientras seguía con su mano aferrada a mi pecho, pasó la otra sobre mi abdomen acariciándolo y buscando un hueco en mi jean que lo dejase meter la mano para masturbarme, lo consiguió rápidamente aunque el espacio no era suficiente y terminó jugando con mis vellos, sin llegar a tocarme el sexo que para estas alturas estaba bastante húmedo. Con mi mano derecha paseándose por su pierna seguía intentando aguantar mis deseos de sobar su miembro por encima del pantalón y poder sentir aquella dureza ,disimulaba mis intenciones pero mis movimientos parecían haberme delatado, pues él sin decirme nada tomó mi mano y la apoyó contra su pene. Inmediatamente quedé sorprendida por su tamaño, pues era mucho mas grande del que estaba acostumbrada y no es que mi novio tenga pene pequeño, simplemente aquello era evidentemente mucho más voluminoso. Sin dudas lo disfrutaría, pero para eso necesitaba que nos vayamos de aquél lugar, estaba demasiado excitada como para poder quedarme un rato más en aquel sitio.
"le supliqué"
Y acomodándonos un poco las ropas salimos en dirección a la puerta. En el camino, Juan Cruz trataba de ocultar su erección con su suéter azul, y mi teta izquierda se bamboleaba libre bajo mi camiseta que tenía evidentes botones sin prender, pero no los suficientes para llegar a mostrar algo. Pude notar la seriedad con la que nos miraba el dueño mientras no retirábamos del lugar, imagino que habrá visto nuestro espectáculo más que el que ofrecía aquel cantante solista sobre el escenario tratando de imitar sin éxito a dicho artista. Al salir del local, caminamos hasta el auto que había quedado a unos cuantos metros y nos subimos sin dejar de mirarnos todo el camino. Una vez arriba, volvimos a atacarnos a los besos como dos adolescentes en celo, esta vez más libres, y Nuestras manos encontraron rápidamente las partes que antes habían abandonado y siguieron con ansias un manoseo indecente. Después de unos cuantos minutos de calientes caricias y besos, Juan Cruz interrumpió el manoseo con evidentes ganas de terminar los trámites en un sitio donde podamos estar más cómodos.

--Bueno, bueno. Vámonos de acá, no doy más -dijo, mientras recuperaba un poco la compostura y encendía el auto.
Se concentró en conducir rápidamente hasta un lugar para estar sólos él dejó de mirar mis pechos a pesar de que yo seguía aferrada a su miembro. Trataba de masturbarlo por encima del pantalón y lo miraba maliciosamente.

--Haber que bien manejas ahora le dije, mientras trataba de distraerlo del manejo con mis manos sobre su pene.
Él sonrió y siguió conduciendo, sin titubear.
Por un momento tuve ganas de bajar el cierre de su pantalón, meter la mano en los calzoncillos y sacar ese miembro para chupárselo.
Después de pasar por el centro de la ciudad y una zona residencial, enfiló el auto en el garage de una pequeña pero elegante vivienda.

--Ya llegamos -me indicó-.

Después de cruzar el porche, nos aplastamos contra la puerta entre besos y caricias, nuestras manos siguieron descubriendo nuestros cuerpos aún fuera de la casa. Mientras nos besábamos, Juan Cruz abrió la puerta y entramos como empujados por una fuerza mayor, poderosa. De un manotazo la cerró, y comenzamos a desnudarnos en la sala, junto a la puerta y un juego de sillones de cuero negro evidentemente de categoría. Desprendió mi blusa Se abalanzó sobre mis cenos y comenzó a besarlos, a apretujarlos con ambas manos mientras su boca saltaba de un pezón a otro para chuparlo y succionarlo con fuerza.

Continúa.....

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