Pequeñas Relaciones

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Tu nombre es John y viste pasar a tu mejor amigo a tu lado con la apariencia de un muerto. Intentaste llamar su atención, aunque sólo chocó puños contigo y siguió hasta su habitación.

Suspiraste aliviado sabiendo que el estaba bien y fuiste a la puerta en donde Rose, Jade y Roxy caminaban hacia adentro con un niño en manos de la mayor de las tres.

"¿Estas bien?" Le sonreiste a Roxy mientras se acercaba a ti.

"Si, estoy bien. Voy a ir a dejarlo en mi habitación mientras tanto." Te besó por unos instantes para seguir su camino.

Si. Roxy era tu pareja. Lo fue hace dos años tiempo después de que cumplieras los catorce y ella los dieciséis. A todos les pareció bien, incluso Rose quién solía no aprobar el hecho de que ocurriera.

Viste a las otras dos chicas, tus mejores amigas, ambas hablaban del menor como la mejor cosa que les haya pasado, pensando en como conseguirle nueva ropa y ayudarlo a usar su arma.

"Hey, que no es un juguete." Les dijiste recargado en el marco de la puerta con una sonrisa.

"Lo sabemos John. No te metas en conversaciones de chicas." Te tocó el pecho Jade haciendo que te movieras. Y si, mientras pasaba, viste como unas serpientes de hule saltaron alrededor de ella haciendo que de un pequeño gritito y se diera la vuelta para perseguirte por tu broma.

"No cambian nada." Rió Rose detrás de ambos.
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Tu nombre, por primera vez, es Equius, y terminaste otro plano de estructura equina robótica. Tu trabajo era excepcional junto al de Dirk quien se empeñaba a construir a base de sugerencias y bocetos hechos por sus amigos. Por lo visto ahora seguía reparando el último que fue destruido, el cual era un él robótico, ya que la Jade-bot y el pequeño conejo ya estaban hechos y derechos.

Dejaste la estructura hecha del papel y comenzaste con el primero que tuviste en mente. Aradia era la más indicada en tu opinión para ser construida. Su látigo podía llegar a largos metros de distancia, su mirada daba terror con sólo cruzarte con ella fijamente y su cuerpo era perfecto para realizar un combate con agilidad. Nepeta le había dado unos toques a tu plano dibujandole cuernos, haciéndolo más sobre su especie que humana, lo cual no tenía nada de malo.

Te levantaste dejando tus cosas sobre el escritorio, era hora de levantar a Nepeta.

Ambos tenían una relación muy fuerte, ella te había salvado y tu a ella. Para ti era como una familiar más, humana claro, no querías ser el lusus de nadie. Pudiste haberla subestimado los primeros treinta segundos que se paró frente a ti la vez que se conocieron para defenderte, pero después de descuartizar a dos Trickster en uno te dejó sin palabras.

Primero tocaste la puerta, al tercer toque escuchaste un bostezo del otro lado, y a continuación la pequeña troll de sangre oliva salió de la habitación con todo el cabello despeinado.

"Termina de despertarte para desayunar." La viste cuando su rostro se acomodó en tu pecho medio dormida.

"Buenos días." Bostezo.

"¿Sólo leche?"

"Sólo leche caliente, gracias Equius." Volvió adentro a cambiarse.

Al darte la vuelta te topaste con Aradia, te miró unos segundos pero se dio la vuelta para irse a la cocina en donde la seguiste un poco embobado.

"Buenos días." Comenzó la conversación una vez en la cocina. Se había estirado para agarrar café y se puso a calentar agua.

"Buenos días." Respondiste del mismo modo. "¿Dormiste bien?"

"Si. Las camas de aquí son realmente cómodas." Se estiró. Te miró un momento y fruncio el ceño.

"¿Sucede algo?" Preguntaste confundido.

Apocalipsis TricksterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora