Campamentos

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Bueno, ha pasado tiempo desde la última actualización pero al fin pude completar el capítulo. No podré prometer mucho pero continuaré de  apoco con los bocetos. Este será el inicio de lo que vendrá de picante, les daré una idea para que se preparen. Toda notita en negro será borrada para cuando termine la historia en completo.

Disfruten mientras puedas.

Te gustaba jugar con los niños del campamento rojo, cuidarlos te ayudaba a despejar tu mente y te alegraba el alma. Te reíste, pensaste por un instante que Dirk podría celarse de un puñado de niñas que les gustaba verte trabajar y ayudarlas con tareas del campamento. Te daba esperanza verlos a todos los menores a ti, ver una nueva generación y pensar que pueden ayudar a los mayores en un futuro, ser los descubridores de la cura.

Te ayudaron a dejar las provisiones de los bolsos de Bec en la tienda principal y te llevaron a una de las tiendas menores. Eran cuatro en total, tres niñas y un niño. El único varón era el mayor, con catorce años. Con pensamientos simples da una mano en la distribución y creación de comida. Las menores daban la mejor de las ayudas en el lugar, la psicológica. Se encargaban de alegrar al campamento y distraerlos del presente, jugaban a la psicología junto a Porrim dejando que crearan un ambiente mas alegre y se fueran cuando las cosas iban más serio. Ninguno era hermano del otro pero se mantenían muy unidos.

Un par de ecos a la distancia de disparos llamaron la atención de los niños junto a tus ojos. Un parvada  de pájaros salieron volando hacia el cielo en direcciones distintas, aunque uno de ellos cayó al piso muerto cuando una jabalina improvisada de madera atravesó su cuerpo. Eran los grupos de caza. El suspiro de la segunda mayor entre los niños llamó tu atención, se veía triste y desanimada por lo sucedido pero eso ya lo sabías. La menor de vestido azul prefería plantar calabazas a matar ciervos. 

Unos minutos bastaron para la llegada del grupo cazador liderado, generalmente, por Rufioh. Traía consigo dos pájaros de gran tamaño, uno normal y otro color blanco. Un lusus. La sangre caía de los brazos del chico que caminaba seguro liderando al resto del grupo. 

Hace rato habías estado ayudando a estos a mover troncos de madera para la leña, pero dejaste el último para ir a saludar al recién llegado. El adolescente mayor con varias lanzas envainadas en la espalda te reconoció al instante y no tardó en forma una de esas sonrisas traviesas de cuando te alegras de ver un viejo amigo. Estrechaste una de sus manos un poco ensangrentadas y lo saludaste.

"Pasó tiempo, hermano." se separó con un suspiro, se veía sudoroso y cansado.

"¿Tu crees? No fueron más que cinco meses."

"¿Estás solo o trajiste a una de las muñecas?" levanto las cejas con intenciones.

"Traje a una belleza andante." afirmaste.

"¿Roxy?" le brillaron los ojos "Hace mucho más que no la veo por aquí."

"Mejor, amarás su ironía." negaste en una risa. Su sonrisa esperanzada cayó y recibiste un golpe en el brazo no tan fuerte.

"¡Sabes que no estoy con eso de los tíos!" se mostró enojado. Mientras te reías suspiró con jubilo y tristeza.

"Roxy ya tiene ocupado su espacio matrimonial, está totalmente ocupada." 

"¿Con el nerd?" se sorprendió irguiéndose de golpe "No puedo creer que haya caído tan bajo"

"¿Tu o ella?" levantaste una ceja. Palmaste su espalda antes de llevártelo y seguir el camino con la nueva comida y seguramente cena. "Ya, siempre hay alguna chica del campamento azul dispuesta a tus necesidades."

"Nunca vas a encontrar dos hojas iguales como Roxy o Porrim, Jake, son la revolución de la forma." dijo risueño.

"Tienes razón, nunca las encontraré." asentiste rodando los ojos.

Apocalipsis TricksterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora