5 de Febrero
Para ti:
Me acuerdo cuando te conocí: fue en una fiesta de un amigo en común que teníamos. Había ido con mi mejor amiga a ese lugar ya que ella no quería sentirse sola, un favor que me costó bien caro.
Te vi a distancia, meneando tus mechones largos al compás de la música. Estabas con unos amigos tuyos conversando, pero no te vi muy interesado en lo que ellos decían, sino más bien en lo que había a tu alrededor.
Lo que sonaba en esa fiesta no era el tipo de música que a mí me gustaba escuchar, mucho menos bailar. Nunca fui buena para bailar reggaeton (que era lo que sonaba) ni tampoco cualquier otro tipo de música, de modo que cuando llegué no hacía más que quedarme parada tomando un refresco; pero cuando te vi disfrutando de lo que sonaba por los parlantes con tanto entusiasmo, tu energía me traspasaste.
Tampoco era muy adicta a las fiestas. No les encontraba el propósito final, así que nunca sabía qué hacer. Lo que sí tenía claro es que el lenguaje de las miradas es primordial al momento de socializar con los demás (pero eso no significaba que manejase a la perfección aquel lenguaje).
Percibiste mi mirada a distancia, y lo tomaste como una invitación a acercarte; esa sí que no era mi intención."¡Actúa normal!" Me dije a mí misma, y no hice mejor cosa que hundirme el vaso de refresco en la cara.
Empecé a fabricar hipótesis en mi cabeza de lo que podría ocurrir: cabía la posibilidad que me había imaginado tu mirada chocar con la mía. También era posible que no te estuvieras acercando a mí, sino que venías a tomar un refresco. También estaba la pequeña posibilidad que te estabas acercando a donde estaba yo, pero por mi amiga y no por mí.
Aunque todas mis hipótesis se fueron a la basura cuando llegaste a mi lado, me saludaste (saludaste a mi amiga también), y me invitaste a bailar.
«No sé bailar» te dije, y era la verdad.
«Qué importa» me ignoraste. «Lo importante es sentirte a gusto contigo misma».
No me sentiría a gusto conmigo misma nunca, menos en una pista de baile. Frente a todas las demás chicas iba a parecer una tabla de madera que se estaba tambaleando, y eso no lo podía arreglar.
«De verdad, lo siento. No quiero bailar» insistí. Para mi sorpresa, asentiste y respetaste mi opinión, pero no te fuiste de mi lado. La que sí se fue de mi lado fue mi amiga, con la excusa que quería ir al baño. Pequeña mentirosa.
No recuerdo de qué hablamos, lamentablemente. Pero sí recuerdo que me sentí muy a gusto contigo mientras conversábamos. Te conté muchas cosas y tú también, intercambiamos celulares y tomamos muchos refrescos.
Resulta que sí te conocía desde antes, al rato me di cuenta que eras el mismo chico que una vez chocó su guitarra contra mi hombro en los pasillos de la universidad. Nunca había hablado contigo, así que imagínate la sorpresa que me llevé al conocerte y ver que fueras tan amigable.
Como mi amiga no volvía a la zona de refrescos la tuve que ir a buscar, y por consecuencia, me tuve que despedir de ti.
Debo admitir que te seguí mirando a distancia, estabas guapo. Tú me sonreíste a distancia también y eso fue suficiente para aumentar mi nerviosismo.Me hubiera gustado seguir con ese juego de miradas esa noche, pero no pude porque me encontré con mi amiga en no muy buenas condiciones. Después de eso me fui de aquella fiesta en el auto de ella y llegué a su casa, dejando atrás la animada conversación que mantuvimos. Me quedé a dormir allí, ya que no podía volver a mi casa y llevarme el auto de mi amiga. Y cuando estuve a punto de quedarme dormida en su casa, revisé mi celular y había un mensaje tuyo:
"Hey! ¿Hablo con la chica de la linda sonrisa? Espero no haberme equivocado de número...😳" Unas mariposas revolotearon en mi estómago al leer la pantalla. Te respondí de inmediato con un "Para nada, caballero" y mi sonrisa aumentó.
Así es, chico, me causaste mariposas desde el primer momento que te conocí. Oh, vaya... Más ilusa no pude ser. Si hubiera sabido lo que ocurriría después, te habría clavado el visto con gusto. De los errores se aprende, siempre me dicen, pero chico, ¿por qué me hiciste aprender de una manera tan dolorosa?
Lo siento, me debo despedir porque sino me voy a enojar y la nostalgia me va a atacar. No pienso derramar ni una lágrima más por ti, cariño.
De mí.

ESTÁS LEYENDO
Aquí está lo que te prometí (Concurso: UCAM)
Любовные романыUn día me preguntaste qué era lo que sentía por ti, pero no te contesté. Querías saberlo con ansias, me acuerdo, hasta que me hiciste prometerte contarte algún día qué era lo que sentía, cuando me sintiera lista para decirlo. Pero luego ocurrió todo...