10 de Febrero
No me he despedido de ti ni saludado en las últimas dos cartas, y créeme que se ha sentido bien. Me estoy dando cuenta que tengo muchos sentimientos encontrados, no en el lado positivo, y me alivia no tener que llevar la carga de dirigirme hacia ti como si nada hubiera ocurrido.
Respondiendo la pregunta de mi carta anterior, pues lo que planeabas era pasar el rato, nada más. No éramos nada, no éramos pareja, menos novios, solo dos personas buscando la felicidad.
Sí, eso fue lo que dijiste de ambos. No logro entenderte, ¿tu manera de buscar tu felicidad acaso es engañar y herir a las personas que realmente te querían? Porque eso hiciste conmigo.
Después de darme cuenta de la realidad que tú y yo estábamos viviendo, los detalles me iban matando cada vez más. ¿Cómo podía apreciar el ramo de flores que me regalabas cuando yo sabía que le habías coqueteado a la cajera de la florería de pechos exuberantes? ¿Por qué tenía que reírme con los chistes que me contabas cuando ya se los habías repetido a un montón de chicas para alegrarles el momento? ¿Acaso pretendías que me siguiera derritiendo con tus sonrisas de lado que las tenías ensayadas más de mil veces frente al espejo?
Simplemente no podía aceptarlo, parecías tan sincero en un principio que me costaba asimilar cómo una persona puede cambiar rápidamente de parecer. Necesitaba conversar contigo y ponerle punto final a aquel problema que me acomplejaba, pero se me hizo imposible, porque tú te tomabas todo de una manera demasiado a la ligera. ¿Cómo podías ser tan liberal? Yo nunca dejaría que un hombre se me acercara mientras estoy saliendo con otro, ¡es cosa de principios! Pero tú no pensabas igual, y "aprovechabas los placeres de la vida", como me dijiste después que le tocaste el culo a una mujer en la calle cuando estaba a tu lado.
Los días en nuestra complicada relación iban pasando, y lo único que yo deseaba era que cuando te viera ya no sintiera esas emociones que sentí cuando te conocí en esa fiesta de mi amigo; pero no podía, porque ya me tenías encadenada a los encantos que alguna vez utilizaste para cautivarme.
Como mis sentimientos eran una realidad que ya no podía cambiar, intenté decirte lo que sentía por ti para ver si tú podías cambiar tu realidad; fue aún más en vano hacer aquello. Me dijiste algo que colmó el vaso, y fue que si realmente sentía algo por ti que me motivara a mantenerte a mi lado te lo tendría que demostrar. Sabía perfectamente a lo que te referías, pero tienes que entender que yo no soy de ese tipo de mujer.
No podía quererte así, eras muy distinto a mí y cada vez que intentaba ignorar tus actitudes cambiantes, más se clavaba ese pensamiento en mi conciencia.
Me alejé de ti, y tú también de mí. Yo no valgo lo que vale una cualquiera, y tú no eras más que un picaflor que revoloteaba de chica en chica. Los mensajes entre nosotros se volvieron algo del pasado, las salidas juntos ya eran inexistentes. Las únicas instancias que conversaba contigo era cuando me topaba con tu hombro en los pasillos de la universidad, como antes, pero esas conversaciones eran extremadamente monótonas:
Tú: ¡Hola! ¿Cómo estás?
Yo: Bien, gracias, ¿Y tú?
Tú: Bien también...
Yo: Genial. Oye, tengo prueba.
Tú: Vale, suerte.
Yo: Adiós.
Tú: Adiós.
O tal vez peor.
Trasladándome al día de hoy, decidí hacer una limpieza en mi cuarto, y mira lo que encontré en mi cuaderno de notas:
"Ojalá pudiera mantenerte así todo el tiempo, te quiero." me escribiste en un dibujo que me hiciste. Ahora no me hace sentir nada ese escrito, pero antes me habría hecho recaer ante ti.
Si te digo algo, ahora estoy blindada contra estas cosas y no caeré tan fácil. Ya he sufrido tanto que mi resistencia es gigante ahora. Me heriste tan profundo tiempo atrás que no me dejaré caer nunca más, porque pensando de esa manera pude seguir adelante, chico. Así que intenta herirme nuevamente, como siempre lo hiciste, que ni un rasguño me dejarás.
Mañana sigo, adiós.
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Aquí está lo que te prometí (Concurso: UCAM)
RomanceUn día me preguntaste qué era lo que sentía por ti, pero no te contesté. Querías saberlo con ansias, me acuerdo, hasta que me hiciste prometerte contarte algún día qué era lo que sentía, cuando me sintiera lista para decirlo. Pero luego ocurrió todo...