Otra vez en un garito de mala muerte, atorado de gente punk, gótica o una de esas modas tan raras y estúpidas a partes iguales, que se llevan ahora. Llevo, como todas y cada una de las noches, media hora en la barra. Hoy iba a ser especial, iba a ser genial. La noche de Halloween. Pues menuda mierda de noche.
Otra vez, como todas las noches me tocará emborracharme hasta la media noche, y volver solo a casa dando tumbos por las oscuras calles de esta cochombrosa ciudad.
"¡Feliz Halloween!" una y otra vez. Decenas de universitarios borrachos, enrrollándose unos con otros, como si compartiesen un caramelo. Es realmente asqueroso.
De repente, como si acabase de darme cuenta de que estaba ahí, una mujer al otro lado de la barra me sonríe de forma sutil. Me acerco pensando: "Total, al igual echo un polvo y todo. ¿Qué podría salir mal?". Que inocente fui...
Han pasado ya cuarenta minutos de copas y conversaciones que no llevan a ningún lado. Y por fin, la mujer decide que es hora de seguir con la fiesta en otro lado. Salimos de aquel tugurio y nos dirigimos al callejón. Y allí entre manoseos y juegos con la lengua, "la cosa" empieza a ponerse dura. Antes de darme cuenta, la tengo comiéndome el cuello, de la forma más salvaje que jamás había sentido. Y tan salvaje...
En cuestión de segundos, entre un extraño placer mezclado con unos pinchazos horribles, caigo en la cuenta de que estoy sangrando. Me desangro...
Aquella mujer bebía de mi cuello como si fuese néctar. Y en menos de un minuto, pierdo el conocimiento. Cazado por una criatura de la noche, que forma parte de lo que hasta ahora creía que eran solo leyendas. Cazador y presa. Cumpliendo cada uno su papel a la perfección.
...
Otra vez en un garito de mala muerte, atorado de gente punk, gótica o una de esas modas tan raras y estúpidas a partes iguales, que se siguen llevando. Llevo media hora en la barra. Hoy va a ser especial, va a ser genial. La noche de Halloween. Menuda pasada de noche.
Como todas las noches esperaré hasta la media noche, para encontrar alguna jovencita descuidada que vuelva sola a casa dando tumbos por las oscuras calles de esta cochombrosa ciudad.
"¡Feliz Halloween!" una y otra vez. Decenas de universitarios borrachos, enrrollándose unos con otros, como si compartiesen un caramelo. Es realmente delicioso.
Hace muchos años de la última noche de Halloween que pasé solo. Y esta noche, cuando den las campanadas. El cazador y la presa cumplirán de nuevo su papel a la perfección, salvo por el detalle de que esta vez...
El cazador soy yo.
ESTÁS LEYENDO
Guía Para Suicidas
De TodoUn rincón donde compartimos literatura personal. - Perdimos el botón que paraba el tiempo -