Diez

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14 de Febrero

Primero que nada: sí sé que te dije en mi carta anterior que iba a ser aquella mi última carta. Realmente no pensaba dedicarte un solo momento de este día, de mi catorce de febrero, pero tú sí que no pensabas igual.

Viniste a mi departamento. ¡Joder! ¡Viniste a mi departamento por San Valentín! No hace más de unos minutos que te has largado y un millón de pensamientos ya han cruzado por mi cabeza. Perdón por mi letra, estoy algo nerviosa por lo que ha ocurrido y por eso está tan temblorosa.

Oh, pero chico, si crees que ahora estoy fundiendo mi cabeza de puro nervio, te explico cómo ha sido todo:

Hoy no quería nada, ya te lo he dicho, no quería celebrar una fecha que me recuerda a ti y a nuestro pasado desastroso. Y si no tenía planes, ¿por qué había alguien tocando mi timbre?

Cuando abrí la puerta y te vi mi mente empezó a procesar dos cosas a la vez.

Parado en la entrada de mi casa.

Parado frente a otra chica.

Sonriéndome arrepentido.

Diciéndole que no éramos nada.

Olías a un perfume nuevo.

Olías al perfume de otra mujer.

Con una caja de mis bombones favoritos para regalar.

Con tu corazón en mano para regalárselo a otra persona.

"Feliz día de San Valentín." dijiste.

Olvidando mi cumpleaños por pensar en otra mujer.

"Perdón por todo." agregaste.

"Adiós para siempre." me gritaste.

No iba a soportar esto otra vez, no iba a dejarte hacerlo.

Te quería fuera de mi vida, ¿¡qué tan complicado es de entender!? ¿Por qué eres tan injusto conmigo? Yo nunca fui así contigo.

Pero aún así volviste, dentro de tu inmadurez e incapacidad para cumplir con tus palabras.

Te negué con mi cabeza, me acuerdo, porque el arrepentimiento nunca formó parte de tu mirada. No eres más que un niño caprichoso, y yo formaba parte de esas peticiones idiotas, pero no volvería a ser tuya otra vez, no para que me rompieras el corazón como se te de la gana.

"Valeria, por favor, escúchame." Me imploraste.

"Joaquín, no volveré a caer en tu sucio juego nunca más." te contesté con la seguridad que nunca tuve y te cerré la puerta en tu ya-no-perfecta nariz.

Cerrar ciclos, cerrar ciclos. Resonó en mi mente.

Ya sé cómo, te entregaré mañana por la mañana mis cartas. Las dejaré en el marco de tu apartamento y así podré olvidarte por fin.

Lo curioso es que partí haciendo esto para liberarme de una promesa, sin darme cuenta terminé liberando el problema más grande que he tenido en mi vida por medio de mis escritos.

Espero que esta vez sí sea un adiós de verdad.

Aquí está lo que te prometí (Concurso: UCAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora